Como ya saben nuestros lectores, desde el pasado 31 de marzo, el Consejo General de la Psicología junto con el Ministerio de Sanidad, han mantenido activo un servicio telefónico de primera atención psicológica dirigido a la población general con dificultades relacionadas con la alerta y la cuarentena por Covid-19, familiares de fallecidos o enfermos y profesionales sanitarios/as y otros intervinientes.
Ayer, 26 de mayo, se cerró este servicio de atención psicológica que, desde su puesta en marcha, ha permanecido abierto todos los días, con 15 líneas telefónicas, a través de las cuales se han llevado a cabo más de 5.570 intervenciones con personas de todo el territorio nacional.
Desde estos teléfonos, atendidos por psicólogos y psicólogas expertos en trauma, duelo y situaciones de crisis, se ha realizado primera atención psicológica y atención psicológica breve, en los casos en que ha sido necesario, realizando derivaciones a otros servicios especializados y el seguimiento de las personas que se dirigían a las líneas de atención, cuando se estimaba oportuno.
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Si bien los motivos de consulta y las necesidades de intervención han variado sustancialmente entre las poblaciones atendidas, a lo largo de estos dos meses, las preocupaciones más frecuentes, en el caso de los sanitarios e intervinientes, se han relacionado con el miedo o culpa -o ambos- por contagiar a sus propios familiares y con la impotencia por sentir que no pueden hacer aún más por sus pacientes. Con respecto a los familiares, los datos revelan que presentan, de forma reiterada, malestar y síntomas de ansiedad debido a la imposibilidad de acompañar a sus seres queridos en el proceso de enfermedad o de muerte; asimismo, entre la población general ha sido necesario realizar, diariamente, entre 2 y 3 intervenciones en crisis en casos de intentos de suicidio y violencia.
A través de esta importante iniciativa, se ha cubierto un vacío asistencial en materia de prestaciones psicológicas, corroborándose una situación que, desde hace años, viene poniendo de relieve el Consejo General de la Psicología y que se ha evidenciado aún más en este contexto de pandemia por COVID-19, esto es: la escasez de psicólogos clínicos en todos los niveles de atención del Sistema Nacional de Salud.
Teniendo en cuenta el momento que estamos viviendo, la organización colegial se reitera en la necesidad de reforzar nuestro sistema sanitario con más profesionales de la Psicología de cara a garantizar la atención psicológica que la población española va a precisar tanto a corto como a largo plazo.
Para ello, y en aras de mejorar la calidad de la asistencia sanitaria pública a fin de poder dar respuesta a las necesidades psicológicas -presentes y futuras- de la sociedad, el COP insta a las autoridades sanitarias a incorporar psicólogos clínicos en todos los niveles de atención, incrementando notablemente las plazas de estos profesionales en salud mental especializada e implementando la Psicología Clínica en Atención Primaria. Concretamente, la incorporación de psicólogos clínicos en el primer nivel asistencial de salud redundaría en un ahorro en términos de costes económicos y sociales, al facilitar, entre otras cosas, la identificación precoz y la intervención temprana de los problemas de salud mental, así como la reducción de los tiempos de espera para recibir tratamiento adecuado, evitando, a su vez, complicaciones en la sintomatología del paciente y la consiguiente cronificación. Y no menos importante: se podría prevenir que los recursos puedan verse desbordados ante un previsible incremento de la demanda asistencial.