El consumo de sustancias entre iguales multiplica por 10 las tasas de consumo entre adolescentes.
Esta es una de las conclusiones del informe titulado Prevención basada en evidencia: radiografía de consumos y adiciones en jóvenes de 12 a 20 años, realizado por la unidad de Psicoloxía do Consumidor e o Usuario de la Universidad de Santiago de Compostela, para el Plan Local de Adicciones del Ayuntamiento de Vigo.
Tal y como señalan sus autores, el consumo de alcohol y sustancias, junto con los problemas derivados del uso de Internet y las redes sociales, son enormes desafíos a los que no es fácil dar una respuesta efectiva de las Administraciones.
Con este estudio, pionero en el marco de un acuerdo de colaboración entre el Ayuntamiento de Vigo y la Universidad de Santiago, se pretende realizar un diagnóstico básico del consumo actual de sustancias entre los jóvenes de Vigo y los comportamientos adictivos, en aras de contribuir a la optimización del trabajo preventivo y sentar las bases de un nuevo Plan Local para la Prevención de Comportamientos Adictivos de la Ciudad de Vigo.
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Foto: Guillaume Maurice Fuente: pexels Fecha descarga: 04/03/2020
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Para tal fin, se contó con una muestra de 4.807 alumnos y alumnas de ESO, FP, Bachillerato, de centros públicos o concertados de Vigo, de una población total de 33.000 vigueses con edades entre 12 y 20 años.
A continuación, presentamos los principales resultados del estudio:
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Se observa una disminución progresiva en las edades de inicio del consumo de las diferentes sustancias (rango crítico entre 13.5 y 15.5 años).
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Un 16,1% afirma acudir regularmente a botellones (al menos una vez al mes, más de 5.000 niñas y niños. En el rango de edad de 12-14 años, son alrededor de 250). Estos/as presentan un patrón claro de policonsumo: el 96,4% consume alcohol, un 51,6% consume alcohol y tabaco, y un 27% alcohol, tabaco y otras drogas.
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En relación con los consumos de riesgo, el 6,8% de los y las adolescentes en Vigo ya presentan problemas con el consumo de cannabis (más de 2.000 casos).
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El consumo de riesgo, excepto en el caso del cannabis, es mayor en las niñas que en los niños.
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Ya con 12-14 años pueden encontrarse casos de consumo de alcohol (aproximadamente 800 casos estimados) y cannabis (más de 200).
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Con respecto al consumo de drogas emergentes, si bien los niveles de consumo son bajos, las drogas emergentes están presentes en los entornos de socialización de los y las adolescentes, y, generalmente, se compran a través de amigos/as o conocidos/as e incluso en fiestas y festivales.
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Los datos relacionados con drogas facilitadoras de agresión sexual, muestran 67 casos de sumisión química. El mayor porcentaje de casos se concentra en el grupo de edad de 15 a 17 años (61,2%), pero entre 12 y 14 ya se observa 1 de cada 5 casos (19,4%). 6 de 7 casos no se denuncian.
A este respecto, el botellón es un claro factor de riesgo para la sumisión química, con tasas de victimización 5 veces más altas. Las víctimas claramente tienen un patrón de consumo de riesgo, por lo que, los autores consideran que en algunas ocasiones, puede hablarse de vulnerabilidad química.
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Los mitos y principales expectativas en torno al consumo de alcohol señaladas por niños, niñas y adolescentes son: divertirse mucho y pasarlo en grande, sentirse bien y feliz», dejarse llevar, ser más sociable y olvidarse de los problemas.
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El consumo de sustancias entre iguales multiplica por 10 las tasas de consumo de adolescentes.
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El deporte es un factor claro en la protección contra el consumo, pero especialmente en el caso de las niñas.
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En lo referente al uso de Internet y redes sociales, se registra que el 91,7% tiene teléfono móvil con conexión a Internet. La media de edad en la que consiguen su primer móvil es a los 11,6 años.
El porcentaje de niñas y niños que comienzan a desarrollar una adicción a la red es del 26,9%. Este porcentaje es significativamente mayor entre las niñas y los jóvenes de 15 a 17 años.
En 4 de cada 10 hogares hay discusiones todos los meses debido a la telefonía móvil o Internet, pero solo 1 de cada 3 madres/padres controlan y limitan el uso que hacen sus hijas o hijos de la telefonía móvil o la Red.
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Por otro lado, las cifras muestran que jugar a videojuegos es una de las principales fuentes de ocio para adolescentes: un 60,3% reconoce que juega al menos una vez al mes, un 47,3% una vez a la semana y un 19,7% lo hace diariamente. Asimismo, el 83,2% de los que juegan regularmente ya lo hacen online.
El tiempo de exposición a videojuegos habitual es de 6-7 horas a la semana, sin embargo, hay un 7,2% que dedica más de 20 horas y un 2,6% más de 40.
Para casi 2 de cada 10 adolescentes (17%) el uso de videojuegos ya es un problema y el 3,4% tiene síntomas de adicción (más de 2.000 jóvenes).
