Los alimentos poco saludables pero más apetecibles nos desconcentran más que los saludables

Una nueva investigación descubre que los alimentos azucarados y grasos son más propensos a interrumpir nuestros esfuerzos o metas que los alimentos bajos en calorías, incluso si  estamos involucrados en una tarea que no está relacionada con la comida o que no estamos pensando en comer.

Investigaciones anteriores han revisado la forma en que los pensamientos y la cognición de las personas se relacionan con sus hábitos alimenticios y su relación con los alimentos. Algunos de los estudios han encontrado que las personas responden más rápido a las palabras relacionadas con los alimentos, especialmente cuando tienen hambre.

Otros estudios se han centrado en la preferencia particular que las personas tienen por alimentos ricos en calorías con un alto contenido de grasa o azúcar.

En este nuevo estudio, los investigadores usaron los llamados paradigmas de distracción para comprender cómo la comida nos desvía de una tarea, y cómo la presencia de algo para comer influye en el cerebro.

En la investigación, se pidió a 18 participantes que clasificaran un conjunto de cuatro símbolos sin conexión a los alimentos. Estos se les presentaron en una pantalla de computadora como dígitos o letras. En algún lugar durante la ejecución de esta tarea, una imagen de comida irrelevante para el proceso de clasificación se mostró al azar en la pantalla.

Esta imagen no requirió una respuesta específica de los participantes. Las imágenes variaban en su contenido nutricional, desde alimentos con poca energía hasta comida ordinaria y refrigerios de alta energía. Los investigadores encontraron que los participantes estaban más distraídos por las imágenes de alimentos con mucha densidad de energía que por los que mostraban objetos no comestibles o refrigerios de baja energía.

Esto sugiere que los participantes evaluaron rápida e implícitamente el valor nutricional de las imágenes distractoras que se les presentaron, incluso cuando eran completamente irrelevantes.

En un experimento similar, dieciocho nuevos participantes comieron dos barras de dulce pequeñas antes de completar las mismas tareas. Estos participantes no estaban tan distraídos con las imágenes ricas en energía que aparecían en la pantalla como los participantes en el primer estudio.

Cuando los estímulos alimentarios interesantes son completamente irrelevantes para una tarea, pueden causar algún tipo de interrupción.

Los resultados también proporcionan una fuerte evidencia de la distracción por parte de los alimentos que tienen una mayor densidad de energía, incluso cuando son completamente irrelevantes para una tarea.

En un tercer experimento de seguimiento con 64 participantes en total, las imágenes de alimentos de baja energía fueron reemplazadas por caras que mostraban miedo y disgusto.

Los participantes que no habían tenido nada para comer de antemano estaban más distraídos por las imágenes de alimentos con muchas calorías que por cualquier otro elemento, incluidos los de caras cargadas emocionalmente. Este no fue el caso cuando recibieron un bocadillo antes de someterse a la prueba.

Entonces, ¿por qué comer una barra de chocolate eliminó el poder de captar la atención de la comida con mucha energía?

La respuesta tiene que ver con el estado de motivación de una persona.

Investigaciones recientes han demostrado que cuando un estímulo ordinariamente gratificante como el chocolate se devalúa, la atención ya no se orienta hacia este estímulo asociado a la recompensa.

La investigación aparece en la revista Psychonomic Bulletin & Review .

Fuente: Springer

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