Es una experta reconocida internacionalmente en el ámbito de la depresión infantil, especialmente, por su aportación en el campo con la creación del mundialmente utilizado Inventario de Depresión Infantil (CDI-Children’s Depression Inventory). Su trabajo ha sentado las bases para gran parte del progreso posterior en los trastornos del estado de ánimo.
En la actualidad, Kovacs es miembro de numerosas organizaciones profesionales -incluyendo la Association for Psychological Science, la American Association for the Advancement of Science y la American Psychological Association-, y ha participado en los comités asesores de la tercera y cuarta edición del Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (DSM-III y DSM-IV), que proporciona los criterios estándar para la clasificación de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana.
Tal y como ha adelantado María Kovacs, su conferencia se centrará en un proceso evolutivo clave: la autorregulación de la tristeza y la disforia. Asimismo, durante el Congreso, desarrollará un taller, en el cual presentará las bases, antecedentes y principios básicos de la Terapia de Regulación Contextual de las Emociones (CERT), una nueva psicoterapia para la depresión infantil que se centra en la adquisición de habilidades, describiendo sus objetivos, técnicas y estrategias clave para el tratamiento.
Con motivo de su próxima visita a España para participar en este importante evento, le hemos realizado la siguiente entrevista, en la cual nos hablará en detalle sobre su interesante aportación:
ENTREVISTA
En primer lugar, querríamos agradecerle que nos haya concedido esta entrevista.
Como introducción, usted cuenta en su haber con una extensa trayectoria y sus contribuciones a la Psicología Infantil son numerosas. Específicamente, ha dedicado gran parte de su carrera a la investigación de la depresión infantil. ¿Podría explicar cómo surge el interés por este campo de estudio?
Poco después de terminar mi doctorado, comencé a trabajar con el Dr. Aaron T. Beck. Durante las entrevistas con adultos con depresión, me sorprendió escuchar que, en muchos casos, su depresión se había iniciado cuando eran niños, niñas o adolescentes. Dado el cuadro clínico de un síndrome depresivo, estaba algo incrédula. Después hablé con colegas psiquiatras infantiles, quienes me dijeron que existían dudas en este campo en torno a si la depresión podía originarse ya en la infancia, y, en este caso, de qué modo evolucionaría. ¡Así que decidí investigar esta área problemática!
Probablemente una de sus contribuciones más conocidas es el Inventario de depresión infantil (CDI). ¿Qué hace que el CDI sea una de las herramientas más utilizadas para evaluar los síntomas cognitivos, afectivos y conductuales de la depresión en niños, niñas y adolescentes?
Su limitado vocabulario y su sencillo lenguaje son dos de sus características más fuertes. Si observas detalladamente, en muchos cuestionarios de autoevaluación para niños y niñas, el lenguaje es, con frecuencia, bastante avanzado: las palabras y las frases son demasiado cultas y complejas.
Otra peculiaridad fuerte del CDI es que incluye ítems sobre cómo se manifiesta la depresión en la vida diaria, por ejemplo, problemas en la escuela y con sus compañeros. Asimismo, otra característica muy útil es que hay una versión dirigida a padres y profesores, para que puedan registrar sus observaciones del niño o la niña. Al convertir las puntuaciones en puntuaciones T, se puede obtener un perfil basado en las tres fuentes de información (niños/as, padres, profesorado).
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha indicado que la depresión ocupa el tercer lugar con respecto a la carga de morbilidad entre los adolescentes. ¿Cómo pueden los padres identificar los primeros síntomas de depresión en sus hijos e hijas?
Por definición, una depresión clínica implica cambios notables en el/la niño/a que afectan a su funcionamiento diario. ¡Así que él/ella ya no es como solía ser! lo más frecuente es que los cambios en el estado de ánimo y en la emoción sean los primeros signos; el niño o la niña se vuelve más malhumorado/a, parece triste y llora con más facilidad o frecuencia, parece más complicado llevarse bien con él/ella debido a su irritabilidad.
En algunos niños, esto puede suceder junto con problemas relacionados con el sueño, tales como una pérdida de sueño no explicada.
En su opinión, ¿qué estrategias se podrían llevar a cabo, a diferentes niveles, para prevenir la aparición y el desarrollo de la depresión en niños/as y adolescentes?
Esta es la gran pregunta, ¿no? un enfoque consiste en identificar factores de riesgo, los principales factores que parecen incrementar la probabilidad de desarrollar la depresión, y, posteriormente, intervenir para reducir o mitigar la “fortaleza” de esa variable. Por ejemplo, la evidencia señala que los niños con alto riesgo de depresión tienen algunos problemas para regular las emociones tristes y disfóricas; para ellos, estos sentimientos pueden ser incontrolables. Entonces, enseñarles a regular mejor las emociones puede ser una forma de evitar el inicio de la depresión. Asimismo, existe una evidencia considerable que indica que la depresión se activa, generalmente, a causa de eventos estresantes. Por lo tanto, intentar minimizar el estrés puede ser otro modo de prevenir la depresión entre los niños de alto riesgo.
|
Deja un comentario