Durante los últimos diez años, ha ido surgiendo un interés sin
precedentes en la atención a la salud mental, con el fin de alcanzar la
«paridad de estima» entre la salud mental y la salud física.
No obstante, si bien existe un consenso general en que el sistema
necesita más recursos para lograr estos objetivos, es sorprendente que se preste
poca atención a la importante cuestión de cómo se invierte actualmente en salud
mental. Concretamente, existe una necesidad real de valorar cómo garantizar que
el dinero invertido en el Sistema de Salud Mental se dirige a las intervenciones
terapéuticas más eficaces y rentables.
Con esta introducción, el Centro para la Salud Mental del Reino
Unido (Centre for Mental Health) -organización no gubernamental dedicada
a la promoción de la salud mental en este país-, presenta un nuevo informe, a
través del cual pretende poner de relieve las carencias en la organización y la
provisión de apoyo en salud mental, estableciendo una serie de
recomendaciones en pro de una atención adecuada, mediante la
implementación de un nuevo enfoque que priorice la independencia, los derechos y
el bienestar de todas las personas. Aunque estas sugerencias están
contextualizadas en Reino Unido, pueden ser de interés para implementar en otros
países, como España.
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Tal y como señalan sus autores, el informe aboga por un enfoque
de salud mental centrado en prevenir la mala salud, abordando tanto sus
determinantes sociales como el bienestar mental. A su vez, insta a que se
mejoren los servicios comunitarios, garantizando que la atención se brinde lo
más cerca posible del hogar (en colaboración con los usuarios de los servicios y
sus cuidadores), y esté centrada en la prevención, la intervención temprana, la
recuperación y la atención continua coordinada para quienes la necesiten.
A este respecto, se considera crucial el rol del personal
laboral. Según advierte el documento, el personal a menudo se siente
inadecuadamente capacitado para satisfacer las demandas de un número
creciente de pacientes, en un entorno de trabajo desafiante. Asimismo, los
Equipos Comunitarios de Salud Mental no cuentan con suficientes recursos y suele
haber escasez de personal capacitado en terapias basadas en la evidencia.
Ante ello, subraya la trascendencia de abordar las brechas en
las habilidades y competencias en el personal laboral, capacitándoles para
brindar una atención más eficaz, sin que ello suponga un coste enorme para los
servicios. Esto derivará, a su vez, en una mejor satisfacción laboral y mejores
resultados para los usuarios de dichos servicios.
De acuerdo con los datos aportados en el informe, hay una serie de
aspectos que fundamentan la necesidad de rediseñar los servicios de atención
a la salud mental, para centrarse, como su título indica, en la atención
en lugar de la contención:
La financiación de la salud mental es
inadecuada y, con frecuencia, no se invierte de la manera
correcta
Existe un amplio consenso en que los servicios de Salud
Mental no cuentan con suficientes recursos. Si bien los problemas de
salud mental representan el 23% de la carga de la enfermedad en el Reino Unido,
el gasto en salud mental ascendió a solo el 10,9% del presupuesto total en
2017/18. Pese a la evidencia de que el 75% de los problemas de salud mental
surgen a la edad de 18 años (y el 50% antes de los 15 años), únicamente el 9% de
todo el gasto en salud mental se destina a la infancia.
Como consecuencia de esto, cerca del 70% de los niños con
problemas de salud mental no reciben el apoyo adecuado.
La duración de la estancia en una cama
hospitalaria de salud mental en Inglaterra es más alta que en la mayoría de los
demás países
Actualmente, hay demasiadas camas de salud mental en el SNS que
están ocupadas por personas que permanecen hospitalizadas durante largos
períodos de tiempo. De hecho, la duración promedio de la estancia en una cama
hospitalaria de salud mental en Inglaterra (36 días) es sustancialmente más
elevada que el promedio internacional (27 días).
Si bien las estancias para pacientes hospitalizados pueden ser una
parte terapéutica e importante del Sistema en general, es necesario que exista
un mayor enfoque en la calidad de la atención hospitalaria para que las
admisiones sean verdaderamente terapéuticas, ayuden a desarrollar las
fortalezas e independencia del individuo y se centren el alta como objetivo y la
rehabilitación comunitaria, en lugar de ofrecer simplemente contención
física.
Los Derechos Humanos de los pacientes
hospitalizados de salud mental no están protegidos
A pesar de la buena atención en la mayoría de las instalaciones de
Salud Mental del SNS, muchas personas con problemas de salud mental no son
tratadas con dignidad y sufren violaciones de sus Derechos Humanos.
