Probablemente todos hemos experimentado la amabilidad de un extraño, pero ¿qué podemos aprender de la minoría de verdaderos héroes que ayudan a otros a un costo personal sustancial?
Los altruistas son personas que hacen el bien a los demás sin pensar en cómo les puede beneficiar. Simplemente se preocupan por el bienestar de los demás, sin ataduras. Abigail Marsh investigadora de neurociencias, nos dice:
“El mundo está repleto de personas que han cometido conmovedores actos de altruismo. Se ofrecen como voluntarios para ayudar a animales necesitados, niños o enfermos mentales. Donan dinero a extraños en ciudades o países lejanos. Abren sus venas para dar su sangre a los enfermos o heridos. Se quitan las prendas de sus propios cuerpos para vestir a las personas empobrecidas de sus comunidades, a veces en tiempo real”.
Marsh considera estos actos ordinarios. No es raro que los humanos seamos generosos unos con otros. Después de todo, hemos evolucionado para involucrarnos en el altruismo recíproco. Nuestros primeros antepasados que ayudaron a otros con la esperanza de que les devolvieran el favor tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. También hemos evolucionado para practicar el altruismo de parentesco, lo que hace que sea más probable que nuestra descendencia sobreviva y continúe con nuestra línea de sangre.
Pero, ¿cómo damos sentido a los actos heroicos hacia completos extraños? ¿Especialmente aquellos que no tienen forma de devolvernos el dinero? Marsh describe este tipo de altruismo como extraordinario.
Las señales de que podrías ser un altruista extraordinario incluyen las siguientes:
Has hecho algo excepcional por alguien que no conocías. Para cumplir con la definición de Marsh de un altruista extraordinario, tendrías que haber cometido un acto generoso para alguien en el que:
- El destinatario era alguien que no tenía relación contigo y que no conocías en el momento en que decidiste actuar.
- El comportamiento requirió un riesgo o costo personal para ti.
- El acto no era algo que se te exigiera o se esperara que hicieras.
Marsh decidió estudiar una pequeña fracción de la población estadounidense: personas que habían donado un riñón de forma anónima a un extraño. Este grupo único ciertamente califica por haber demostrado un altruismo extraordinario. Las siguientes son algunas características de los altruistas extraordinarios:
- No crees que los humanos puedan ser verdaderamente malvados. Es posible que haya asumido que los altruistas extraordinarios muestran niveles más altos de empatía o religiosidad en comparación con las poblaciones típicas, pero se ha encontrado poca evidencia que respalde estas diferencias. Curiosamente, Amormino y sus colaboradores (2022) encontraron que los altruistas puntuaron más bajo en la escala Creencia en el mal puro en comparación con los controles. Esto incluía elementos como, «Algunas personas son pura maldad» y «Las personas malvadas dañan a otros por el placer de hacerlo». Los investigadores encontraron que incluso después de «controlar la empatía y la religiosidad, por cada disminución de una unidad en la creencia en el mal puro, las probabilidades de clasificación como donante altruista aumentaron en un 31 %».
- Eres bueno detectando el miedo de los demás. Los investigadores han descubierto que los altruistas tienen amígdalas más grandes y activas en comparación con las muestras de control. La amígdala es una estructura en forma de almendra en el sistema límbico que ayuda en el procesamiento de las emociones, especialmente en la detección del miedo y la amenaza. Puede ser que cuanto mejor podamos reconocer el miedo en los demás, más equipados estemos para actuar y aliviar su angustia.
- No te ves a ti mismo como especial. Los altruistas no se ven a sí mismos como nada más que ordinarios. Si bien los altruistas obtienen una puntuación más baja en las creencias sobre el mal puro, no fueron diferentes a los controles para creer que los humanos pueden ser puramente buenos. Muchos de nosotros probablemente clasificaríamos a los donantes de riñón anónimos como los pocos elegidos que califican como buenos, pero los altruistas no ven ninguna distinción entre ellos y los demás.
Quizás sea esta última característica la que realmente los hace únicos. Los altruistas no ven el mundo en términos de “nosotros contra ellos”. No hay otredad, ni jerarquías. No hay líneas que separen los grupos por merecimiento. Lo que distingue a los altruistas extraordinarios es su capacidad para reconocer el valor inherente en todas las personas y actuar sobre ese reconocimiento, incluso a costa personal.
A medida que avanza el estudio de la naturaleza humana, es importante mantener la mente abierta. El altruismo se ha examinado en gran medida a través de conjuntos de datos limitados, como la población de donantes de riñón que eran pocos y no seleccionados al azar. Sin embargo, la historia de Marsh sirve como un poderoso recordatorio de que los actos de altruismo extraordinario pueden tener un impacto profundo en la vida de los demás. Si bien es posible que no tengamos la oportunidad o la capacidad de donar un riñón de forma anónima, todavía hay muchas maneras en que podemos priorizar el bienestar de los demás.
Fuente: Psychology Today