Los bebés son como pequeños detectives que constantemente van juntando pistas sobre el mundo que los rodea. Si alguna vez has notado que tu bebé te mira fijamente mientras le hablas, es porque está captando algo más que sonidos: está aprendiendo cómo se producen esos sonidos.
Un estudio reciente, publicado en Developmental Science, muestra que este asombroso proceso comienza a los cuatro meses de edad, sacudiendo la vieja creencia de que los bebés aprenden estos patrones solo después de sintonizarse con su lengua materna entre los 6 y 12 meses de edad.
También nos brinda una ventana temprana para ayudar a los niños que podrían estar en riesgo de sufrir retrasos en el habla o el lenguaje.
Ordenando un buffet de sonidos
Al cumplir su primer año, los bebés ya están afinando sus oídos para escuchar los sonidos de su lengua materna en un proceso llamado sintonización perceptiva. Piense en ello como si su cerebro estuviera clasificando una gran cantidad de sonidos para concentrarse en los que más le importan.
Pero en sus primeros seis meses, los bebés pueden distinguir sonidos de idiomas que nunca han escuchado. Por ejemplo, pueden distinguir ciertos contrastes en hindi que son difíciles para los hablantes adultos de inglés o identificar tonos únicos en mandarín, incluso si están creciendo en un hogar de habla inglesa.
Esta increíble capacidad no dura para siempre. Entre los seis y los doce meses, los bebés comienzan a concentrarse en los sonidos que escuchan con más frecuencia. En el caso de las vocales, este ajuste fino se produce alrededor de los seis meses, mientras que las consonantes se producen más cerca de los diez meses.
Piense en ello como si los bebés se concentraran en los sonidos que importan, como la diferencia entre la “r” y la “l” en inglés, mientras pierden sensibilidad a los sonidos que no escuchan regularmente.
Hasta ahora, los investigadores pensaban que este proceso de estrechamiento era necesario para que los bebés comenzaran a aprender habilidades lingüísticas más complejas, como descubrir que la “b” de “bin” y la “d” de “din” difieren porque una se hace con los labios y la otra con la punta de la lengua.
Pero el estudio encontró que los bebés de tan solo cuatro meses ya están aprendiendo cómo se producen físicamente los sonidos, mucho antes de que comience este estrechamiento.
Aprendiendo mini-idiomas
He aquí un ejemplo para ilustrar esto. Imagine que está escuchando a alguien hablar en un idioma que no conoces. Aunque no entienda las palabras, es posible que note cómo se mueven sus labios o su lengua para emitir sonidos. Los bebés de cuatro meses también pueden hacer esto.
Para demostrarlo, los investigadores realizaron un experimento con 34 bebés de entre cuatro y seis meses cuyos padres habían dado su consentimiento para participar. Crearon un juego de “emparejar patrones” utilizando dos minilenguajes inventados.
En un idioma había palabras con sonidos que se pronunciaban con los labios, como “b” y “v”, mientras que en el otro se usaban sonidos que se pronunciaban con la punta de la lengua, como “d” y “z”. Cada palabra, como “bivawo” o “dizalo”, se emparejaba con una imagen de dibujos animados: una medusa para las palabras que se pronunciaban con los labios y un cangrejo para las que se pronunciaban con la punta de la lengua. Se reproducía una grabación de una palabra al mismo tiempo que se mostraba su imagen correspondiente.
¿Por qué dibujos animados? Porque los bebés no pueden decirnos exactamente lo que están pensando, pero pueden formar asociaciones en sus cerebros. Estas imágenes nos ayudaron a ver si los bebés podían relacionar cada minilenguaje con la imagen correcta.
Después de que los bebés aprendieron estos mini-lenguajes y sus combinaciones de imágenes, mezclamos las cosas.
En lugar de escuchar las palabras, vieron videos silenciosos del rostro de una persona que decía palabras nuevas de los mismos mini-idiomas.
En algunos vídeos, la cara coincidía con la caricatura que habían aprendido antes. En otros, no. Luego, los investigadores hicieron un seguimiento del tiempo que los bebés miraban los vídeos, un método común que utilizan los investigadores para ver qué les llama la atención. Los bebés tienden a mirar durante más tiempo las cosas que les sorprenden o les interesan y durante menos tiempo las cosas que les resultan familiares, lo que nos ayuda a entender cómo procesan y reconocen lo que ven.
Los resultados fueron claros: los bebés miraban durante mucho más tiempo los vídeos en los que la cara coincidía con lo que habían aprendido. Esto demostró que no solo escuchaban pasivamente antes, sino que estaban aprendiendo activamente las reglas de los minilenguajes y vinculando ese conocimiento con lo que veían.
Conectando los puntos
En términos sencillos, esto significa que los bebés de cuatro meses pueden relacionar el sonido con la vista. Esta capacidad temprana de detectar patrones en la forma en que se forman los sonidos es la base para aprender el lenguaje más adelante. Es como si sus cerebros ya estuvieran sentando las bases para decir sus primeras palabras.
Este descubrimiento cambia lo que creíamos saber sobre el aprendizaje temprano del lenguaje en los bebés. Sugiere que los bebés comienzan a descifrar patrones a los cuatro meses, mucho antes de que comiencen a sintonizarse perceptivamente con los sonidos de su lengua materna entre los seis y los doce meses.
Esto abre nuevas posibilidades interesantes para ayudar a los niños que pueden tener dificultades con el habla o el lenguaje. Si podemos ayudar antes, podemos marcar una gran diferencia.
Estos hallazgos plantean varias preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿pueden los bebés aprender otras diferencias, como la sonoridad (si un sonido se produce con una vibración zumbante, como la diferencia entre “b” (zumbido) y “p” (sin zumbido)) a los cuatro meses? ¿Cómo afecta a esta capacidad el hecho de crecer en un hogar bilingüe? ¿Podrían los bebés utilizar esta habilidad para aprender patrones en idiomas completamente nuevos?
Al explorar estas preguntas, seguiremos descubriendo las sorprendentes formas en que los cerebros de los bebés preparan el escenario para el aprendizaje de una de las habilidades humanas más complejas: el lenguaje.
Fuente: The Conversation
Articulo original:
Titulo: Babies as young as 4 months can tell how the sounds of different languages are made.
Autora: Eylem Altuntas