Un estudio reciente publicado en PLOS Computational Biology descubrió que las personas con rasgos autistas más marcados, en particular aquellas con preferencia por la previsibilidad, tienden a exhibir conductas únicas impulsadas por la curiosidad. Estas personas mostraron persistencia en tareas que requerían atención sostenida, lo que a menudo condujo a mejores resultados de aprendizaje.
El trastorno del espectro autista es un trastorno del desarrollo que afecta la forma en que las personas perciben e interactúan con el mundo. Se caracteriza por diferencias en la comunicación, la interacción social y los patrones de conducta. En lugar de ser una afección singular, el autismo existe en un espectro, lo que significa que las personas experimentan distintos niveles de intensidad y expresión de rasgos. Si bien algunas personas pueden requerir un apoyo significativo en la vida diaria, otras pueden desenvolverse de manera independiente con fortalezas y desafíos únicos.
Los rasgos autistas son características que se asocian comúnmente con el autismo, pero también pueden estar presentes en distintos grados en la población general. Estos rasgos pueden incluir una preferencia por las rutinas, una mayor sensibilidad a la información sensorial y una concentración intensa en temas de interés específicos. Si bien estos rasgos a veces pueden plantear desafíos, también contribuyen a formas únicas de pensar y resolver problemas.
El nuevo estudio se propuso explorar cómo los rasgos autistas influyen en las conductas impulsadas por la curiosidad, en particular la forma en que las personas exploran sus entornos y participan en actividades de aprendizaje. La curiosidad es un impulso humano fundamental que motiva la exploración y el descubrimiento. Desempeña un papel fundamental en la forma en que adquirimos nuevas habilidades y conocimientos. Sin embargo, las investigaciones anteriores han pasado por alto en gran medida cómo las diferencias individuales, como los rasgos autistas, dan forma a estas conductas exploratorias.
“Al observar la curiosidad de las personas y cómo exploran el mundo que las rodea, no pude evitar notar grandes diferencias entre las personas: mientras que a algunas les encanta aprender y los nuevos desafíos, otras prefieren quedarse en terrenos familiares”, dijo el autor del estudio, Francesco Poli, investigador postdoctoral en ciencia cognitiva del desarrollo en la Universidad de Cambridge .
“Me pregunté qué aspectos de la personalidad podrían explicar estas diferencias y empecé a pensar que una posible razón eran los rasgos autistas. Así que decidí examinar sistemáticamente si ciertos rasgos autistas pueden fomentar formas más eficaces de explorar y dominar nuevas tareas, con la esperanza de ampliar nuestra comprensión de la neurodiversidad en el aprendizaje”.
Los investigadores llevaron a cabo su estudio con 70 participantes, principalmente estudiantes universitarios, de entre 17 y 35 años de edad. Estos individuos participaron en un juego en línea diseñado para medir los comportamientos exploratorios y de aprendizaje. En este juego, los participantes interactuaban con animales de dibujos animados en una pantalla, cada uno de los cuales seguía un patrón de escondite único regido por reglas probabilísticas. Los participantes seleccionaban un animal, predecían su escondite y recibían comentarios sobre si su predicción era correcta. Podían elegir continuar con el mismo animal o cambiar a otro en cualquier momento. Esta configuración permitió a los investigadores observar cuándo y por qué los participantes decidían continuar o abandonar una tarea.
Para examinar cómo los rasgos autistas influyeron en estas decisiones, los participantes completaron el Cuestionario de comportamiento social de adultos, que evalúa dimensiones de los rasgos autistas, como la insistencia en la monotonía, la empatía reducida y la sensibilidad sensorial. Se recogieron tanto los informes de los propios participantes como los de sus padres sobre los rasgos autistas para proporcionar una comprensión integral de los perfiles de los participantes.
Los investigadores encontraron diferencias en la forma en que los participantes con distintos niveles de rasgos autistas abordaban la exploración y el aprendizaje. Aquellos con niveles más altos de “insistencia en la monotonía”, un rasgo asociado con una preferencia por la previsibilidad y la resistencia al cambio, demostraron una mayor persistencia en la tarea. Eran menos propensos a abandonar una actividad de forma temprana, incluso cuando el progreso del aprendizaje era limitado.
