Las personas con afantasía no pueden formar imágenes mentales

Las personas con afantasía no pueden formar imágenes mentales

Un nuevo estudio publicado en Consciousness and Cognition ha revelado que las personas con afantasía, una afección en la que las personas no pueden formar imágenes mentales visuales, experimentan la narración de historias de una manera marcadamente diferente a las personas con imágenes mentales típicas. Si bien los afantasicos disfrutan de las historias tanto como sus compañeros, manifiestan un menor compromiso emocional y les resulta más difícil sumergirse en el mundo de la historia.

Para la mayoría de las personas, las imágenes visuales desempeñan un papel importante en la forma en que procesamos el lenguaje, especialmente cuando leemos narraciones. Las descripciones vívidas de un libro suelen desencadenar imágenes mentales que mejoran la experiencia de lectura, permitiendo a los lectores visualizar escenarios, personajes y eventos como si estuvieran viendo una película en su mente. Estas imágenes mentales no solo enriquecen la experiencia de contar historias, sino que también ayudan a la participación emocional, haciendo que los lectores se sientan más conectados con los personajes y los eventos de la historia.

Sin embargo, las personas con afantasía, una enfermedad poco frecuente, carecen de la capacidad de visualizar imágenes mentales. No pueden “ver” las cosas con el ojo de su mente, ni siquiera cuando leen descripciones vívidas. A pesar de ello, muchos afantásicos viven gran parte de su vida sin darse cuenta de que su experiencia cognitiva difiere de la de los demás, ya que suelen desarrollar formas alternativas de procesar la información.

Investigaciones anteriores han destacado la importancia de las imágenes visuales en la comprensión del lenguaje y la implicación emocional con las narraciones. Para entender mejor cómo la afantasía altera la experiencia de leer ficción, un grupo de investigación con sede en la Universidad Radboud en los Países Bajos buscó explorar esta diferencia en profundidad. Los investigadores se propusieron investigar si los afantasicos tendrían una experiencia de lectura fundamentalmente diferente en comparación con las personas con imágenes visuales típicas, particularmente en áreas como la conexión emocional y la inmersión en la historia.

Dirigido por Laura Speed, el equipo de investigación reclutó a 47 personas con afantasía y 51 participantes de control con imágenes visuales típicas. El reclutamiento se realizó en línea a través de plataformas como Reddit y Facebook, donde existen comunidades específicas para la afantasía. Se pidió a los participantes que leyeran un cuento titulado My Dead de Peter Orner, una narración en tercera persona que explora temas de conexión humana y experiencias cercanas a la muerte. La historia fue seleccionada por su contenido descriptivo, que los investigadores creían que atraería la imaginación visual de los participantes.

Después de leer la historia, los participantes completaron varios cuestionarios diseñados para medir diferentes aspectos de su experiencia de lectura. Estos incluían su disfrute general de la historia, su compromiso emocional con los personajes y cuán absortos se sentían en el mundo de la narración. Los cuestionarios también exploraron qué elementos de la historia (como el escenario, las acciones de los personajes o el diálogo) captaron la atención de los participantes.

Los resultados demostraron que las personas con afantasía tenían menos probabilidades de involucrarse emocionalmente con la historia o de absorberse en su mundo. También indicaron un menor nivel de atención a elementos como el escenario de la historia y las acciones de los personajes, y también tenían menos probabilidades de simpatizar con los personajes de la historia o sentirse conectados con ellos.

Curiosamente, a pesar de su menor compromiso emocional, no hubo diferencias significativas entre los dos grupos en cuanto a su apreciación general de la historia. Los participantes afantásticos y de control calificaron la historia de manera similar en términos de cuánto les gustó.

Cabe destacar que ambos grupos informaron que leían una cantidad similar de libros por año y que sus géneros preferidos, como la fantasía y la ciencia ficción, estaban estrechamente alineados. Sin embargo, los afantásticos informaron que consumían más ficción y no ficción a través de otros medios como la televisión, las películas y los videojuegos, en comparación con el grupo de control. “Esto podría reflejar una preferencia por una mayor estimulación visual, que podría compensar su menor capacidad de visualización”, señalaron los autores.

Speed ​​y sus colegas concluyeron que “los afantásticos y los controles sí diferían en su experiencia de la historia, lo que apoya el papel de la imaginería mental o la simulación mental en la lectura de cuentos. Pero, dado que el gusto general no difirió entre los dos grupos, ni tampoco el recuerdo de la historia, esto sugiere que la imaginería mental o la simulación mental no son fundamentales para comprender una historia”.

Una limitación del estudio es que se realizó en línea, lo que puede limitar su generalización a experiencias reales de lectura de libros. Además, los investigadores señalan que la afantasía probablemente varía de persona a persona, en cuyo caso la afección podría ser global (que afecta a todas las modalidades sensoriales), mientras que en otras personas la afantasía afecta solo a una o algunas modalidades sensoriales, y que esto podría haber afectado a los análisis.

Fuente: Consciousness and Cognition

Articulo original:

Título: “The Role of Visual Imagery in Story Reading: Evidence from Aphantasia,”

Autores: Laura J. Speed, Lynn S. Eekhof y Marloes Mak.

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