El texto subraya la importancia de no expresar ningún sentimiento de angustia al niño o la niña y afirma tener un padre y una madre con los que un niño o una niña siente que puede ser honesto/a es importante, tanto para el bienestar de su hijo o hija como para la relación paterno-filial, tanto a corto como a largo plazo. Especialmente con los y las adolescentes, es crucial mantener una comunicación abierta, animándoles a hablar (por ej., con frases como me alegra que me lo haya dicho«), y escuchando sin juzgar. Esta es una forma de validación para el/la menor. A este respecto, el Instituto subraya la trascendencia de que los niños y las niñas sepan que sus padres les quieren y están ahí para ayudarles y apoyarles incondicionalmente. En este sentido, sugiere utilizar frases del tipo estoy muy contento/a de que podamos hablar de esto porque queremos asegurarnos de que sabes que tienes todo nuestro apoyo.
En caso de inquietud ante la posibilidad de que sufran algún tipo de discriminación, tanto en la escuela como en otros entornos, así como el modo en que puedan reaccionar ante ello, es aconsejable iniciar la conversación explorando si el niño o la niña está preocupado/a por no ser aceptado/a o por ser objeto de acoso escolar, informándose de cómo se siente y cómo puede apoyarlo.
De acuerdo con el artículo, hablando abiertamente sobre este tema, refiriéndose con orgullo a la identidad de su hijo o hija y abogando por él o por ella, los padres están trabajando para hacer del mundo un lugar mejor para otros y otras jóvenes LGTBI.
Algunos estudios evidencian que la mayoría de los y las jóvenes LGTBI revelan primero su orientación sexual e identidad de género a sus amigos o amigas, y después a adultos de confianza que no siempre son sus padres. Por ello, el Instituto aconseja a los padres no sorprenderse ni ofenderse, si descubren que no son los primeros a los que acuden sus hijos o hijas para hablar sobre ello. Una de las razones por la cual los y las menores pueden ser reacios a hablar en primer lugar con sus padres, suele ser el miedo a decepcionar a sus padres, ante la presión de sus expectativas sobre quienes deberían ser. En esta línea, el Instituto desmitifica y desmiente otra de las preocupaciones comúnmente manifestadas por los progenitores y es el pensar que su orientación o condición sexual puede verse influenciada por las tendencias en su grupo de iguales.
El artículo recomienda también que sea el niño o la niña quien tome la iniciativa si desea contar a otros miembros de la familia su orientación o condición sexual, subrayando la importancia de ser respetuoso con sus deseos.
Fuente: Child Mind Institute
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