Alfred Hitchcock tenía razón sobre un aspecto fundamental de la ansiedad

Alfred Hitchcock tenía razón sobre un aspecto fundamental de la ansiedad

La anticipación puede ser más aterradora que el acontecimiento en sí. Esta idea, famosamente plasmada por el cineasta y “maestro del suspenso” Alfred Hitchcock, ha sido ahora explorada científicamente por investigadores de la Universidad de California en Davis. Su reciente estudio, publicado en la revista Computational Psychiatry, revela que la tasa de riesgo (la probabilidad creciente de que ocurra un acontecimiento negativo a medida que pasa el tiempo) intensifica la ansiedad más que la probabilidad real del acontecimiento en sí.

La motivación detrás de este estudio surgió de una necesidad fundamental de comprender los mecanismos de la ansiedad, una condición que afecta a una parte sustancial de la población mundial. Los trastornos de ansiedad se encuentran entre los problemas de salud mental más comunes y a menudo provocan una angustia significativa y un deterioro del funcionamiento diario.

A pesar de su prevalencia, los mecanismos subyacentes, en particular la forma en que la incertidumbre exacerba la ansiedad, siguen siendo poco comprendidos. Esta brecha en el conocimiento inspiró a los investigadores de la Universidad de California, Davis, a investigar cómo los diferentes aspectos de la incertidumbre contribuyen a la intensidad del miedo anticipatorio.

Los investigadores estaban particularmente interesados ​​en el concepto de tasa de riesgo, es decir, la probabilidad percibida de que ocurra un evento adverso a medida que pasa el tiempo. Los estudios tradicionales sobre la ansiedad a menudo se centraban en la probabilidad de un evento, pero los investigadores de la UC Davis plantearon la hipótesis de que el momento en que se produce la incertidumbre podría desempeñar un papel crucial en la intensidad de la ansiedad experimentada.

En el estudio participaron 42 voluntarios que participaron en un entorno virtual, en el que podían recibir descargas eléctricas leves en momentos impredecibles. Los participantes tenían un incentivo para permanecer en el entorno con una pequeña recompensa en efectivo, que les permitía ganar un centavo por segundo, pero tenían la opción de irse en cualquier momento para evitar la descarga.

Para aislar el efecto de la tasa de riesgo, los investigadores crearon dos escenarios distintos. En el primero, el choque podría ocurrir en cualquier momento dentro de un lapso de diez segundos, lo que hace que la tasa de riesgo sea alta porque la probabilidad del choque aumenta a medida que pasa el tiempo.

“Si sabes que algo va a suceder, a medida que pasa el tiempo, la tasa de riesgo aumenta porque sabes que no sucedió antes”, dijo el autor principal Andrew S. Fox, profesor asociado de psicología en UC Davis. “La tasa de riesgo siempre será mayor si no sabes cuándo sucederá”.

En el segundo escenario, había una cuenta regresiva hasta la descarga, de modo que los participantes sabían exactamente cuándo ocurriría, lo que hacía que el riesgo fuera bajo hasta que terminara la cuenta regresiva. Ambos escenarios tenían la misma probabilidad general de recibir una descarga, pero el momento percibido de la amenaza era diferente.

Durante todo el experimento se monitoreó el comportamiento de los participantes y sus niveles de ansiedad autoinformados. Los investigadores midieron la frecuencia con la que los participantes decidieron abandonar el entorno para evitar la descarga y recopilaron valoraciones subjetivas de ansiedad en varios puntos durante el experimento. Esto permitió a los investigadores comparar el impacto de los índices de riesgo altos y bajos tanto en la decisión de evitar la descarga como en el nivel de ansiedad experimentado.

Los investigadores descubrieron que los niveles de ansiedad de los participantes estaban más fuertemente influenciados por la tasa de riesgo que por la probabilidad real de recibir una descarga. En el escenario en el que la descarga podía ocurrir en cualquier momento (alta tasa de riesgo), los participantes reportaron niveles significativamente más altos de ansiedad en comparación con el escenario con una cuenta regresiva (baja tasa de riesgo). Esto fue evidente tanto en sus calificaciones de ansiedad auto-reportadas como en su comportamiento.

Los participantes tenían más probabilidades de optar por no participar en el escenario de alto riesgo para evitar el shock, a pesar de que la probabilidad general de recibir un shock era la misma en ambos escenarios. Este comportamiento indicó que la anticipación de una amenaza potencial, cuando su momento era incierto, generaba más ansiedad que la certeza de una amenaza inminente. Los datos mostraron que, a medida que aumentaba con el tiempo la probabilidad percibida del shock, también lo hacía la ansiedad de los participantes, lo que los llevaba a renunciar a la posible recompensa monetaria para evitar el shock anticipado.

“En cada momento experimental, la tasa de riesgo de amenaza coincidía casi perfectamente con el comportamiento de nuestros participantes, mientras que las probabilidades de amenaza momentáneas no tenían ningún valor predictivo”, explicó el coautor Dan Holley, estudiante de posgrado. “Los voluntarios también informaron sentirse significativamente más ansiosos en el entorno con una tasa de riesgo más alta”.

Estos resultados sugieren que nuestros cerebros están programados para realizar un seguimiento de las tasas de riesgo como mecanismo de supervivencia. Este seguimiento probablemente evolucionó para ayudarnos a anticipar y evitar las amenazas en nuestro entorno, incluso si esas amenazas no son inmediatas.

“Imaginemos una gacela en el Serengeti”, explicó Holley. “Para sobrevivir, podría mantener la cabeza agachada y pastar un poco más, pero la desventaja es que es un poco más probable que la ataque un león”.

Cuanto más tiempo pasta la gacela, más aumenta el riesgo. “Algo en su mente debe estar rastreando el riesgo y guiando su comportamiento en consecuencia”, dijo Holley.

Los hallazgos del estudio permiten comprender mejor cómo la incertidumbre y la percepción de una amenaza creciente contribuyen a la ansiedad. Al centrarse en las tasas de riesgo, los investigadores pudieron identificar un aspecto específico de la incertidumbre que impulsa la ansiedad, lo que ofrece nuevos conocimientos que podrían servir de base para tratamientos más eficaces para los trastornos de ansiedad.

“Nuestro modelo refleja la idea de Hitchcock: la anticipación sostenida de un evento negativo puede llevar a una ansiedad creciente a medida que aumenta la tasa de riesgo”, concluyeron los investigadores. “La psicopatología ansiosa a menudo se caracteriza por angustia emocional en contextos supuestamente seguros, lo que lleva a la evitación y a la pérdida de oportunidades. Nuestro modelo sugiere que las estimaciones de la tasa de riesgo pueden aumentar desproporcionadamente en respuesta a amenazas imaginarias o excepcionalmente raras”.

“Esto abre la puerta a la identificación de los mecanismos precisos que conducen a la evitación desadaptativa y al malestar emocional característico de la ansiedad patológica al disociar la probabilidad de amenaza, los cálculos de la tasa de riesgo y la incertidumbre en sí. Esta reinvención computacional de la incertidumbre (un marcador transdiagnóstico de la ansiedad) proporciona un marco manejable para la investigación básica y clínica destinada a comprender, prevenir y tratar estas afecciones”.

Fuente: Computational Psychiatry

Articulo original:

Título: “Temporal Dynamics of Uncertainty Cause Anxiety and Avoidance”.

Autores: Dan Holley, Erica A. Varga, Erie D. Boorman y Andrew S. Fox.

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