Desde Sinatra hasta Katy Perry, las celebridades han cantado durante mucho tiempo sobre el poder que tiene una sonrisa: cómo te estimula, cambia tu perspectiva y, en general, te hace sentir mejor. Pero, ¿es una Ilusión, o hay un respaldo científico a tal afirmación?
Una investigación innovadora de la Universidad de Australia del Sur (UniSA ) confirma que el acto de sonreír puede engañar a tu mente para que seas más positivo, simplemente moviendo los músculos faciales.
Con el mundo en crisis en medio de COVID-19 y el alarmante aumento de la ansiedad y la depresión en Australia y en todo el mundo, los hallazgos no podrían ser más oportunos.
El estudio, publicado en Experimental Psychology, evaluó el impacto de una sonrisa encubierta en la percepción de las expresiones faciales y corporales. En los escenarios que se utilizaron, a los participantes se les indujo una sonrisa sosteniendo un bolígrafo entre los dientes, lo que obligó a sus músculos faciales a reproducir el movimiento de una sonrisa.
La investigación encontró que la actividad muscular facial no solo altera el reconocimiento de las expresiones faciales sino también las expresiones corporales, y ambas generan emociones más positivas.
El investigador principal y experto en cognición humana y artificial, el Dr. Fernando Marmolejo-Ramos de UniSA, dice que el hallazgo tiene información importante para la salud mental.
«Cuando sus músculos dicen que está feliz, es más probable que vea el mundo que lo rodea de una manera positiva», dice el Dr. Marmolejo-Ramos.
«En nuestra investigación descubrimos que cuando practicas con fuerza la sonrisa, se estimula la amígdala, el centro emocional del cerebro, que libera neurotransmisores para fomentar un estado emocionalmente positivo.
«Para la salud mental, esto tiene implicaciones interesantes. Si podemos engañar al cerebro para que perciba los estímulos como ‘felices’, entonces potencialmente podemos usar este mecanismo para ayudar a mejorar la salud mental».
El estudio replicó los hallazgos del experimento de la sonrisa ‘encubierta’ al evaluar cómo las personas interpretan una variedad de expresiones faciales (que van desde el ceño fruncido hasta las sonrisas) utilizando el mecanismo de lápiz en los dientes; luego extendió esto usando imágenes en movimiento (que van desde videos de caminatas tristes hasta videos de caminatas felices) como estímulos visuales.
El Dr. Marmolejo-Ramos dice que existe un fuerte vínculo entre la acción y la percepción.
«En pocas palabras, los sistemas motor y de percepción se entrelazan cuando procesamos estímulos emocionalmente. Un enfoque de ‘fingir hasta que lo consigas’ podría tener más crédito del que esperamos» concluyo el Dr. Marmolejo-Ramos.
Fuente: Universidad de Australia del Sur