Redacción
Domingo, 17 de Mayo de 2020
Antropología
Los humanos se diferencian de otros primates en los tipos y cantidades de cuidados que los machos proporcionan a su descendencia. Se desconoce el momento preciso de la aparición de la «paternidad» humana, pero una nueva teoría propone que surgió de una necesidad de asociación en respuesta a las condiciones ecológicas cambiantes, según informan investigadores estadounidenses y franceses en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
La nueva teoría fue desarrollada usando herramientas de los economistas y el conocimiento del comportamiento económico y reproductivo de los buscadores humanos. La teoría se centra en los beneficios de un «encaje» entre parejas exclusivas, que permitió que los puntos fuertes de los machos y las hembras permitieran proveerse mutuamente y a su descendencia, según investigadores del Boston College, la Universidad de Chapman, la Universidad de Nuevo México y la Universidad de Toulouse en Francia.
Los científicos han tratado de explicar desde hace mucho tiempo cómo surgió la paternidad humana. El cuidado paterno – esas inversiones en la descendencia hechas por un padre biológico – es raro entre los mamíferos pero está muy extendido en las sociedades modernas de subsistencia humana. Gran parte de las inversiones de paternidad de los hombres consisten en proporcionar alimentos a niños relativamente indefensos durante períodos prolongados, hasta dos decenios en el caso de los modernos cazadores-recolectores. Esto supone una ruptura brusca con respecto a otros grandes simios, cuyos sistemas de apareamiento observados no fomentan el aprovisionamiento paterno.
Esa provisión paterna que surgió en los humanos parece notable y desconcertante al mismo tiempo, y ha alimentado una discusión sobre dos grupos de machos llamados «papás» y «parejas».
(Foto: Pixabay)
Con el apareamiento promiscuo, un posible padre que proporciona alimento a una pareja y a su descendencia conjunta sin buscar otras parejas corre el riesgo de ser superado en términos de aptitud biológica por un competidor, que se centre solo en el apareamiento promiscuo en lugar de invertir en la descendencia. Tal desventaja competitiva crea una barrera formidable para que los papás emerjan cuando los competidores abundan.
Una explicación a menudo invocada para la evolución de la provisión paterna en los humanos es que las hembras ancestrales comenzaron a aparearse preferentemente con machos que les proporcionaban comida, a cambio de la fidelidad sexual femenina. Esta explicación es insuficiente por varias razones, escriben los investigadores.
En cambio, el equipo de antropólogos y economistas sostiene que el cambio ecológico habría bastado para desencadenar la propagación de los papás, incluso frente a la infidelidad sexual femenina, según el informe: «El aprovisionamiento de los papás es el resultado del cambio ecológico».
La fuerza clave en la teoría del aprovisionamiento paterno son las complementariedades, en esencia la cooperación entre mujeres y hombres, así como entre los hombres. Las complementariedades son efectos sinérgicos que aumentan los beneficios per cápita, que pueden surgir de la división del trabajo y/o de la puesta en común de los recursos. El camino hacia las complementariedades comenzó hace unos cinco u ocho millones de años, con una sequía gradual en África y una necesidad cada vez mayor de contar con alimentos nutritivos, diversos, dispersos espacialmente y relativamente difíciles de obtener, incluidos los productos animales.
En respuesta al cambio ecológico, los homínidos ancestrales se adaptaron de diversas maneras, entre ellas la locomoción bípeda eficiente, la flexibilidad de la dieta y la capacidad de prosperar en diversos entornos, facilitada por el uso de herramientas. Las complementariedades entre machos y hembras habrían resultado de los nutrientes que cada sexo se especializó en adquirir: las proteínas y grasas adquiridas por los machos se emparejaron bien con los carbohidratos adquiridos por las hembras.
Las complementariedades entre los machos habrían sido el resultado de mayores rendimientos de la caza en grupo en vez de en forma aislada, y de compartir los alimentos para reducir el riesgo de hambruna. La dependencia dietética de los productos animales es, por lo tanto, una característica clave que subyace a estas complementariedades entre y dentro de los sexos.
Estas complementariedades habrían conducido a un aumento sustancial del impacto de la comida proporcionada por un padre en la supervivencia de la descendencia de su pareja.
Utilizando la teoría del juego evolutivo, los autores muestran que este impacto puede llevar a los papás a obtener una ventaja de aptitud física sobre los competidores, aunque estos últimos pueden todavía coexistir con los papás bajo ciertas condiciones. Si los hijos heredan los rasgos de su padre biológico, con el tiempo los padres aumentarán en número en una población. La conexión teórica de la evolución de la provisión paterna con el cambio ecológico permite a los autores hacer predicciones novedosas sobre el registro paleontológico y arqueológico. (Fuente: NCYT Amazings)