En este contexto, las madres y los padres desempeñan un rol crucial: en aquellos casos en los padres y las madres no controlan y limitan el uso de las TIC en el hogar, o utilizan el teléfono móvil delante de sus hijos e hijas (por ej., en la mesa durante la comida), se detectan tasas significativamente más altas de uso problemático de videojuegos entre aquellos que utilizan regularmente sus teléfonos móviles, y entre los que generalmente se conectan a Internet desde las 12 del mediodía.
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Con relación a las apuestas monetarias, aproximadamente 1 de cada 4 adolescentes (26,2%) en la Ciudad de Vigo afirma haber apostado dinero al menos una vez en su vida. La mayoría de los que juegan (24,5%) dicen que lo hacen a través de máquinas de apuestas deportivas, máquinas de apuestas, loterías u otras formas de juego, mientras que el 10,8% ha apostado online. Estos resultados son muy similares a los datos a nivel estatal (22,7% y 10,3%).
La gran mayoría de los que apuestan a través de la Red (84,8%) también lo hacen de forma presencial.
Se estima en 1,6% el volumen de adolescentes que ya pueden tener problemas con el juego (0,9% presentaría un patrón de juego problemático y 0,7% podría estar experimentando adicción). Este porcentaje asciende al 6,6% entre los que han apostado alguna vez en sus vidas y al 18% entre aquellos que han apostado en el último mes.
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El deporte no parece tener peso como factor de protección en el caso de los videojuegos y las apuestas, incluso si se convierte en un claro factor de riesgo.
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Apuestas online y videojuegos: algunos tipos de videojuegos han comenzado a introducir la dinámica de los micropagos y los cofres recompensa, que pueden predisponer a las apuestas.
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Los técnicos y las técnicas de prevención manifiestan su preocupación por las adicciones sin sustancia (dispositivos móviles, videojuegos, RRSS, etc.), peligrosamente normalizadas en las familias y en la sociedad en general, y en particular, con los nuevos problemas planteados por el juego y el juego de azar.
También hacen referencia a la disminución de las edades de inicio de consumo y la necesidad de trabajar en la prevención ambiental para combatir la normalización del consumo, instando a una actitud más valiente y responsable por parte de las instituciones.
Asimismo, subrayan la importancia de incorporar la transversalidad en todo el trabajo de prevención en la perspectiva de género y la implementación de acciones específicas para combatir el uso de Sustancias Químicas.
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Los y las docentes ponen de relieve la relevancia de los problemas de juegos de azar, los videojuegos y las TIC en general, cada vez más presentes en los centros educativos. Con respecto al consumo de alcohol y sustancias, el profesorado apunta que hay un rango inicial crítico de 13 a 15 años.
También alude al papel del ocio y el deporte, como elementos clave en la prevención. En esta línea, consideran contradictorio que un deporte como el fútbol se asocie con frecuencia a la normalización del consumo de alcohol y, cada vez más, a las apuestas deportivas.
Otra preocupación es la emergencia de sustancias químicas y el peso que Internet y las redes sociales están teniendo sobre la educación sexual.
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Las madres y los padres están preocupados por la falta de una oferta de ocio atractiva y saludable para sus hijos, surgiendo espontáneamente el Náutico como contexto al que definen en repetidas ocasiones como un escenario de consumo descontrolado, en el que casi todo es permitido y donde los adolescentes viven solos», sin que el Ayuntamiento haga nada para evitarlo.
Hacen referencia a las adicciones sin sustancia, mencionando, especialmente, a las apuestas deportivas y los videojuegos. Comparten la idea de que los y las adolescentes de hoy en día, son más vulnerables, debido al mayor grado de exposición, mayor accesibilidad y presencia en entornos propensos al consumo. Empero, las madres y los padres realizan una autocrítica, reconociendo la excesiva permisividad y falta de control que hay actualmente en los hogares.
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Entre los y las adolescentes existe una visión positiva del alcohol, que va más allá de la normalización, dotándolo de positividad: diversión, desinhibición, amistad, sociabilidad e incluso felicidad.., lo que lleva a confirmar sus expectativas positivas. Mencionan igualmente la accesibilidad, la presión grupal y el componente social inherente al consumo, lo que pone de manifiesto la trascendencia de trabajar en la prevención.
La continua y espontánea referencia a las apuestas por parte de los y las jóvenes, confirma el miedo de los técnicos y las técnicas, los y las docentes y las familias.
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Aunque en Vigo, los niveles de consumo son significativamente más bajos que en toda Galicia y el resto del Estado (lo que evidencia el valioso trabajo de prevención que durante casi dos décadas están llevando a cabo los y las profesionales, desde una perspectiva integral y comunitaria), los datos expuestos en párrafos anteriores indican que aún hay motivos de preocupación y para continuar trabajando en la prevención.
Se puede acceder al informe desde la página del Plan Local sobre Dependencias y otras adicciones del Ayuntamiento de Vigo, o bien directamente a través del siguiente enlace:
Prevención baseada na evidencia: radiografía dos consumos e adiccións na mocidade viguesa de 12 a 20 anos
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