El tabaco, en cualquiera de sus formas, mata y hace enfermar a millones de personas cada año. En 2017, se produjeron alrededor de 8 millones de muertes a causa de una enfermedad relacionada con el tabaco. A este respecto, se prevé que el número de fallecimientos anuales siga creciendo, incluso después de que las tasas de consumo de tabaco comiencen a disminuir, porque las enfermedades relacionadas con esta sustancia tardan en hacerse evidentes.
Con estas advertencias, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta su nuevo Informe mundial sobre las tendencias en la prevalencia del consumo de tabaco 2000-2025, un documento a través del cual ofrece una estimación sobre el progreso observado en los países que están trabajando para reducir la demanda de tabaco, analizando los éxitos logrados hasta la fecha y proyectando los cambios para el año 2025, con una vista previa de lo que puede lograrse en los próximos años.
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Tal y como señala la OMS, el progreso en la reducción del consumo de tabaco es un indicador clave en la medición de los esfuerzos de los países para implementar el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (WHO Framework Convention on Tobacco Control) -primer tratado internacional en materia de salud, que establece acciones específicas basadas en la evidencia orientadas a la reducción eficaz de la demanda de tabaco-. Los países han adoptado este indicador para informar del progreso hacia la meta 3.a (Fortalecer la aplicación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco en todos los países, según proceda), incluida dentro del Objetivo 3 (Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Si ya hace unos meses, el último informe de la Organización sobre la epidemia mundial de tabaco, mostraba que los países están implementando políticas eficaces que ayudan a reducir el consumo de tabaco (aunque con una progresión lenta), este nuevo informe revela que, a escala mundial, ha habido una disminución notable en el número de personas mayores de 15 años que usan y consumen alguna forma de tabaco.
De acuerdo con los datos, por primera vez se observa una disminución en la cifra de hombres que consumen tabaco en todo el mundo. Asimismo, se prevé que continúe disminuyendo el número de mujeres que consumen tabaco que se inició en el año 2000.
Aun así, no se espera alcanzar en la mayoría de países el objetivo de reducción del consumo de tabaco, establecido en el marco del Plan de acción mundial de la OMS para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020. Dicho objetivo se marcó en reconocimiento de la elevada proporción de muertes prematuras por enfermedades no transmisibles, causadas por un único factor de riesgo prevenible presente en todos los países: el consumo de tabaco. De este modo, en lugar de lograr la meta de reducción del 30% para 2025, según las proyecciones de este informe, es probable que, bajo los niveles actuales de control del tabaco, se alcance una reducción de sólo el 23,4% en todo el mundo. Aunque se espera que la disminución en las tasas de prevalencia entre las mujeres supere el objetivo de reducción del 30%, la reducción del consumo de tabaco entre los hombres está resultando una meta particularmente difícil de lograr, esperando una reducción relativa del 18,8% en estas tasas, durante el período 2010-2025.
No obstante, la OMS considera reseñable el cambio en la tendencia de consumo entre los hombres: mientras que se ha registrado un incremento progresivo en las cifras desde el año 2000, alcanzando su punto máximo en 2018, a partir de ese año comienza a reducirse el número global de consumidores masculinos y se prevé que disminuya en el futuro.
Por lo tanto, la Organización insta en su informe a que todos los países realicen esfuerzos adicionales en acciones basadas en evidencia del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, incluyendo un monitoreo más eficaz, para revertir la epidemia del tabaco. En esta línea, teniendo en cuenta la tenacidad de la industria tabacalera para contrarrestar los esfuerzos de control del tabaco, aconseja implementar activamente políticas basadas en la evidencia de manera continua y pide estar atentos, incluso una vez que las políticas estén vigentes y se avance en la reducción del consumo de tabaco. De lo contrario, advierte, el progreso obtenido se puede revertir fácilmente.
El informe destaca también las brechas en el monitoreo y recuerda que cada país debe monitorear el consumo de tabaco entre adultos y adolescentes al menos una vez a nivel nacional cada cinco años, a fin de comprender los patrones de uso y comprometer una respuesta política adecuada.
Para la OMS, reducir el consumo de tabaco no solo es una prioridad de salud mundial, sino también un problema económico, de desarrollo sostenible y de derechos humanos. En este sentido, indica, se ha estimado que los costes del consumo de tabaco gastan cerca de 1,4 billones de dólares de la economía mundial en un solo año. Igualmente, alerta de que las altas tasas de consumo de tabaco pueden deshacer el logro de los esfuerzos hacia una Cobertura Sanitaria Universal, al aumentar el número de personas que enferman a largo plazo y ser responsables de la aparición enfermedades que amenazan la vida.
Ante esto, y afirmando que juntos, el mundo puede alcanzar objetivos y salvar a millones de personas de enfermedades y muertes relacionadas con el tabaco, manifiesta que los Ministerios de salud y las organizaciones de salud pública no pueden lograr el éxito en el control del tabaco actuando solos, sino que es fundamental una respuesta multisectorial, trabajando de forma conjunta con el Gobierno y la comunidad para alcanzar los objetivos establecidos. En este sentido, dado que las tasas de consumo entre los hombres siguen siendo mucho más altas que entre las mujeres y están disminuyendo mucho más lentamente, aconseja centrar las políticas y los programas de control en la dimensión de género.
Se puede acceder al informe desde la página Web de la OMS, o bien directamente a través del siguiente enlace: