Comunicado del COP con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo

La Junta de Gobierno del Consejo General de la Psicología, a través de la División de Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y los Recursos Humanos, con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo

28 de abril de 2020

El entorno de trabajo actual.

En junio de 2019, en la Conferencia del Centenario de la OIT, se adoptó el acuerdo de que el día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, el 28 de abril, se centraría en un tema tan importante como la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Esta fecha sería el inicio de múltiples eventos y actividades mundiales que se organizarían durante el resto del año en torno a estas cuestiones.

Sin embargo, la aparición súbita de la pandemia del COVID19 ha desbancado cualquier otro tema y nos ha obligado a todos los países del mundo y, en concreto, a sus tejidos empresariales a replantear las prioridades y volcar todos los esfuerzos y medios en garantizar la seguridad y salud de sus trabajadores. Esto no significa que se dejen de lado esos riesgos psicosociales específicos en torno a los cuales giraría el día Mundial, sino que se considera necesario ampliar la perspectiva a todos aquellos aspectos que intervienen en la salud psicológica en el trabajo.

Las consecuencias más visibles y dramáticas que la pandemia provoca tienen que ver con la salud física ahora y en el período post-confinamiento donde el riesgo de contagio seguirá presente. Esto obliga a que las empresas tengan que adoptar nuevas medidas de prevención que modifican los comportamientos tanto de trabajo como de la relación entre los trabajadores lo que afecta a la confianza de los trabajadores e incrementa los niveles de ansiedad ante lo nuevo y desconocido.

Las consecuencias económicas son de unas dimensiones increíbles. La OIT estima que 1250 millones de trabajadores se verán afectados por la pérdida del empleo o verán disminuidas las horas de trabajo, esto es, el 38% de la población activa mundial. Se estima que los sectores que se verán más afectados serán el comercio al por menor, los servicios de turismo, restauración y las industrias manufactureras. La pérdida del empleo va a significar que numerosos trabajadores ni siquiera puedan satisfacer sus necesidades más básicas de supervivencia y seguridad lo que tendrá, además, un impacto en su bienestar psicológico incalculable.

Y, también, provoca unas importantes consecuencias psicológicas. Tanto por el prolongado período de confinamiento vivido como por las continuas noticas recibidas los niveles de stress se elevan con, a veces, consecuencias serias para la salud psicológica como son el agravamiento de problemas mentales, dificultades en el manejo del día a día, trastornos psicosomáticos, etc.

El papel de la psicología del trabajo.

Ahora más que nunca se hace relevante el papel de la Psicología del Trabajo en las organizaciones. Las circunstancias actuales han puesto de manifiesto que la salud psicológica es parte integrante del desempeño laboral y que, en condiciones donde las necesidades básicas de las personas se ven afectadas y las emociones tienen una especial carga negativa, los profesionales expertos en el comportamiento humano son los que aportan una garantía científica a sus intervenciones.

Hace ya más de 100 años que los psicólogos del trabajo vienen analizando y dando respuestas, con rigor científico, para promover el trabajo seguro, un rendimiento sostenible y desarrollar ambientes laborales y organizaciones que cuiden del bienestar físico, mental y social.

Propuestas de actuaciones desde la Psicología del trabajo.

Esta pandemia además de un importante riesgo físico, ha traído consigo, de manera igualmente importante, un riesgo psicológico que debe ser abordado conjuntamente desde todas las políticas de protección y prevención.

Entendemos que autoridades, empresarios y agentes sociales, deben garantizar las condiciones necesarias que aseguren la salud física y psicológica de todas las personas que conforman las organizaciones y, muy especialmente, tras el COVID19, lo que requerirá medidas específicas a corto, medio y largo plazo que garanticen la prevención, gestión y desarrollo de estrategias y comportamientos saludables.

Medidas a corto plazo.

Son ya numerosas las empresas que están poniendo a disposición de sus trabajadores servicios telefónicos de atención psicológica para contener la incertidumbre y tranquilizar a los trabajadores. Junto a ello, se está mostrando eficaz la elaboración de guías de conducta para el bienestar laboral y formaciones en prevención específica y gestión de personas en situaciones de alta tensión psicológica. El concepto de trabajo emocional adquiere ahora unas grandes dimensiones que hay que gestionar para reducir el stress laboral.

Medidas a medio plazo.

Las organizaciones tendrían que abrir espacios para una renovada comunicación como vehículo de implantación de confianza que implica elaborar nuevos procesos, reforzar las competencias técnicas profesionales, incrementar la fiabilidad de las personas y el cumplimiento de los compromisos.

A nivel operativo será necesario establecer servicios de atención psicológica para gestionar problemas específicos derivadas de la crisis sanitaria (estrés postraumático, problemas obsesivos, miedos al contagio, a los espacios abiertos, al contacto). Hacer habituales las nuevas normas de prevención, convertirlas en el día a día y no en algo excepcional ligado a un peligro. Integrar los cambios en los procedimientos laborales que ha traído el teletrabajo con sus ventajas e inconvenientes, minimizando o eliminando los riesgos psicosociales específicos que conlleva.

A largo plazo.

Las organizaciones tienen que asumir como una de sus prioridades estratégicas la salud física y psicológica de sus colaboradores, no sólo por la necesidad en el trabajo sino porque los propios colaboradores, más sensibilizados sobre este tema, lo demandarán en sus empresas. La prevención de los riesgos psicosociales tiene que ser uno de los ejes claves. Renovar la dirección de personas otro, no se puede dirigir igual antes que después de la crisis porque los trabajadores se han visto psicológicamente afectados intensamente y sus prioridades y respuestas serán otras. Habrá que tener mucho más presente la emocionalidad colectiva y desarrollar estrategias de afrontamiento eficaces. Un tercer eje en torno al cual tomar medidas es la Responsabilidad Social Corporativa que integre en su actuación, junto con la salud laboral, todos los aspectos, económicos, empleados, sostenibilidad, medio ambiente, social, etc. potenciando la empleabilidad y la seguridad en el empleo que sea posible.

Las características tan dramáticas de la crisis sanitaria nos han confrontado con la necesidad de que la salud sea una prioridad y ésta es tanto física como psicológica, que en el ámbito laboral adquiere unas características específicas. Tanto instituciones como empresas y agentes sociales tienen que tenerlo presente en las políticas de reconstrucción social post-confinamiento que se implementen y cuentan, para ello, con los psicólogos del trabajo para desarrollar medidas que garanticen la salud psicológica laboral.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.