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La Asamblea General del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en un informe de noviembre de 2019, reflexiona sobre la disminución del número de familias extensas y el aumento del número de familias monoparentales, haciendo que la intervención social con familias adquiera especial importancia, y a que la protección social informal basada en los cuidados mutuos o compartidos, que las familias extensas de manera tradicional ofrecían, ya no se sustenta, cobrando relevancia los sistemas formales de “intervención social”.
La familia puede definirse como función y como proceso relacional. En cuanto a las principales funciones familiares, están las de proveer recursos, el cuidado físico, la afectividad, la educación y la de proveer de referencias (Fantova, 2000). En cada una de estas funciones y en el proceso relacional, no existe una disciplina con mayor capacitación y bagaje de producción de conocimientos que la nuestra, siendo difícil pensar en la intervención familiar sin la concurrencia de un o una profesional de la Psicología.
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Foto: 15 de mayo, Día Internacional de las Familias Fuente COP Andalucía Oriental
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En primera línea de esa intervención familiar, jugando un papel muy importante, nos encontramos una gran cantidad de profesionales de la Psicología, fundamentalmente en el ámbito de los Equipos Base y los Equipos de Tratamiento Familiar de los Servicios Sociales Comunitarios, que han prestado servicios esenciales en la situación de crisis sanitaria y que van a ser esenciales en los procesos de recuperación de los múltiples aspectos funcionales y relacionales de las familias que se están viendo comprometidos como consecuencia de los escenarios de crisis, así como en los diferentes contextos de vulnerabilidad social posteriores.
No menos importantes, son otros numerosos espacios y niveles de la intervención familiar en los que estamos presentes los y las profesionales de la Psicología; Clínica, Sanitaria, Mediación, Jurídica,… Son ámbitos en estrecha interrelación con los anteriores y, si consiguiésemos mayor nivel de comunicación y consenso intraprofesional, lograríamos aumentar la eficacia y eficiencia de las intervenciones, llevando a cabo una mayor puesta en valor de nuestra profesión como psicólogos y psicólogas. Tampoco podemos olvidar el importante colectivo que conforma la Psicología Educativa que, jugando un papel fundamental en la intervención familiar, su figura como profesionales de la Psicología sigue sin reconocerse a nivel formal y legal en el contexto de los centros.
Las Naciones unidas siguen considerando a la familia como la unidad básica de la sociedad. El 15 de mayo de celebra el Día Internacional de las Familias para que la población reflexione sobre el importante papel de la familia para con sus integrantes y sobre desarrollo social de una comunidad, por lo que, con este pequeño escrito, hemos querido contribuir a esta reflexión, acompañada de cierto nivel de significación de nuestra profesión psicológica.
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