El carácter moral está determinado por la visión de uno mismo, la reputación y las percepciones compartidas

El carácter moral está determinado por la visión de uno mismo, la reputación y las percepciones compartidas

Los investigadores han descubierto que las percepciones del carácter moral son muy idiosincrásicas y están condicionadas en gran medida por sesgos individuales. Esta investigación fue publicada en el Journal of Personality.

Durante años, los psicólogos se han preguntado qué significa poseer un carácter moral fuerte. El carácter moral, que suele considerarse un subconjunto de los rasgos de personalidad que reflejan una disposición a actuar de manera virtuosa y éticamente admirable, se mide tradicionalmente a través de autoinformes, informes de informantes o comportamiento observado. Sin embargo, cada uno de estos métodos tiene sus limitaciones, especialmente porque los rasgos morales no solo son altamente evaluativos, sino que también pueden ser internalizados en cierta medida, lo que dificulta captar una imagen completa del carácter moral de una persona.

Victoria Pringle y sus colegas intentaron abordar estas limitaciones descomponiendo las impresiones de carácter moral en tres componentes distintos: carácter moral compartido (el punto en común entre los informes de uno mismo y de los informantes), identidad moral (cómo los individuos perciben de manera única su moralidad) y reputación moral (cómo los demás perciben de manera única la moralidad de un individuo). Este enfoque considera las perspectivas únicas que ofrecen tanto la autopercepción como los juicios externos.

En el primer estudio, los investigadores reclutaron a 266 estudiantes universitarios de la Universidad de Toronto Mississauga. Los participantes completaron encuestas que evaluaban rasgos morales clave como la justicia, la honestidad, la lealtad, la confiabilidad y la amabilidad. Para obtener una imagen más completa, cada estudiante también pidió a personas cercanas a él, a las que se denominaba informantes, que completaran encuestas similares sobre el carácter moral del estudiante.

Los investigadores analizaron las diferencias y similitudes entre la percepción que los estudiantes tenían de sí mismos y la percepción que los demás tenían de ellos. Para reducir el sesgo, controlaron la positividad (la tendencia a verse a sí mismo o a los demás de manera favorable) y la aquiescencia (la tendencia a estar de acuerdo con las afirmaciones independientemente del contenido).

Los resultados mostraron que había poca superposición entre la forma en que los estudiantes percibían su propio carácter moral y la forma en que los percibían los demás, y que las percepciones comunes explicaban menos de una quinta parte de las impresiones generales. La forma en que los estudiantes se percibían a sí mismos tenía un impacto más significativo, ya que explicaba aproximadamente una cuarta parte de la impresión general.

Por otra parte, la forma en que los demás veían la moralidad de los estudiantes contribuyó mucho menos. Los sesgos individuales, en particular la tendencia a ver las cosas de manera positiva, desempeñaron un papel importante en la formación de estas impresiones. Los estudiantes que eran vistos como personas con un carácter moral fuerte tanto por ellos mismos como por sus informantes tendían a ser más honestos, agradables y concienzudos, y en general eran respetados por los demás, aunque esto no se tradujo necesariamente en causar buenas primeras impresiones o sentirse mejor consigo mismos.

En el segundo estudio, se reclutaron 192 participantes de la comunidad y de la Universidad McGill. A cada participante se le pidió que llevara a alguien que lo conociera bien a una sesión de laboratorio, para garantizar que hubiera perspectivas externas confiables sobre su carácter moral. Al igual que en el primer estudio, los participantes y sus informantes completaron encuestas sobre los rasgos morales de los participantes. Además, los participantes tomaron parte en un ejercicio de comportamiento llamado el juego de los bienes públicos, en el que tenían que decidir cuánto dinero contribuir a un fondo comunal, que sirvió como medida de su comportamiento prosocial.

Se encontró nuevamente que la superposición entre las autopercepciones y las opiniones de los demás sobre el carácter moral era mínima. Las autopercepciones siguieron siendo la influencia más fuerte, mientras que las opiniones de los demás contribuyeron solo marginalmente. Los sesgos, especialmente la tendencia a ver las cosas de manera positiva, siguieron siendo un factor significativo. Los participantes que eran vistos como más morales tanto por ellos mismos como por sus informantes tenían más probabilidades de comportarse generosamente en el juego de los bienes públicos y eran respetados e influyentes a los ojos de los demás, aunque esto no necesariamente afectó la forma en que fueron percibidos en la primera reunión o su bienestar general.

En general, estos resultados muestran que el carácter moral no es un constructo monolítico sino más bien multifacético que varía según la perspectiva.

Una limitación es la dependencia de informes propios y de informantes, que podrían no captar plenamente la complejidad del carácter moral, ya que estos métodos aún son susceptibles a diversos sesgos.

Fuente: Journal of Personality

Articulo original:

Título: “What is the moral person like? An examination of the shared and unique perspectives on moral character,”

Autores: Victoria Pringle, Jessie Sun y Erika N. Carlson.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.