El autocontrol es una importante competencia personal que se desarrolla durante las primeras décadas de la vida y que se relaciona con el ajuste conductual y emocional, por lo que puede ser considerado como un factor que previene el surgimiento de problemas psicológicos. Este estudio analizó la relación del autocontrol con la edad y con algunos de los problemas más frecuentes durante la adolescencia y la adultez temprana, como son el consumo de sustancias, la adicción a Internet y la sintomatología ansioso-depresiva.
El estudio se llevó a cabo sobre una muestra de 1600 sujetos andaluces con edades comprendidas entre los 12 y los 34 años, representativa de la población andaluza, y que fueron seleccionados mediante un sistema de rutas aleatorias y entrevistados en sus domicilios. En dichas entrevistas cumplimentaron una adaptación de la Brief Self-Control Scale, el Internet Addiction Test, un breve cuestionario sobre el consumo de sustancias y la subescala de ansiedad y depresión del YSR y el ASR.
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Los resultados del estudio proporcionaron evidencias sobre la relación del autocontrol con la edad, y con las variables referidas al desajuste emocional y comportamental. En cuanto a la relación con la edad, el autocontrol descendía durante la adolescencia para después experimentar un aumento gradual a lo largo de la adultez temprana, de forma que fueron los sujetos de 30 años o más quienes mostraron un mayor autocontrol, mientras que entre los 15 y 19 años se observaron las puntuaciones más bajas. Ese descenso en plena adolescencia puede resultar sorprendente, ya que podría esperarse que las competencias de autorregulación fuesen madurando poco a poco tras la infancia. No obstante, como han indicado los estudios recientes en el campo de las neurociencias, los cambios hormonales propios de la pubertad provocan una hiperactivación del sistema mesolímbico de recompensa, encargado de poner en marcha los impulsos, en un periodo evolutivo en que la corteza prefrontal encargada de controlar esos impulsos aún no ha madurado por completo. Ello explicaría la mayor implicación de los adolescentes en conductas de asunción de riesgos y en comportamientos adictivos.
Otro objetivo del estudio era analizar la asociación entre el autocontrol y algunos indicadores de desajuste psicológico. Los resultados sirvieron para confirmar nuestra hipótesis de partida. Así, las puntuaciones bajas en autocontrol se asociaron significativamente a un mayor consumo de sustancias, más problemas de ansiedad-depresión y puntuaciones más elevadas en la escala de adicción a Internet. Estos datos indican que el autocontrol es una competencia personal que actúa como factor de protección ante algunos de los problemas más frecuentes durante la adolescencia. Si tenemos en cuenta que la pérdida de control y la persistencia en una conducta con consecuencias negativas son elementos esenciales para considerar un comportamiento como adictivo, no resulta sorprendente que el bajo autocontrol muestre una relación significativa con la adicción a Internet y con el consumo de sustancias, que además correlacionaron significativamente entre sí. Es importante subrayar que no todos los sujetos que hicieron un uso intensivo de Internet desarrollaron una adicción, ya que un alto autocontrol previno que los jóvenes que usaban Internet con mucha frecuencia desarrollaran un comportamiento adictivo. Este dato apoya la idea de que lo que define una conducta como adictiva no es tanto la frecuencia con la que se realiza como la pérdida de control por parte del sujeto y el establecimiento de una dependencia que interfiere seriamente en su vida cotidiana.
También, resulta muy interesante la asociación encontrada entre el bajo autocontrol y los síntomas ansioso-depresivos, que bien podría justificarse por el hecho de que las dificultades para la regulación de las emociones y los estados de ánimo han sido postuladas como importantes factores de riesgo para el desarrollo de esta sintomatología. Aunque la escala utilizada en nuestro estudio se refiere fundamentalmente al autocontrol conductual, la autorregulación de la conducta y la autorregulación de las emociones están estrechamente entrelazadas, puesto que en ambos procesos el sujeto debe realizar un esfuerzo deliberado por alcanzar un objetivo mediante control cognitivo, ya sea controlar una emoción o un comportamiento. Un esfuerzo que requiere la intervención de los mismos procesos y sistemas neurológicos, fundamentalmente el circuito cognitivo autorregulatorio que tiene su base en la corteza prefrontal.
Para terminar, hay que subrayar que a pesar de las limitaciones de este estudio, como su carácter transversal o la utilización de una única fuente de información, los resultados contribuyen a un mejor conocimiento de una competencia muy importante durante la adolescencia y la adultez temprana, indicando que la promoción del autocontrol en edades tempranas podría contribuir de forma significativa a la prevención de algunos de los problemas de ajuste psicológico más prevalentes durante la adolescencia y juventud. Así, el autocontrol podría fomentarse mediante cambios significativos en la forma en que se educa a los menores tanto en la familia como en la escuela, ya que los sistemas cerebrales que lo sustentan se desarrollan durante la infancia y la adolescencia. Por un lado, se debería apoyar a madres y padres para que muestren un estilo educativo caracterizado por el afecto, la supervisión y la promoción de autonomía. Por otro lado, las escuelas deberían prestar más atención a la promoción del autocontrol incorporando en sus currículos programas y actividades dirigidas a su fomento. Apoyar a profesorado y progenitores en esta importante tarea puede ser un reto para una sociedad que busca mejorar el desarrollo y la salud de nuevas generaciones de jóvenes y adolescentes.
El artículo completo junto con las referencias pueden consultarse en la Revista Psychosocial intervention:
Oliva, A., Antolín-Suárez, L., Rodríguez-Meirinhos, A. (2019). Investigando la relación entre el autocontrol, la edad, y el desajuste psicológico en adolescentes y jóvenes adultos españoles. Psychosocial intervention, 28, 49-55.