La controversia sobre los efectos negativos del consumo de antidepresivos está cobrando cada vez más peso en la literatura científica. Actualmente su uso está totalmente desaconsejado en el caso de niños y adolescentes, puesto que están ampliamente demostrados sus efectos adversos en este grupo de edad (más información aquí). De hecho, basándose en los resultados de diversos estudios de calidad, la FDA (Food and Drug Administration), es decir, la institución encargada de la regulación de medicamentos en EE.UU., incluyó hace dos años una cláusula de advertencia en los prospectos de estos fármacos alertando del serio riesgo de aumento de conductas suicidas en niños y adolescentes tratados con antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y desaconsejando su prescripción.
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En lo que respecta al grupo de adultos, los expertos también han alertado de la falta de transparencia de los estudios sobre la eficacia de los antidepresivos y de los sesgos metodológicos en la presentación de los resultados (más información aquí). No obstante, la publicación el año pasado de un metaanálisis en la revista Psychopharmacology, pretendió zanjar esta polémica afirmando que los antidepresivos demuestran una disminución de las tasas de suicidio en adultos (ver resumen aquí). El estudio, que fue ampliamente difundido por los medios de comunicación, también fue objeto de una intensa crítica por parte de la comunidad científica debido a las graves carencias metodológicas del mismo y a la escasa fiabilidad de los resultados obtenidos. Una de las voces críticas fue la de la prestigiosa psiquiatra Johanna Montcrieff, cuyos comentarios respecto a los errores metodológicos del metaanálisis publicado en la revista Psychopharmacology pueden consultarse aquí.
Entre otros argumentos, el estudio fue criticado por la utilización de un estadístico no apropiado para el análisis de datos, que podría estar sesgando o camuflando los resultados. Por este motivo, los investigadores Michael P. Hengartner de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zurich, Suiza, y Martin Plöderl de la Universidad de Medicina de Paracelso, Salzburgo (Austria) decidieron reanalizar los datos de los estudios incluidos en este metanálisis mediante el empleo del estadístico correcto. Los resultados, que acaban de ser publicados en la revista Psychotherapy & Psychosomatics, revelan conclusiones completamente opuestas a las del estudio inicial.
En concreto, Hengartner y Plöderl han encontrado que la tasa de intentos de suicidio es 2,5 veces más elevada en personas que toman antidepresivos frente a las personas que toman placebo. Las cifras concretas son aún más sorprendentes, con 206 intentos de suicidio y 37 muertes por suicidio en personas que toman antidepresivos frente a 28 intentos de suicidio y sólo 4 fallecimientos por suicidio en personas que toman placebo.
A tenor de los resultados los investigadores señalan que «los antidepresivos aumentan significativamente el riesgo de suicidio en adultos con depresión mayor», lo que implica que las personas tratadas con antidepresivos tienen una probabilidad significativamente mayor de realizar intentos de suicidio y de morir por suicidio que las personas con depresión mayor que son tratadas con una sustancia placebo.
Estos resultados tienen serias implicaciones de cara a la práctica asistencial, donde la prescripción de antidepresivos sigue siendo la tendencia habitual, por lo que los investigadores alertan de la necesidad de continuar la investigación en este campo.
Fuente:
Hengartner, M. P., & Plöderl, M. (2019). Newer-generation antidepressants and suicide risk in randomized controlled trials: A re-analysis of the FDA database. Psychotherapy & Psychosomatics. Publicado online 24, Junio, 2019. doi: 10.1159/000501215