Redacción
Domingo, 22 de Diciembre de 2019
Psicología
Las palabras para emociones como «enojo» y «miedo» varían en significado entre las familias de lenguas. Al comparar los casos en que una palabra tiene múltiples significados semánticamente relacionados («colexificaciones») en 2474 idiomas hablados, los investigadores encontraron variaciones en la conceptualización de las emociones y evidencia de una estructura universal en las redes de colexificación.
Entre los extensos vocabularios que los idiomas tienen para comunicar emociones, muchas palabras parecen nombrar estados emocionales similares. La palabra inglesa amor, por ejemplo, a menudo se traduce al turco como sevgi y al húngaro como szerelem; pero aún no está claro si el concepto de «amor» tiene el mismo significado para los hablantes de los tres idiomas. En el estudio actual publicado en Science, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y la Universidad Nacional de Australia utilizan un nuevo método de lingüística comparativa para examinar el significado de los conceptos emocionales en torno al globo.
Con ayuda de una base de datos de 2474 idiomas,, los investigadores construyeron redes de conceptos de emociones colexificadas y los compararon entre idiomas y familias de idiomas. Estas redes de colexificación de emociones variaron significativamente, lo que sugiere que las palabras que expresan emociones pueden variar en significado entre idiomas. En las lenguas austronesias, por ejemplo, «sorpresa» está estrechamente asociada con el «miedo», mientras que las lenguas tai-kadai asocian «sorpresa» con los conceptos «esperanza» y «querer».
«La emoción ‘sorpresa’ es particularmente útil para comprender este estudio», dice el autor principal Joshua Conrad Jackson. «Dado que una familia de idiomas tiene asociaciones negativas con la palabra y otra tiene asociaciones positivas, se puede imaginar cómo los hablantes de estos diferentes idiomas podrían responder a las personas que saltan desde detrás de los muebles o desde un cuarto oscuro y gritan «¡sorpresa!»
(Foto: J.-M. List)
Aunque los investigadores observaron una amplia variación en la semántica global de las emociones, el análisis mostró que esta variación se explica en parte por los orígenes geográficos de las familias lingüísticas. Las familias lingüísticas con redes más similares estaban más cercanas en proximidad geográfica, lo que sugiere que la variación en la semántica de las emociones no es aleatoria, sino que está vinculada a patrones de comercio, migración, conquista y ascendencia común entre las familias lingüísticas.
A pesar de la amplia variación de la semántica de las emociones, los investigadores encontraron evidencia de una estructura universal que limita los conceptos de emoción que forman las redes de colexificación. La «valencia», lo agradable o desagradable de una emoción, y la «activación», la excitación fisiológica asociada con experimentar una emoción, son los predictores más fuertes de la pertenencia a la red. «La capacidad de la valencia y la activación para predecir la estructura en la semántica de las emociones en las familias lingüísticas sugiere que estas son dimensiones psicofisiológicas comunes compartidas por todos los humanos», dice la autora principal Kristen Lindquist.
Si bien los científicos, filósofos y artistas continuarán debatiendo el significado de las emociones, este estudio proporciona evidencia sobre el papel de la evolución cultural y biológica en la formación de la semántica de las emociones, y crea un nuevo método de investigación y nuevas métricas para medir distancias semánticas. «Esperamos que las investigaciones futuras hagan uso de esta metodología y examinen los procesos específicos que crean variaciones culturales y geográficas en la forma en que las personas entienden y experimentan las emociones», dice Jackson.
El núcleo de los análisis en este estudio fue «CLICS», una base de datos de colexificaciones que involucra 2474 idiomas de todo el mundo. «Hace cuatro años, la base de datos de CLICS solo tenía datos de colexificación en unos 300 idiomas», dice Johann-Mattis List, autor del artículo que dirigió la construcción de CLICS. «Pero nuestros nuevos métodos de estandarización nos han permitido aumentar la cantidad de datos rápidamente en los últimos años».
«CLICS se utilizó en este proyecto para estudiar el significado de la emoción en todo el mundo», agrega Jackson, «pero los proyectos futuros pueden usar CLICS para estudiar el significado de casi cualquier conjunto de conceptos». (Fuente: Max Planck Institute for the Science of Human History)