Sin embargo, con el tiempo, estos participantes recurrieron cada vez más al progreso del aprendizaje para orientar sus decisiones y abandonaron las actividades solo cuando el potencial de aprendizaje disminuyó. Esta persistencia resultó ventajosa, en particular en tareas que implicaban patrones complejos o probabilísticos, donde su enfoque condujo a un desempeño superior.
“Un resultado sorprendente fue que los participantes con mayor insistencia en la monotonía mostraron una clara ventaja cuando la tarea exigía una exploración sostenida, a pesar de que investigaciones anteriores sugerían que dicha insistencia podría ser una desventaja”, dijo Poli. “Este hallazgo exige una comprensión más equilibrada de los rasgos autistas: pueden manifestarse como fortalezas adaptativas en ciertos contextos, especialmente cuando se permite a las personas explorar y participar en una tarea durante el tiempo que quieran, en lugar de recibir instrucciones específicas”.
Por el contrario, los participantes con menor insistencia en las puntuaciones de uniformidad tenían más probabilidades de desvincularse de las tareas que ofrecían oportunidades mínimas de aprendizaje inmediato. Tendían a cambiar de actividad con más frecuencia, concentrándose en evitar errores de predicción. Si bien esta estrategia les permitió realizar la tarea de manera eficiente, a veces resultó en un compromiso menos profundo con actividades específicas.
A la hora de decidir qué explorar a continuación, los participantes de todo el espectro mostraron una preferencia por la novedad. Sin embargo, sus motivaciones diferían. Aquellos con mayor insistencia en la uniformidad priorizaron las opciones que ofrecían un mayor potencial de aprendizaje, mientras que aquellos con puntuaciones más bajas favorecieron las opciones en las que esperaban cometer menos errores. Estas diferencias en las estrategias de toma de decisiones ponen de relieve las diversas formas en que los individuos abordan el aprendizaje y la resolución de problemas.
“En lugar de considerar los rasgos autistas únicamente como deficiencias, nuestro trabajo destaca que estos rasgos también pueden ofrecer fortalezas: las personas con rasgos autistas más fuertes pueden ser muy persistentes y estar motivadas para seguir explorando, lo que puede traducirse en mejores resultados de aprendizaje”, dijo Poli. “Reconocer estas fortalezas puede ayudar a los educadores, médicos y al público en general a fomentar actitudes más positivas hacia la neurodiversidad, lo que nos permite crear entornos de aprendizaje que se basen en el perfil único de cada persona y lo celebren”.
Si bien el estudio aporta información valiosa, también tiene limitaciones. Por ejemplo, la muestra estaba formada principalmente por personas jóvenes y con estudios. “Estudiamos una población compuesta principalmente por estudiantes universitarios, por lo que nuestros hallazgos podrían no generalizarse automáticamente a grupos más jóvenes o diversos”, señaló Poli. Además, “no todas las personas que obtuvieron una puntuación alta en rasgos autistas recibirían un diagnóstico formal de autismo, por lo que es necesario tener cuidado al enmarcar estos hallazgos en contextos clínicos”.
A pesar de estas limitaciones, los hallazgos desafían las visiones del autismo basadas en déficits y enfatizan el valor de las estrategias de aprendizaje diversas. Las investigaciones futuras podrían investigar cómo se traducen estos hallazgos en entornos de aprendizaje del mundo real.
“A largo plazo, quiero explorar más a fondo cómo interactúan los rasgos individuales con diferentes tipos de entornos de aprendizaje a lo largo de la vida, así como el vínculo entre las diferentes capacidades de aprendizaje y los mecanismos cerebrales subyacentes”, dijo Poli. “En última instancia, espero que este trabajo ayude a informar el diseño de programas educativos y terapéuticos personalizados, asegurando que el perfil único de cada persona no solo se adapte, sino que se aproveche para el éxito”.
“Nuestro estudio pone de relieve que los enfoques de aprendizaje de “talla única” a menudo no logran captar las formas en que las diferentes mentes exploran y crecen. Celebrar la neurodiversidad significa reconocer que las personas vienen equipadas con diversos modos de aprendizaje y que estas diferencias pueden ser ventajas en lugar de deficiencias”.
Fuente: PLOS Computational Biology
Articulo original:
Título: Autistic traits foster effective curiosity-driven exploration.
Autores: Francesco Poli, Maran Koolen, Carlos A. Velázquez-Vargas, Jessica Ramos-Sanchez, Marlene Meyer, Rogier B. Mars, Nanda Rommelse y Sabine Hunnius.