Tal y como se especifica en el documento, los cambios y transiciones forman parte natural del desarrollo y pueden ser una oportunidad para el crecimiento personal. Si bien cada centro educativo es único y debe desarrollar sus propios planes de transición, en estos momentos las intervenciones que potencian la resiliencia, el afrontamiento y las fortalezas de los alumnos y que, alternativamente, cultivan el sentido de conexión y pertenencia pueden resultar beneficiosas en todos los centros escolares.
A continuación, se ofrecen algunas de las líneas de acción y recomendaciones recogidas en la guía:
Recomendaciones en el desarrollo de políticas gubernamentales
La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto las desigualdades sociales en el acceso a medios tecnológicos y en la disponibilidad de los padres para atender las necesidades formativas de sus hijos e hijas. Las familias que viven en condiciones de hacinamiento, con problemas de abuso doméstico y/o que están lidiando con nuevas dificultades económicas por la pérdida de sus fuentes de ingreso habituales tienen más dificultad para disponer de herramientas tecnológicas, acceso a Internet, espacios físicos adecuados para la concentración y aprendizaje y tiempo para la supervisión de las tareas por parte de los padres, lo que ha exacerbado la brecha entre en logro académico entre las familias con y sin recursos. Por tanto, según la guía de la BPS, los encargados de formular políticas deben abordar con urgencia la exclusión digital a través de la provisión de libre acceso a internet universal, la asignación de medios tecnológicos a las familias sin recursos y el aumento de las opciones de aprendizaje a través de la televisión. Asimismo, los centros educativos deben reforzar sus clases de recuperación para promover el progreso adecuado de todos los alumnos.
Recomendaciones a nivel comunitario
Según se detalla en el documento, la reapertura de los centros escolares debe involucrar a toda la comunidad escolar (profesores, padres y alumnos), de forma que se potencie el sentido de comunidad. Estos planes de acción a desarrollar juntamente con todos los implicados deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Designar un equipo de implementación para organizar y monitorear las nuevas medidas y cambios.
- Identificar a las familias que podrían necesitar apoyos adicionales y a las familias que han podido experimentar situaciones de duelo y trauma.
- Identificar trabajadores clave en la comunidad para prestar apoyo a las familias que han experimentado problemas financieros, sociales, personales, emocionales o de seguridad personal.
- Invitar a los padres a informar a la escuela sobre cualquier preocupación o inquietud que tengan sobre sus hijos.
Recomendaciones a nivel de colegios, familias y grupos de iguales
Se deben realizar acciones para mejorar el bienestar psicológico y apoyar la salud mental de los alumnos y familias. En este sentido, el equipo docente deberá dedicar un tiempo previo para reunirse y planificar la vuelta al colegio de los alumnos.
La guía de la BPS establece a este respecto las siguientes orientaciones:
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Reflexionar sobre cómo la experiencia de confinamiento nos ha afectado personalmente y cómo ha afectado a la clase, al centro educativo y a la comunidad, de forma que se pueda aprender de los éxitos y errores.
- Identificar a los miembros de la comunidad escolar (incluido profesores y alumnos) que puedan necesitar un apoyo adicional futuro, como, por ejemplo, aquellos que se encuentren en situación de duelo complicado o que hayan sufrido experiencias traumáticas en este periodo de confinamiento.
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Potenciar la resiliencia del profesorado promoviendo el sentido de pertenencia, reforzando su capacidad para buscar ayuda y su capacidad de aprendizaje continuo.
- Establecer unos objetivos claros y realistas acerca de lo que debe lograrse, identificando los obstáculos posibles y desarrollando un plan y programa temporal adecuado.
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Abordar con el equipo docente un plan de acción para asegurar y proteger la salud física y emocional de toda la comunidad escolar.
- Facilitar que el equipo docente y de gestión escolar desarrollen una visión de futuro para adelantarse a los posibles obstáculos y considerar las diferentes necesidades de la comunidad educativa.
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Identificar a los niños con alto riesgo de dificultades emocionales, de comportamiento y de aprendizaje.
A este respecto, los autores de la guía aconsejan que los centros educativos consideren la situación de riesgo no sólo de los alumnos que ya tenían previamente identificados, sino también los de aquellos a los que la situación asociada a la pandemia ha podido situar dentro de este grupo vulnerable. Esta identificación debería llevarse a cabo antes de la reapertura de los centros educativos para poner en marcha los apoyos necesarios y establecer un adecuado plan de seguimiento de estos alumnos.
