Seguridad y Salud y el Futuro del Trabajo, es el nuevo lema con el que la Organización Internacional del Trabajo (International Labour Organization, OIT) ha iniciado su campaña para celebrar, un año más, el Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo.
La conmemoración de este Día Mundial, cuya fecha oficial es el 28 de abril, consiste en una campaña anual internacional orientada a promover el trabajo seguro, saludable y digno.
En esta edición 2019, con motivo del centenario de la OIT y de las discusiones sobre el futuro del trabajo y su impacto sobre la seguridad y la salud laboral, se hace balance de los 100 años en los que la Organización ha trabajado para mejorar la seguridad y salud en el trabajo, y poder mirar hacia el futuro con el fin de continuar trabajando en esa mejora, a través de los importantes cambios que se están produciendo actualmente en distintos ámbitos.
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En este sentido, ha publicado un informe global, a lo largo del cual aborda los diversos cambios en las modalidades y organización del empleo, la tecnología (digitalización y CIT, trabajo en plataformas digitales, automatización y robótica), la demografía, el desarrollo sostenible, que incluye el cambio climático, y otros impulsores, que afectan a la dinámica de la seguridad y salud y a la naturaleza de las profesiones afines.
Tal y como señala el informe, los riesgos psicológicos y sociales, el estrés relacionado con el trabajo y las enfermedades no transmisibles especialmente, las circulatorias, el cáncer y las enfermedades respiratorias-, preocupan cada vez más a gran número de trabajadores de todo el mundo; sin embargo, muchos siguen haciendo frente a riesgos persistentes para la seguridad y la salud relacionados con el ámbito laboral y es importante no pasarlos por alto cuando miramos hacia el futuro, por lo que es un imperativo global que los actuales desafíos en este ámbito se acometan con estrategias de prevención efectivas.
Para tal fin, el documento pone de relieve la importancia de reunir a todas las partes interesadas clave a nivel internacional y nacional, afirmando que los gobiernos, los empleadores y los trabajadores integran los fundamentos a partir de los cuales construir un futuro del trabajo seguro y saludable.
Concretamente, en relación con los riesgos psicológicos y sociales, los autores del informe subrayan la trascendencia de otorgarles una atención adicional, sobre todo en torno a la determinación de las situaciones y las prácticas de empleo que inciden en el estrés relacionado con el trabajo y los resultados de la salud mental. Asimismo, consideran preciso continuar analizando y estudiando una serie de aspectos al respecto, entre ellos los siguientes:
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El modo de integrarlos en las evaluaciones de los riesgos como parte de los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo, en aras de preparar estrategias, intervenciones y reglamentaciones específicas de prevención y gestión.
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El desarrollo de un clima de seguridad psicológica y social, y gestionar mejor la salud mental en el lugar de trabajo.
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La comprensión de la dinámica de los antecedentes del estrés (factores generadores de estrés laboral) y de los antecedentes del bienestar (incluidos los modelos de demanda-recursos laborales y las cuestiones relacionadas directamente con la persona), la organización y el medio ambiente.
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La correlación entre los riesgos psicológicos y sociales en el trabajo y su efecto en la salud física de los trabajadores, incluidas las enfermedades cardiovasculares y los trastornos musculoesqueléticos, la hipertensión, los trastornos gastrointestinales y los trastornos mentales (agotamiento, depresión), etc.
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La correlación entre las horas excesivas de trabajo y el trabajo sedentario con los efectos para la salud física de los trabajadores.
Según indica el documento, cuestiones como el aislamiento, la socialización, el acceso a la información, la representación, la organización del trabajo, las responsabilidades por enfermedades profesionales o accidentes del trabajo , son puntos clave que deben abordarse para anticipar y configurar una cultura de prevención en materia de seguridad y salud adaptada al nuevo entorno.
Asimismo, considera fundamental corregir la brecha entre la salud en el trabajo, la salud pública, la salud ambiental y el bienestar general para anticipar y prevenir los riesgos nuevos y emergentes.
De acuerdo con el informe, el bienestar del trabajador es un importante factor que determina la efectividad a largo plazo de una organización. Por este motivo, establece la relevancia de seguir estudiando y ocupándose de cuestiones relacionadas con el futuro del bienestar en el ámbito laboral, tales como: ¿cómo pueden abordarse los efectos de las nuevas tecnologías y las nuevas ocupaciones en la salud y el bienestar de los trabajadores?, ¿qué puede hacerse para garantizar el bienestar de los trabajadores con modalidades de trabajo y condiciones laborales distintas?, ¿cómo pueden reducirse la carga del trabajo por turnos, las jornadas de trabajo largas y la falta de sueño?, ¿cómo pueden impulsarse oportunidades para promover entornos físicos y psicológicos de trabajo que sean positivos y una cultura/un ambiente organizativo favorable?, ¿puede un diseño de las tareas que favorezca un trabajo más saludable, la promoción de la salud y la aplicación de prácticas organizativas superiores mejorar la seguridad, la salud y el bienestar de los trabajadores?, ¿cuál es la relación entre un clima de seguridad, la satisfacción laboral y la rotación de personal?, o, ¿cómo afectan la violencia, la intimidación y el acoso en el trabajo al bienestar de los trabajadores?, entre otras.
El informe completo se encuentra disponible en la página Web de la OIT, o bien directamente a través del siguiente enlace: