El Instituto Nacional de Excelencia para la Salud y los Cuidados (National Institute for Health and Care Excellence, NICE) ha actualizado la guía para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y del trastorno dismórfico corporal (2019 surveillance of obsessive-compulsive disorder and body dysmorphic disorder: treatment – NICE guideline CG31), en la medida en que la guía original fue publicada en el año 2005, y era necesario realizar una revisión de su contenido conforme a los últimos estudios realizados.
Tras la valoración de los estudios de calidad publicados y de una encuesta a expertos, los autores concluyen que en líneas generales no se contradice ninguna de las recomendaciones publicadas hasta la fecha, y que la nueva información viene a apoyar algunas de las conclusiones establecidas.
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Así, por ejemplo, el apartado 1.5.1.1 de la guía del NICE recomienda que, en el tratamiento inicial de adultos con TOC, se ofrezcan tratamientos psicológicos de baja intensidad (incluida la la exposición con prevención de respuesta) si el grado de funcionalidad del paciente es adecuado, el deterioro es leve y/o el paciente expresa una preferencia por un enfoque de baja intensidad. Los tratamientos de baja intensidad que han obtenido buenos resultados han sido la terapia cognitivo-conductual breve (incluyendo exposición con prevención de respuesta) utilizando materiales estructurados de autoayuda y/o mediante consulta telefónica y la terapia cognitivo-conductual en formato con grupal (incluyendo exposición con prevención de respuesta). A este respecto, la revisión de la guía señala que la terapia cognitivo-conductual aplicada online está obteniendo resultados prometedores en este campo.
Otro de los aspectos comentados por los expertos, tiene que ver con el hecho de considerar la presencia de obsesiones agresivas como evidencia de que un individuo tiene un mayor riesgo de representar un daño para uno mismo o los demás. A este respecto, señalan que el efecto de atribuir de manera inapropiada dicho riesgo puede ser perjudicial para el paciente, en la medida en que refuerza su temor patológico de que es una persona peligrosa, destruye su autoconfianza y potencia su estigmatización, actuando como una barrera para el tratamiento. Asimismo, la encuesta al grupo de expertos ha puesto de manifiesto algunos aspectos aún pendientes en la intervención con estos pacientes, como por ejemplo, la atención del TOC durante el embarazo y el período postnatal, y la atención domiciliaria, que actualmente no están cubiertas por las recomendaciones existentes.
Por otro lado, los expertos han destacado una serie de referencias para su consideración, como la eficacia de la terapia cognitivo-conductual para el TOC pediátrico (Turner et al. 2018; Bennett et al. 2017 y Brown et al. 2015), y la aplicación de la terapia cognitivo-conductual para el TOC comórbido con trastorno del espectro autista (Russell et al. 2013) y la terapia cognitivo-conductual para el trastorno dismórfico corporal (Krebs et al. 2017 y Mataix-Cols et al. 2015), entre otros. Una revisión completa de las aportaciones del grupo de expertos puede consultarse aquí.
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