Los perros pueden oler el estrés y eso afecta su comportamiento

Los perros pueden oler el estrés y eso afecta su comportamiento

¿Alguna vez te has preguntado si tu estrés afecta a tu perro? Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports sugiere que podría ser así. El estudio descubrió que el olor del estrés humano puede influir en el comportamiento de los perros, haciéndolos potencialmente más cautelosos y menos propensos a correr riesgos, incluso cuando se trata de algo tan simple como acercarse a un plato de comida.

Los perros y los humanos han compartido un estrecho vínculo durante miles de años, y a los perros se los suele llamar “el mejor amigo del hombre”. Esta profunda relación ha hecho que los perros se vuelvan increíblemente sensibles a las emociones humanas, leyendo nuestro lenguaje corporal, expresiones faciales e incluso nuestro tono de voz. Sin embargo, los investigadores querían explorar otra forma menos obvia en la que los perros podrían estar captando nuestras emociones: a través de su sentido del olfato. En concreto, intentaron determinar si los perros podían detectar el olor del estrés humano y cómo podría afectar a su comportamiento.

La idea del “contagio emocional”, según la cual los individuos de un grupo pueden percibir y reflejar las emociones de los demás, está bien documentada en los seres humanos. Pero, ¿cómo se aplica este concepto a la relación entre humanos y perros? Los investigadores plantearon la teoría de que si los perros pudieran detectar el estrés a través del olfato, esto podría influir en su estado de ánimo y en su toma de decisiones. Este estudio es el primero en comprobar cómo el olor del estrés humano afecta al aprendizaje y al estado emocional de los perros.

“La mayoría de los dueños de perros te dirán que sus perros pueden percibir cuándo están estresados ​​o molestos. Al interpretar nuestras emociones, los perros probablemente usan una combinación de señales, como nuestro lenguaje corporal, tono de voz, etc., pero no sabíamos si respondían solo al olor, sin señales de comportamiento o vocales presentes”, dijo la autora del estudio Zoe Parr-Cortes, veterinaria calificada y estudiante de doctorado en ciencias veterinarias clínicas en la Universidad de Bristol y la Universidad de Cardiff.

“También sabemos que se puede entrenar a los perros para que detecten cambios en el cortisol en los seres humanos. Por ejemplo, los perros entrenados por Medical Detection Dogs en el Reino Unido pueden detectar cuándo los niveles de cortisol de una persona con enfermedad de Addison bajan demasiado. Por lo tanto, dado que el cortisol tiende a aumentar durante el estrés, nos preguntamos si los perros podrían detectar el cortisol durante el estrés y, además, cómo el olor afecta las propias emociones de los perros”.

“Lo interesante de este estudio es que estos olores provenían de personas desconocidas, por lo que sugiere un olor de ‘estrés’ común entre los individuos que los perros pueden identificar, en lugar de simplemente aprender el olor de su dueño estresado a partir de experiencias previas”.

Los investigadores llevaron a cabo un estudio de dos fases en el que participaron tanto humanos como perros. La primera fase se centró en recoger muestras de olores de voluntarios humanos, mientras que la segunda fase consistió en poner a prueba a los perros con estos olores para ver cómo reaccionaban.

“Si bien descubrimos que el estrés en presencia de un perro puede afectar su estado de ánimo y la forma en que aprende y responde al entrenamiento, descubrimos que el olor relajante no tenía este efecto”, dijo Parr-Cortes. “Por lo tanto, ser consciente de esto y mantener la calma o incluso realizar una actividad relajante antes de entrenar a tu perro podría reducir este efecto si estás estresado”.

“También sabemos que utilizar un entrenamiento positivo con muchas recompensas es bueno para la relación con el perro y puede tener efectos positivos en su bienestar. Por lo tanto, mantener la relación con el perro basada en el refuerzo positivo y la diversión es la mejor manera de mantenerlo feliz y cuidar su bienestar”.

Pero el estudio, como toda investigación, tiene algunas limitaciones. En primer lugar, el tamaño de la muestra, tanto de participantes humanos como de perros, fue relativamente pequeño, lo que significa que los resultados pueden no ser totalmente generalizables a todos los perros. Estudios futuros con grupos más grandes podrían ayudar a confirmar y ampliar estos hallazgos.

“Como ocurre con muchos estudios iniciales, el tamaño de la muestra siempre podría ser mayor”, dijo Parr-Cortes. “Por lo tanto, sería fantástico repetir este estudio con más perros. No obstante, estamos muy contentos de haber podido demostrar diferencias con los olores que probamos. Pero esto abre la puerta a muchas nuevas preguntas y vías para futuras investigaciones”.

Además, el estudio se centró en olores humanos desconocidos, por lo que no está claro cómo reaccionan los perros a los olores que provocan estrés de sus dueños, con quienes tienen un vínculo más estrecho. Las investigaciones futuras podrían explorar cómo los olores que provocan estrés, tanto los familiares como los desconocidos, afectan de forma diferente a los perros.

Los resultados abren varias vías interesantes para futuras investigaciones. “En el futuro, nos gustaría observar el efecto de otras emociones, como la felicidad o la relajación profunda, y también observar el efecto de la exposición repetida a olores de estrés y otras emociones, en lugar de una sola prueba”, explicó Parr-Cortes.

“Aunque los resultados pueden parecer negativos, creo que son un recordatorio importante de lo importantes que son los perros en nuestras vidas, así como lo importantes que somos nosotros en la vida de nuestros perros. Esta investigación debería hacernos reflexionar sobre cómo interactuamos y actuamos con los perros y debería animar a las personas a ser más compasivas con los perros con los que viven o trabajan. Es una oportunidad para ver las cosas desde la perspectiva del perro y asegurarnos de que nuestras interacciones con ellos sean lo más positivas posibles para que podamos minimizar cualquier efecto negativo que nuestro estrés o nuestras emociones tengan en ellos,” concluyo Parr-Cortes.

Fuente: Scientific Reports

Articulo original:

Título: “The odour of an unfamiliar stressed or relaxed person affects dogs’ responses to a cognitive bias test,”

Autores: Z. Parr-Cortes, C. T. Müller, L. Talas, M. Mendl, C. Guest y N. J. Rooney.

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