El ancestro común más reciente del ser humano y la mosca vivió hace unos 500 millones de años. Desde entonces, el sistema visual de cada rama ha evolucionado de manera independiente. Se hace difícil aceptar que después de tanto tiempo, y con las enormes diferencias que existen entre la vista humana y la de la mosca, una clase de ilusión óptica pueda engañar a ambos. Sin embargo, una nueva investigación ha verificado que así ocurre.
El motivo de que el ser humano perciba movimiento en algunas imágenes estáticas ha desconcertado no solo a quienes ven estas ilusiones ópticas sino a los neurocientíficos que han tratado de explicar el fenómeno. Ahora, el equipo de Damon Clark, de la Universidad Yale en Estados Unidos, ha encontrado algunas respuestas en los ojos de las moscas. Resulta que las moscas son engañadas por ciertas ilusiones ópticas tan fácilmente como nos ocurre a los humanos. Por un lado, esto es una sorpresa que contradice bastantes suposiciones ampliamente aceptadas. Pero, por otro, esta coincidencia entre sistemas visuales tan distintos ha servido para encontrar pistas que ayudan a conocer mejor los entresijos del tipo de percepción que permite que el ser humano y la mosca experimenten ilusiones ópticas de esa clase.
Los pequeños cerebros de las moscas facilitan el seguimiento de la actividad de las neuronas en su sistema visual. Dos miembros del laboratorio de Clark, Margarida Agrochao y Ryosuke Tanaka, exhibieron ante unas moscas imágenes similares a la que acompaña a este artículo y que es capaz de provocar en los humanos una ilusión óptica, concretamente una falsa percepción de que las estructuras circulares se mueven. Luego observaron el comportamiento de las moscas para comprobar si los insectos percibían el falso movimiento en esta ilusión óptica como ocurre en el caso de los observadores humanos. Las moscas giran instintivamente sus cuerpos hacia cualquier movimiento percibido; cuando se les mostraba la ilusión óptica, esta surtía efecto: las moscas giraban en la misma dirección que el movimiento que los observadores humanos perciben en ella.
Al mirar esta imagen estática, el observador creerá ver a los círculos girando en diferentes direcciones. El efecto es particularmente pronunciado cuando los ojos del espectador se mueven o al parpadear. (Imagen: A. Kitaoka (ilusión óptica), R. Tanaka (ilustración))
Al mismo tiempo, los investigadores examinaron tipos específicos de neuronas que gobiernan la detección del movimiento en las moscas y encontraron un patrón de respuestas creado por la imagen estática. Activando y desactivando esas mismas neuronas, los investigadores fueron capaces de cambiar la percepción de las moscas del movimiento ilusorio. Al apagar dos tipos de neuronas de detección de movimiento, eliminaron la ilusión óptica por completo. Al apagar solo uno de los dos tipos, las moscas percibían el movimiento ilusorio en la dirección opuesta a la que tenían cuando ambas clases de neuronas estaban activas. Basándose en estos datos, los investigadores teorizaron que la ilusión óptica resulta de pequeños desequilibrios en cómo los diferentes tipos de detectores de movimiento contribuyen a que las moscas respondan, o no respondan, a las ilusiones.
Dado que existen similitudes entre el procesamiento visual de las moscas y el de los humanos, los investigadores diseñaron experimentos para comprobar si la teoría que desarrollaron para las moscas podría aplicarse también a los humanos. Pidieron a 11 participantes que les describieran el movimiento que veían en la ilusión óptica. Los resultados de esos experimentos indicaron que el sistema visual humano es más complicado que el de las moscas, algo ya sabido y que no resulta sorprendente, pero también sugirieron, y esto sí resulta llamativo, que el mecanismo subyacente en la percepción humana de la ilusión óptica es muy similar al subyacente en la percepción de la ilusión óptica por las moscas. (Fuente: NCYT de Amazings)