La anorexia nerviosa o simplemente anorexia es un trastorno grave de los hábitos alimentarios caracterizado por la aversión a comer y el pánico a engordar. Con frecuencia, empieza en la adolescencia, pero sus efectos perjudiciales se extienden a lo largo de toda la vida. Por su parte, quienes padecen trastorno dismórfico corporal (también conocido como dismorfofobia) se perciben erróneamente a sí mismos como si fuesen muy feos o tuvieran un defecto físico terrible.
Un nuevo estudio, realizado por el equipo de Jamie Feusner, del departamento de psiquiatría en el Instituto Semel de Neurociencias y Comportamiento Humano, adscrito a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en Estados Unidos, revela la existencia de patrones parcialmente superpuestos de la función cerebral en personas con anorexia y en aquellas con trastorno dismórfico corporal.
En el estudio se determinó que las anomalías de la función cerebral están relacionadas con la gravedad de los síntomas de ambos trastornos. Los detalles descubiertos podrían ayudar a desarrollar nuevos métodos de tratamiento.
Los resultados refuerzan la teoría de que la anorexia, otros trastornos alimentarios y el trastorno dismórfico corporal tienen raíces cerebrales profundas y no se deben meramente a opiniones obsesivas sobre la alimentación o sobre el aspecto físico, tal como subraya Wesley Kerr, de la UCLA y miembro del equipo de investigación.
Para el estudio, los investigadores reclutaron a 64 participantes femeninas: 20 con anorexia nerviosa, 23 con trastorno dismórfico corporal, y 21 sanas.
Jamie Feusner. (Foto: UCLA Health)
Las participantes contemplaban imágenes de cuerpos masculinos y femeninos mientras los investigadores observaban su actividad cerebral a través de la resonancia magnética funcional, una técnica de captación de imágenes del cerebro que detecta el flujo sanguíneo dentro del cerebro, permitiendo a los investigadores ver qué partes del cerebro están activas mientras una persona realiza diversas tareas. También puede utilizarse para comprender qué actividades de las regiones cerebrales están sincronizadas entre sí; es decir, «conectadas».
Bajo ciertas condiciones, las participantes con anorexia nerviosa y las que tenían trastorno dismórfico corporal mostraron patrones anómalos de actividad y conectividad en las redes visuales y parietales del cerebro. Estas anomalías de actividad fueron diferentes en el caso del trastorno dismórfico corporal y en el de la anorexia nerviosa, mientras que las anomalías de conectividad fueron en gran medida similares. Cuanto más graves eran los síntomas de uno u otro trastorno, más pronunciado era el patrón de actividad y conectividad del cerebro. (Fuente: NCYT de Amazings)