Las personas con problemas de salud mental todavía son enviadas
lejos de sus hogares para recibir tratamiento. La evidencia muestra que ser
enviado a muchos kilómetros de distancia de familiares y amigos durante una
crisis de salud mental puede exacerbar lo que, ya de por sí, es una situación
traumática y estresante. También se asocia con un mayor riesgo de suicidio tras
el alta. Sin embargo, incrementar las camas no es la solución correcta:
invertir más en servicios comunitarios permitiría que el SNS ofreciera
apoyo temprano y más terapéutico a las personas con problemas de salud mental,
reduciendo así la necesidad de atención institucional y liberando las
camas locales para los casos más graves que realmente requieren un admisión
hospitalaria.
Brechas en la prestación de servicios de
salud mental en la comunidad
Pese a los avances actuales en atención a la salud mental -tales
como la implementación del programa para mejorar el acceso a las terapias
psicológicas IAPT (Improving Access to Psychological Therapies), o el
impulso a la salud mental perinatal, entre otros-, quedan aún brechas por
resolver, entre ellas, las bajas tasas de acceso a la atención en salud
mental especializada por parte de aquellas personas que presentan una variedad
de problemas graves de salud mental.
Los servicios no relacionados con la salud
y la atención desempeñan un papel vital en la promoción del bienestar
mental
El debate en torno al modo adecuado de reducir la prevalencia y el
impacto de la enfermedad mental no se puede limitar al SNS. Es decir, un enfoque
exitoso en el abordaje de los problemas de salud mental no puede limitarse
al Sistema Sanitario, sino que debe implicar una amplia gama de servicios
públicos (sistema penal, servicios sociales, ámbito educativo,
etc.).
En base a lo anterior, el informe insta a que se lleve a cabo un
cambio cultural en el Sistema de Salud Mental y un replanteamiento de las
prioridades de inversión. A este respecto, un sistema de Salud Mental eficaz,
que priorice el bienestar y la independencia, debe incorporar una serie de
componentes clave:
-
Un cambio en la tendencia actual de ver los problemas de salud
mental únicamente como enfermedades discretas, reconociendo en su lugar la
compleja combinación de factores psicológicos, sociales y biológicos, que
contribuyen a cada uno de nuestros cambios emocionales y psicológicos.
-
Ayudar y alentar a todas las personas de cualquier edad,
especialmente a los jóvenes, a reconocer tanto la angustia como sus
competencias psicológicas, ofreciéndoles apoyo para que lo vean como una
respuesta comprensible para los estresores y aprendan a manejar su angustia,
utilizando estrategias diarias para promover la resiliencia.
-
Situar a las personas en el centro del Sistema, trabajar
con ellos desde el principio y durante toda la vida, en lugar de esperar a que
empeoren.
-
Servicios comunitarios mejorados que aborden las
necesidades de las personas (psicológicas, físicas, sociales, etc.), a
través de una variedad de medios, entre ellos, el apoyo emocional y psicológico,
y los equipos de apoyo comunitario terapéutico intensivo (esto es: las 24 horas
al día, los 7 días de la semana), como alternativa a los ingresos hospitalarios.
Son fundamentales también las técnicas de autoayuda, la planificación de la
prevención de recaídas, la gestión de medicamentos, la educación, la
participación en actividades sociales y las redes sociales, así como la
promoción de la salud física.
-
Estrategias de prevención e intervenciones dirigidas a grupos
de alto riesgo, que incluyen programas de crianza basados en la evidencia,
apoyo durante los primeros años para niños que han sufrido adversidades (como
trauma, abuso y negligencia) o están en riesgo de ello, y programas comunitarios
para reducir la violencia. La provisión universal y la promoción de estos
servicios pueden ayudar a reducir el estigma que impide que algunos padres
obtengan el apoyo que requieren.
-
En palabras de los autores del informe, debe reconocerse que
las experiencias adversas en la infancia son comunes y que existe un conjunto
convincente de evidencia que pone de manifiesto el mayor riesgo de problemas
de salud mental asociados con la exposición a estos eventos en la infancia.
Adoptar un enfoque basado en el trauma significa diseñar y brindar servicios de
salud mental que estén informados y respaldados por la evidencia sobre el trauma
psicológico, y que se esfuercen por evitar la traumatización de los
usuarios y del personal de estos servicios.
