El apoyo psicológico y el educativo: áreas de mayor prioridad para el tercer sector durante la crisis del COVID-19

Durante este 2020, estamos viviendo una emergencia sanitaria, económica y social sin precedentes en nuestra historia reciente, en un contexto excepcional, en el cual, el papel de entidades no lucrativas está siendo primordial para hacer frente a los retos económicos y sociales que se plantean.

Con esta introducción se presenta un estudio elaborado por Fundación Deloitte, Asociación Española de Fundraising y Fundación Lealtad, con el fin de conocer el papel de entidades no lucrativas durante la pandemia y su respuesta ante los retos económicos y sociales que plantea la crisis provocada por el coronavirus.

Asimismo, incorpora los resultados obtenidos en la tercera oleada del Barómetro de Empresas COVID-19 que incluye la contribución social de las empresas durante la emergencia sanitaria, sus aportaciones, tanto económicas como materiales y la previsión de colaboración con proyectos sociales en el futuro.

Para llevar a cabo este estudio, se ha contado con información proporcionada por 170 entidades no lucrativas y 161 empresas.

Autor: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 08/07/2020

La actividad de las diferentes entidades, así como los beneficiarios a los que atienden, muestran una amplia variedad, con una importante contribución social en la atención a diversos focos y ámbitos.

De acuerdo con los datos de este estudio, las tres áreas prioritarias para más de un tercio de las entidades consultadas son salud, inserción social y discapacidad en tres colectivos básicos: juventud e infancia, personas en riesgo de exclusión y con discapacidad. Educación es otra área que concentra un porcentaje importante de actividad, con un 26%, seguido de cooperación internacional, con un 19%. Los colectivos que se sitúan en cuarta y quinta posición son enfermos con un 26% y mujeres en un 17% de los casos.

La atención a la discapacidad, el empleo y la educación son las áreas principales de las entidades de ámbito nacional, mientras los programas de desarrollo, medioambiente y la atención a emergencias destacan entre las entidades de cooperación internacional.

Para los panelistas del Barómetro de Empresas de la consulta especial COVID-19 publicada en mayo 2020, el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible (Salud y Bienestar), pasa a ser su ámbito de máxima prioridad (considerado así por un 73%), quedando en segunda posición el ODS 8-Trabajo decente, que antes de la pandemia constituía el principal foco de acción de los panelistas. El tercer y cuarto lugar en cuanto a prioridad, lo ocupan, respectivamente, el ODS 13 (Acción por el Clima) y el ODS 5 relativo a la igualdad de género (este último ha bajado de la segunda posición registrada en enero 2020).

En consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible prioritarios para las empresas, los beneficiarios que priorizarán en sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) serán enfermos (61%) y en segundo lugar los desempleados (50%).

Los resultados del estudio muestran cómo el colectivo prioritario para las entidades sociales, el de jóvenes e infancia, presenta una distribución dispersa en la prioridad otorgada por las empresas. Un 38% lo valoran con prioridad máxima, un 29% como segundo colectivo prioritario y un tercio como tercer grupo de beneficiarios, por lo que “parece que será el colectivo con menor prioridad en las políticas de acción social y RSC de los panelistas. El colectivo de personas en riesgo de exclusión, segundo en prioridad para entidades no lucrativas, es el cuarto para los panelistas del barómetro en mayo 2020 con un 41%. La mayoría de las empresas consultadas en el Barómetro de Empresas en mayo 2020, relegan a una segunda posición en prioridad los programas que focalizan en el colectivo mujer (48%), cuando en enero 2020 hasta un 56% lo consideraba en primera posición en relación con sus políticas de RSC.

Ante la crisis provocada por el coronavirus, un 52% de las organizaciones confirma que ha tenido que tomar ya decisiones que afectan a su personal o prevé hacerlo a corto plazo. Este porcentaje duplica al de las entidades que informan haberlo hecho en la crisis de 2008. En 2020, la mayoría ha optado por el ERTE como medida principal (27% del total de las organizaciones consultadas) alternando con otras como vacaciones retribuidas o reducción de empleo.

Uno de los mayores temores ha sido la adaptación del tercer sector al teletrabajo, ya que tiene una gran incidencia en el desarrollo digital de las organizaciones. Y, si bien todavía queda camino que recorrer, las entidades se han adaptado mejor de lo esperado. Concretamente, más del 75% de las entidades se han adaptado al teletrabajo sin ningún problema o con alguna dificultad inicial puntual. Sin embargo, en relación con las actividades que son objeto de la organización, un elevado porcentaje de las entidades que ha participado en este barómetro trabaja en los sectores de Inserción social, Discapacidad, Salud (34%, 34% y 42%), donde la actividad presencial es esencial. Por este motivo, más del 45% afirma tener dificultades en desarrollar su labor, e incluso un 17% revela que no puede llevarla a cabo, viéndose en la necesidad de parar muchos de sus programas. Estos datos ponen de relieve la necesidad de reformular y reacondicionar objetivos, presupuestos, informes, etc. En esta línea, las entidades demandan comprensión y flexibilidad tanto a las empresas como a las administraciones para poder atender la emergencia y adaptar los proyectos a una nueva realidad que, a día de hoy, “sigue siendo incierta”.

Con respecto al impacto en el funcionamiento normal de su actividad, la gran mayoría de las organizaciones está significativamente afectada en la ejecución de proyectos (82%). En este sentido, los autores de este informe prevén que, en los próximos meses, esta cifra aumente, “lo que preocupa mucho al sector”. A esto se añade el hecho de que se ha reducido el número de personas voluntarias durante estos meses -según lo indicado por casi la mitad de los participantes-, con lo que esto supone para el normal funcionamiento y atención a la sociedad.

El informe pone de relieve el reto adicional que representa la pandemia para las organizaciones que deben afrontar la atención a sus beneficiarios en un nuevo contexto. Para las entidades de la muestra, la atención psicológica es el área de mayor prioridad (71%), seguida del apoyo escolar (54%) (especialmente importante durante el confinamiento para no acrecentar la brecha educativa y no perder los avances conseguidos durante el curso) y de la provisión de medicinas y productos de higiene (52%), en línea con la demanda urgente de equipos de protección que manifiestan las entidades para poder garantizar la seguridad de sus profesionales y beneficiarios.

La alimentación, ámbito que hasta ahora muchas entidades no atendían por estar cubierto, ha pasado a primer plano y para un 48% de las entidades de la muestra es una de las áreas de mayor prioridad: “sus beneficiarios han perdido su única fuente de ingresos y no pueden hacer frente a las necesidades básicas”.

El estudio concluye recordando el futuro incierto que nos espera y que obliga a las entidades a poner el foco en dos áreas, la más urgente, la seguridad de los trabajadores y beneficiarios señalada por el 84% de los encuestados, y la segunda: «las que permiten reordenar la estrategia y la sostenibilidad económica», para el 72% el área de marketing/ fundraising va a ser una de las prioridades principales de cara al futuro.

Se puede acceder al estudio desde la página Web de la Confederación Salud Mental España o bien directamente a través del siguiente enlace:

Impacto del COVID-19 en entidades no lucrativas

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