La situación generada con la aparición del COVID-19 y su acelerada expansión ha ejercido una presión sobre muchos sistemas nacionales de salud en todo el mundo. Debido al rápido aumento de la carga de trabajo y las limitaciones de recursos en los sistemas sanitarios, en muchos entornos de altos ingresos la atención se ha centrado en la detección de la enfermedad, y la hospitalización es prioritaria en los casos de gravedad. Sin embargo, esta pandemia ha conllevado, a su vez, una dependencia sin precedentes de la atención domiciliaria, como un pilar del sistema de atención sanitaria para apoyar a las personas con diagnóstico confirmado de COVID-19 o sospecha de ello. A este respecto, la provisión informal de atención domiciliaria y los desafíos que enfrentan los proveedores de atención en el contexto domiciliario -excluyendo a aquellos que son formales y remunerados-, se han pasado por alto en gran medida.
Así lo advierte un artículo publicado en la revista The Lancet, a través del cual aborda el rol crucial que desempeñan los cuidadores informales, especialmente durante la pandemia por COVID-19, así como la necesidad de atender a su bienestar mental, físico y social.
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Tal y como señalan los autores del artículo, en situaciones de emergencia de salud pública la atención domiciliaria puede ser la única opción de atención para aquellas personas que viven en entornos de bajos ingresos y con recursos limitados, que no tienen acceso a las instalaciones de atención sanitaria debido a diversos factores, tales como la distancia, la falta de medios de transporte, los problemas económicos o las barreras culturales y lingüísticas.
Por supuesto, la atención domiciliaria no se limita únicamente a las personas con COVID-19. Como bien indica el artículo, hay una gran proporción de personas que reciben atención en casa, incluidos/as pacientes con enfermedades crónicas, trastornos mentales o discapacidades que requieren una atención y apoyo especiales. Aquellos/as que reciben atención en el hogar pueden ser también personas sanas pero dependientes, como, por ejemplo, bebés, niños y niñas en edad escolar o adultos/as mayores.
En emergencias de salud pública, los cuidadores informales de atención domiciliaria son un recurso humano clave en la mejora de la capacidad de atención sanitaria de la comunidad, especialmente en regiones con una población que envejece y áreas con sistemas de atención a la salud subóptimos. A pesar de la importancia del rol que desempeñan, los autores del artículo resaltan el limitado conocimiento que existe en relación con las características de estos proveedores informales de atención domiciliaria y los desafíos que enfrentan durante la pandemia de COVID-19, y lamentan que su bienestar físico, mental y social se ha pasado por alto en la literatura de investigación.
Los legisladores políticos que abogan por la atención domiciliaria asumen con frecuencia que los proveedores de este tipo de atención poseen un nivel determinado de conocimientos de salud y de enfermedades, una adecuada preparación psicológica y habilidades de atención sanitaria. Otra suposición común es que, quienes reciben la atención, viven en viviendas con espacio adecuado que cuenta con instalaciones para una atención personalizada, con fácil acceso a materiales. No obstante, la escasez de evidencia ha puesto de relieve que existe una necesidad de investigación para facilitar la atención en el hogar a personas que viven en contextos informales.
El artículo resalta la complejidad del entorno doméstico como contexto para la atención de personas vulnerables, manifestando que las medidas de salud pública -como el aislamiento en el hogar diseñado para apoyar el control y la prevención de enfermedades-, pueden tener consecuencias no deseadas, asociándose, por ejemplo, con un incremento en la violencia doméstica hacia las mujeres, un grave problema detectado a nivel mundial durante la cuarentena forzosa.
Según recoge el texto, algunas de las prioridades de investigación más relevantes para los cuidadores informales de atención domiciliaria deberían ser:
– Prestación de servicios de atención
– Control de la salud y resultados clínicos de modelos de atención domiciliaria
– Impactos y apoyo para este tipo de atención (investigación social y psicológica relacionada con problemas clínicos y de salud pública para la intervención con población vulnerable; situación de los cuidadores informales de grupos vulnerables -carga, bienestar físico y mental, apoyo y agotamiento-; estrategias de afrontamiento de personas en situación de vulnerabilidad que viven solas y el impacto relacionado en su salud física y mental; impacto y apoyo para personas con problemas de salud mental y acceso a servicios de telesalud; priorizar el apoyo a las personas en riesgo de violencia doméstica durante la atención domiciliaria; abordar los problemas de aprendizaje online en la atención domiciliaria de los niños y las niñas durante el cierre de la escuela; el rol del sector privado en el apoyo a la atención domiciliaria durante una pandemia).
Para que la atención domiciliaria cubra de forma más eficaz las necesidades de salud durante las situaciones extremas, se necesita con urgencia más investigación relacionada con los impactos sociales y económicos de la atención domiciliaria, con el fin de actualizar las políticas y mejorar los programas de apoyo a la salud. También se requiere orientación sensible al género y la cultura relacionada con la atención domiciliaria a pacientes mucho más graves que no pueden acceder a los servicios de salud, incluyendo aquí la provisión de cuidados paliativos en el hogar.
A este respecto, el artículo manifiesta que, en general, las políticas y los programas cuyo propósito es el de utilizar la atención domiciliaria para apoyar a los grupos más vulnerables durante la crisis, deben tener los objetivos expuestos en párrafos anteriores, en aras de mejorar la ayuda a quienes reciben la atención domiciliaria, incluyendo el mantenimiento de la salud básica y la dotación de recursos y apoyo para cuidadores informales.
Los autores concluyen afirmando que dar prioridad a la investigación en atención domiciliaria informal podría ayudar a incrementar la información y mejorar la planificación, capacitación y gestión de futuras emergencias de salud pública a gran escala en el siglo XXI.
Fuente: Chan, E. Y. Y., Gobat, N., Kim, J. H., Newnham, E. A., Huang, Z., Hung, H., … & Wong, S.Y.S. (2020). Informal home care providers: the forgotten health-care workers during the COVID-19 pandemic. The Lancet.