-
Todo el personal involucrado en la prestación de Atención
Primaria, debe estar debidamente capacitado y con apoyo, al
constituir una interfaz clave con personas con mala salud mental. Es
esencial contar con equipos multidisciplinarios en Atención Primaria.
-
Proporcionar apoyo a la salud mental a aquellas personas
que presentan tanto problemas comunes de salud mental como otros problemas más
complejos; este apoyo debe ser ofrecido por especialistas de salud mental junto
con los trabajadores de Atención Primaria.
-
En caso de que se requieran mayores niveles de apoyo, lo ideal es
que estos se ofrezcan fuera del hospital. En opinión de los autores, en un
sistema ideal, el apoyo simplemente se aumentaría o reduciría en
relación con la necesidad, en lugar de esperar a que las personas
alcancen el punto de crisis para ofrecerles los apoyos necesarios.
-
Solo cuando los recursos de la comunidad no sean adecuados para
atender las necesidades de las personas cercanas a su hogar, estas deben
seguir un modelo de intervención escalonada, derivándose a
intervenciones más especializadas cuando así lo requieran, sin menoscabo de que
vuelvan a utilizar los recursos de la comunidad cuando sea necesario.
-
Transiciones sin fisuras en todos los niveles del Sistema,
promoviendo una atención eficaz y efectiva y una mejor
experiencia tanto para los usuarios como para el personal
involucrado.
-
El papel del usuario y del cuidador debe ser fundamental e
integral en cualquier cambio hacia servicios más centrados en el
usuario. Las personas que han pasado por esta experiencia, deben participar en
todos los niveles de toma de decisiones, para desarrollar un enfoque
verdaderamente colaborativo de cara a mejorar la práctica. Si bien el compromiso
tradicional de los usuarios se ha basado en la «retroalimentación» (y las
decisiones tomadas por los profesionales) y la «representación» (roles
estrechamente definidos en cuanto al poder de decisión), se necesita un cambio
fundamental en este tipo de relaciones, que implique una verdadera
coproducción (en diseño y planificación) y co-entrega (por
ejemplo, apoyo entre pares).
-
Acceder a un empleo significativo, así como contar con
unas condiciones de vida razonables. El apoyo especializado en empleo
debe estar disponible para todos aquellos que podrían beneficiarse del mismo. Es
esencial el acceso a viviendas con apoyo de alta calidad y más viviendas
independientes con apoyos personalizados en la atención, en aras de crear un
entorno familiar seguro y positivo para las personas con problemas de salud
mental.
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Integrar el apoyo a la salud mental en los sistemas de
justicia penal y educación, en lugar de considerarlo como un «extra».
En este punto, se considera esencial una reforma del sistema de justicia penal,
con énfasis en la rehabilitación y el tratamiento de las vulnerabilidades
subyacentes, incluidos los problemas de salud mental, el uso indebido de
sustancias y las situaciones adversas en la infancia. Y se pide mejorar el apoyo
en los centros docentes, no universitarios y universitarios, para priorizar el
bienestar emocional de los alumnos.
-
Apoyo económico adecuado para la asistencia social y la
salud pública, considerando la inversión en intervenciones más eficaces
y rentables, y revirtiendo la falta de paridad en el gasto actual del SNS en
salud mental.
Atendiendo a estas recomendaciones, el Centro para la Salud Mental
manifiesta que transformar la atención de salud mental hacia un modelo centrado
en la creación de resiliencia, el bienestar positivo, la práctica informada
sobre el trauma y la recuperación basada en la comunidad tendrá
importantes y beneficiosas consecuencias nuestras comunidades:
mejorará el bienestar mental, reducirá la carga social y económica de la mala
salud mental y aliviará la presión sobre los servicios especializados del SNS.
Por ende, ayudará a las personas que experimentan un problema de salud mental a
vivir una vida más satisfactoria y económicamente productiva como miembros
plenos de su comunidad. Optimizará también la experiencia con los servicios de
salud mental para los usuarios y el personal, al tiempo que se hará un uso de
los recursos, mejor que el que se hace en la actualidad con los modelos de
servicio existentes. Y, principalmente, promoverá la independencia de las
personas y los Derechos Humanos, que con demasiada frecuencia se erosionan
por el cuidado institucional a largo plazo y el tratamiento inadecuado en los
servicios de salud mental.
Se puede acceder a la guía desde la página Web del Centre
for Mental Health, o bien directamente a través del siguiente enlace:
Care not
containment: Setting a radical vision for transforming mental health
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