Artículo del blog Cierta Ciencia, de la genetista Josefina Cano, que recomendamos por su interés.
En situaciones como por ejemplo cuando un perro nos da un pequeño mordisco, sentimos dolor y lo percibimos en la piel, donde las células reaccionan al estímulo mecánico y mandan un mensaje eléctrico al cerebro. Se creía que esas señales se originaban en las terminaciones de las neuronas sensoriales que cubren la piel.
Pero en 2019, los científicos se llevaron una sorpresa al observar que algunas de esas células esenciales en sentir este tipo de dolor no eran las neuronas como se creía. Un tipo de células, las gliales, que se enredan con las células nerviosas, producen una suerte de malla en las capas exteriores de la piel. La información que las células gliales envían a las neuronas es lo que nos arranca ese gesto de dolor.
Este descubrimiento es tan solo uno de los muchos que muestran que las células gliales, ese variado conjunto de células en el sistema nervioso que no son las neuronas, tienen una importancia enorme.
Este artículo, del blog Cierta Ciencia, se puede leer aquí.