La nueva guía del Instituto para la Excelencia en Salud y Atención Médica del Reino Unido (NICE) tiene como objetivo ayudar a identificar, prevenir y reducir la violencia doméstica y el abuso. Mediante esta herramienta, el NICE pretende ayudar a identificar, prevenir y reducir la violencia doméstica y el abuso entre hombres y mujeres tanto entre relaciones heterosexuales como homosexuales. Por tanto, la guía entiende la violencia doméstica desde un amplio espectro, contemplando la atención a mujeres y hombres víctimas de violencia doméstica, si bien reconoce que la prevalencia de las agresiones físicas por parte de un compañero o familiar adulto es mayor en las mujeres heterosexuales que en los hombres, así como que las mujeres heterosexuales experimentan más violencia física repetida, una violencia más severa, mucha más violencia sexual, más control coercitivo, más lesiones y más miedo a su pareja. Asimismo, la guía contempla la atención a los jóvenes víctimas de una relación abusiva y a los niños afectados por violencia o abuso en su entorno familiar.
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Foto: Odonata Wellnesscenter Fuente: pexels Fecha descarga: 27/02/2020
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La guía está dirigida a profesionales sanitarios y del sector de trabajo social, responsables y proveedores de centros de atención a mujeres, personas que trabajan en centros de atención especializados en violencia doméstica, profesionales vinculados al ámbito de Justicia, las propias víctimas de violencia doméstica y el público en general.
Tal y como establece el NICE, la violencia doméstica es un tema complejo que requiere un manejo sensible por parte de una variedad de profesionales de la salud y la asistencia social, de forma que el abordaje más eficaz es a aquel que incluye múltiples profesionales debidamente cualificados en esta área.
Algunas de las recomendaciones basadas en la evidencia que ofrece la guía del NICE para la práctica asistencial con víctimas de violencia y abuso doméstico en servicios multiprofesionales, son las siguientes:
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Planificar servicios basados en una evaluación de necesidades y mapeo de servicios. A la hora de planificar las intervenciones es necesario realizar una evaluación de necesidades junto con las mujeres, hombres y jóvenes que has sufrido violencia doméstica. Los responsables de los servicios de atención en violencia doméstica deben ser conscientes de la importancia de consultar a los grupos afectados, que rara vez tienen voz en estas decisiones. Se debe asimismo, registrar todos los servicios locales y asociaciones de la zona que pueden apoyar a las víctimas de violencia doméstica a la hora de poder establecer una respuesta coordinada a nivel comunitario.
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Se debe establecer un acuerdo estratégico entre las múltiples agencias asistenciales (servicios sanitarios, servicios de violencia sexual, vivienda, centros educativos, ONGs, servicios de justicia
) para prevenir la violencia doméstica.
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Desarrollar una estrategia de respuesta que incluya una integración de los servicios, de forma que se de respuesta a las necesidades de salud y asistencia social de quienes sufren violencia doméstica y abuso (incluidos los jóvenes) y se tenga en cuenta la intervención con el perpetrador del abuso. Alternativamente la estrategia debe fundamentarse en una serie de pilares entre los que se incluye el abordaje integral de todos los posibles riesgos y grados de gravedad de la violencia y abuso doméstico y la puesta en marcha de servicios basados en la evidencia.
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Propiciar una atmósfera que facilite la apertura de la persona para hablar sobre la violencia doméstica que está sufriendo. Para ello, se deben exhibir dípticos e información en las salas de espera sobre los recursos disponibles para prestar apoyo a las personas afectadas por la violencia doméstica, en una variedad de formatos y de idiomas, asegurar la máxima privacidad para que las personas no puedan ser escuchadas o proporcionar capacitación continua y supervisión regular al personal encargado del trato directo con las víctimas.
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Asegurar que el personal está debidamente capacitado para realizar la entrevista a las personas víctimas de violencia y abuso doméstico, de forma que la entrevista se realice de manera segura y sensible a las necesidades de las víctimas.
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Adoptar protocolos y métodos claros y seguros a la hora de compartir información entre los proveedores de servicios, asegurando la confidencialidad, contando con el consentimiento informado de los afectados y evaluando el riesgo que puede suponer para la persona el compartir dicha información. Tal y como advierte la guía, compartir información sin el consentimiento de la persona puede minar su confianza y poner en peligro su seguridad.
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Ofrecer un apoyo personalizado en relación con las necesidades de cada persona. Los profesionales que atienden a víctimas de violencia doméstica deben priorizar la seguridad de las personas, derivar a las víctimas a servicios especializados en violencia doméstica y evaluar regularmente qué tipo de servicios necesitan.
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Prestar ayuda especial a las personas que tienen dificultades para acceder a los servicios, como personas pertenecientes a grupos étnicos minoritarios, personas con discapacidad, personas mayores, personas del colectivo LGTBIQ. En este sentido se debe capacitar al personal en contacto directo con personas afectadas por violencia doméstica en cuestiones de igualdad y diversidad, asegurando que sus prejuicios no sean un obstáculo en la prestación de ayuda y que ponen en marcha mecanismos para buscar asesoramiento especializado, en caso necesario.
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Identificar y, cuando sea necesario, referir a
niños y jóvenes afectados por violencia doméstica
y abuso a servicios especializados, así como proporcionar servicios especializados de violencia doméstica y abuso para este grupo de edad, que tengan como objetivo:
– Abordar los daños emocionales, psicológicos y físicos derivados de un niño o joven afectado por la violencia doméstica y el abuso, así como su seguridad, incluyendo la evaluación del impacto a nivel educativo, conductual y social.
– Proporcionar un paquete coordinado de atención y apoyo que tenga en cuenta las preferencias y necesidades individuales.
– Asegurar que el apoyo proporcionado coincida con la etapa de desarrollo del niño o niña. Las intervenciones deben ser oportunas y continuar durante un período suficientemente largo para lograr efectos duraderos, puesto que las intervenciones a largo plazo son más efectivas.
– Proporcionar intervenciones que tengan como objetivo fortalecer la relación entre el niño o joven y sus padres o cuidadores no abusivos. Esto puede implicar sesiones de terapia psicológica individual o grupal, o ambas.
– Brindar apoyo y servicios para niños y jóvenes que sufren violencia doméstica dentro de sus propias relaciones íntimas.
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Proporcionar a las personas que sufren violencia doméstica tratamiento basado en la evidencia para los problemas de salud mental que pueda tener la persona afectada. En este sentido, el NICE insiste en la necesidad de que las intervenciones de salud mental sean proporcionadas por profesionales capacitados en el abordaje de la violencia doméstica. Asimismo, el programa de intervención debe incluir una evaluación continua del riesgo de más violencia doméstica, la planificación de medidas de seguridad y la oferta de una derivación a servicios de apoyo especializados. También debe tener en cuenta las preferencias de la persona y si la violencia y el abuso son continuos o históricos.
Tal y como se señala en la guía del NICE, el coste de la violencia doméstica es tan significativo, tanto en términos humanos como económicos, que incluso las intervenciones que ofrecen una eficacia marginal son rentables.
Las personas interesadas pueden consultar todas las recomendaciones en el siguiente enlace:
Domestic violence and abuse: multi-agency working
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