Redacción
Miércoles, 13 de Mayo de 2020
Psicología
En el mundo de hoy, los jóvenes usan a menudo fotos y vídeos para comunicarse. Según un estudio, en 2018 el 69% de los adolescentes usaban Snapchat y el 72% usaban Instagram, en ambos casos incorporando fotos y mensajes de texto.
En un estudio realizado en 2017 con 500 participantes se comprobó que casi la mitad de los niños de 6 a 12 años de edad utilizaban regularmente una aplicación o un sitio web de red social, y que el 29% de los de 6 a 8 años de edad utilizaban Snapchat. Otro estudio, de 2016, encontró que el 50% de los niños tenían una cuenta en alguna red social antes de los 12 años, con el 11% obteniendo su cuenta antes de los 10 años.
Con el lanzamiento en 2007 del iPhone, se produjo el despegue definitivo de los teléfonos inteligentes (smartphones) que han revolucionado la telefonía móvil (celular). En el campo de los ordenadores tableta, ocurrió algo parecido con el lanzamiento del primer iPad en 2010. Quienes nacieron en 2006 tuvieron la oportunidad de estar expuestos a aparatos de esos tipos desde que eran bebés o niños de muy corta edad. A quienes nacieron en 2001, la exposición les llegó a una edad más tardía.
La diferencia de edad entre ambos grupos es poca pero significativa. La lactancia y la infancia temprana son fases críticas del desarrollo en las que los niños aprenden a interpretar importantes señales no verbales como las expresiones faciales, el tono de voz y los gestos. Tradicionalmente, esto sucede a través de la comunicación directa cara a cara. Pero con el uso ubicuo de teléfonos inteligentes, tabletas y otros dispositivos portátiles audiovisuales entre los niños pequeños, así como entre sus cuidadores, muchos psicólogos llevan tiempo planteándose una pregunta crucial: ¿Los niños de la generación nacida en 2006 han perdido la oportunidad de entender estas señales?
Los participantes en el estudio miraron unas fotos, incluida esta, y se les pidió que identificaran si la persona estaba feliz, triste, enojada o temerosa. (Imagen: Stephen Nowicki)
En un nuevo estudio, realizado por el equipo de Yalda T. Uhls, profesora de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) de Estados Unidos, se puso a prueba la capacidad de más de 50 niños y niñas nacidos en 2006 o muy cerca, y más de 50 nacidos en 2001 o muy cerca, unos y otros de la misma escuela pública del sur de California, para identificar correctamente las emociones en rostros mostrados por fotografías y vídeos.
Llamativamente, los de la generación del 2006 obtuvieron una puntuación un 40% más alta que los de la generación del 2001 en la correcta identificación de las emociones en las fotografías y cometieron significativamente menos errores que los nacidos en torno al 2001. Además, los nacidos en torno a 2006 fueron mejores identificando emociones en una serie de videos, pero solo ligeramente mejores, una diferencia que los investigadores consideran que no es estadísticamente significativa. Por otro lado, conviene tener en cuenta que los autores del estudio no examinaron la comunicación cara a cara.
Uhls plantea que tal vez los participantes de la generación de 2006 tuvieron más oportunidades de ver, comunicar y aprender las emociones no verbales expresadas en fotografías de rostros que los de la generación de 2001, debido al tiempo que pasaron tomando y revisando fotos.
Uhls recomienda encarecidamente que las familias tengan conversaciones cara a cara alrededor de la mesa en alguna comida del día. También anima a los padres a que guarden sus aparatos cuando hablen cara a cara con otras personas, especialmente con sus hijos. Pero admite que la fuerte presencia de teléfonos inteligentes y tabletas en la vida cotidiana de los más jóvenes es menos problemática de lo que se temía, al menos en algunos aspectos, e incluso puede conceder ventajas en ciertos aspectos. «En un momento en el que tanta gente se comunica a través de pantallas, espero que nuestros hallazgos den a los padres la tranquilidad de saber que los niños parecen ser capaces de aprender a leer las señales sociales en las fotos». (Fuente: NCYT Amazings)