El Síndrome de Capgras o Ilusión de Sosias es un trastorno neuropsiquiátrico que afecta a la capacidad de identificación del paciente. Este cree que una persona, generalmente un familiar, es reemplazado por un impostor idéntico a esa persona.
En el Tratado de Psiquiatría de Hales-Talbott (Ancora, 1996) se define como: «el paciente cree que una persona estrechamente relacionada con él ha sido sustituida por un doble». Y en la Sinopsis de Psiquiatría de H. Kaplan (Panamericana, 1999) como: «la idea delirante de que otras personas, normalmente muy cercanas al paciente, han sido reemplazadas por dobles exactos, que son impostores».
Esta enfermedad está relacionada con la pérdida del reconocimiento emocional de los rostros familiares. Su causa podría ser una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva.
Es una de las falsas identificaciones que se han descrito en el 23-50% de los pacientes con demencia, así como el Síndrome de Frégoli, la confusión entre televisión y realidad o el Síndrome del huésped fantasma.
Fue nombrada en honor a Jean Marie Joseph Capgras, psiquiatra francés que reconoció la enfermedad bajo el nombre de l’illusion des sosies (ilusión de los dobles) en 1923. Capgras informó del caso de una mujer de 74 años que afirmaba que su esposo había sido remplazado por un extraño. La paciente reconocía con facilidad a los demás familiares, todos excepto a su esposo.
Algunos de los primeros indicios de las posibles causas del síndrome de Capgras fueron sugeridas por el estudio de pacientes con lesiones cerebrales que habían desarrollado la prosopagnosia. En esta condición, los pacientes son incapaces de reconocer las caras conscientemente, a pesar de ser capaces de reconocer otros tipos de objetos visuales. Sin embargo, un estudio realizado en 1984 por Bauer mostró que, aunque la consciencia del reconocimiento facial se vio afectada, los pacientes con la condición mostraron activación vegetativa (medida por una medida de respuesta galvánica de la piel) a caras conocidas, lo que sugiere que hay dos vías para afrontar el reconocimiento- una consciente y no consciente.
En un documento de 1990 publicado en el British Journal of Psychiatry, los psicólogos Haydn Ellis y Young Andy plantearon la hipótesis de que los pacientes con síndrome de Capgras pueden tener una imagen «espejo» de la prosopagnosia, en que su capacidad consciente para reconocer las caras estaba intacta, pero que podrían tener daños en el sistema que produce la activación emocional automática frente a caras conocidas. Esto podría llevar a la experiencia de no reconocimiento de una persona cercana.
En 1997, Haydn Ellis y sus colegas publicaron un estudio de cinco pacientes con delirio Capgras (todos con diagnóstico de esquizofrenia) y confirmó que a pesar de que podían reconocer las caras de forma consciente, no mostraron una respuesta automática normal de activación emocional.
En ese mismo año, William Hirstein y Vilayanur S. Ramachandran informaron sobre hallazgos similares en un artículo publicado en un solo caso de un paciente con delirio Capgras después de una lesión cerebral. Ramachandran también retrata este caso en su libro Fantasmas en el cerebro. Dado que el paciente era capaz de sentir emociones y reconocer rostros, pero no podía sentir las emociones al reconocer las caras familiares, Ramachandran lanzó la hipótesis de que el origen del síndrome de Capgras es una desconexión entre la corteza temporal, que es donde los rostros se reconocen generalmente, y el sistema límbico, implicado en las emociones. Debido a que el paciente no podría juntar recuerdos y sentimientos, que creía que los objetos de una fotografía eran nuevos cada vez, a pesar de que debería haber evocado sentimientos (por ejemplo, una persona cercana a él, un objeto familiar, o incluso él mismo). Ramachandran creía que existía una relación entre el síndrome de Capgras y una dificultad más general en la vinculación de los sucesivos recuerdos episódicos, ya que se cree que la emoción es fundamental para la creación de recuerdos.
Lo más probable es que se necesite una alteración de la respuesta automática de la activación emocional para dar lugar al delirio de Capgras, el mismo patrón ha sido encontrado en pacientes que no muestran signos de perturbaciones mentales . Ellis y sus colegas sugirieron que un segundo factor explica por qué esta singular experiencia se transforma en una idea delirante, este segundo factor se piensa que es un deterioro en el razonamiento, aunque ningún deterioro definitivo se ha encontrado para explicar todos los casos.
Fuente: Wikipedia