Recomendaciones sobre los espacios físicos
Los centros educativos se enfrentan al desafío de implementar sistemas y estructuras que reduzcan al máximo el riesgo de contagio, si bien en algunas edades, como primaria, el distanciamiento social entre los niños es un objetivo extremadamente difícil, por lo que la guía ofrece las siguientes propuestas:
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Comunicación con familias y niños: explicar qué ha cambiado y por qué. En general, ayudar a los niños a comprender cómo se verá todo y qué se va a esperar de su comportamiento, les ayuda a prepararse para el día de regreso, disminuyendo su ansiedad. Algunas propuestas que plantea la guía incluyen la distribución de cartas informativas con fotografías de los cambios realizados en la organización física del centro educativo, hacer un seguimiento mediante llamadas telefónicas a padres y cuidadores para explicarles cómo se organizará el centro escolar y que ellos expliquen a sus hijos estos cambios, realizar y distribuir vídeos explicativos con los cambios en la organización física de los puntos de entrada, pasillos y aulas, etc.
- Debatir y explicar a los alumnos las nuevas reglas a su regreso. Se debe explicar y debatir en clase las nuevas reglas para mantenerse seguro en el colegio, utilizando un lenguaje apropiado para la edad de desarrollo de cada grupo. Lo ideal, según la guía, es que cada clase se involucre generando sus propias ideas y reglas para que lleguen a comprender e interiorizar qué es lo que se espera de ellos y por qué.
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Crear microgrupos dentro de cada aula para trabajar en un área definida. La guía cita el ejemplo de los centros educativos de Dinamarca, donde cada clase se organiza en microgrupos más pequeños, a los que se les asigna un área de la sala demarcada para trabajar, con un profesor. Este modelo ayuda a reducir los contactos físicos entre alumnos. Asimismo, otra posibilidad es realizar actividades al aire libre en la medida que sea posible.
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Promover conductas de higiene. Conviene establecer una rutina regular de lavado de manos, a la llegada al centro, antes del descanso, después del descanso, antes y después del almuerzo y antes de salir del colegio. Además, el centro debe tener pañuelos disponibles y bolsas herméticas para tirar inmediatamente dichos pañuelos. Los pupitres y centros de trabajo se deben limpiar de manera regular e idealmente cada aula debería tener unos aseos designados.
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Apoyar las modalidades de aprendizaje combinado (presencial y online). Se deben proporcionar medios y recursos para que todos los niños tengan acceso a una modalidad de aprendizaje online en la medida en que es previsible que se continúe con esta metodología, sobre todo, en los casos de niños con problemas de salud que les hace especialmente vulnerables al contagio por COVID-19, niños que se encuentran en situación de aislamiento o alumnos que muestran dificultades en la adaptación a los cambios, como niños con trastorno del espectro autista. En caso de tener alumnos en modalidad presencial y en modalidad online, se debe realizar un registro diario para conocer cómo están y cómo van progresando.
- Reintegrar a toda la comunidad escolar.
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Identificar alumnos y profesorado vulnerable. Algunos niños y maestros pueden ser más vulnerables a COVID-19 por una amplia gama de razones, incluyendo su estado de salud y socioeconómico, así como tener familiares cercanos que son vulnerables o que deben mantener protegidos al máximo de este posible contagio. Por este motivo, según se recoge en el documento, los centros educativos deberán realizar evaluaciones de riesgos para el personal y niños en estas circunstancias, potenciando su aprendizaje a través de modalidad online.
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Alumnos con necesidades adicionales. Algunos niños con necesidades adicionales pueden tener dificultades para regresar a la escuela (alumnado con trastorno del espectro autista, diagnosticado de COVID-19, con retraso académico, etc.), de forma que se debe programar un plan para proporcionar los apoyos necesarios.
Recomendaciones a nivel individual
Para algunos niños el periodo de confinamiento ha podido llevar consigo una experiencia de trauma, duelo o gran estrés, unido a las limitaciones sociales, de ocio y de aprendizaje. Estos desafíos pueden haber aumentado la sensación de impotencia en estos menores. A este respecto, el centro educativo debe estar preparado para responder a las necesidades sociales, emocionales y de salud mental de los alumnos y para contribuir al desarrollo de su resiliencia.
Ante la vuelta al colegio, es previsible que los niños y niñas experimenten una variedad de emociones, desde felicidad y alivio hasta ansiedad, miedo y enfado. Las actividades dirigidas a promover su reincorporación positiva y su capacidad de resiliencia, ayudarán a gestionar las posibles dificultades. Asimismo, la participación activa de los jóvenes en la planificación de su regreso al colegio ayudará a reducir sus preocupaciones y el impacto emocional de este proceso
Se puede acceder a la guía completa aquí.