El rechazo es difícil para todos – y para algunos, puede conducir a reacciones antisociales y contraproducentes.
Un nuevo estudio analiza esta circunstancia y pregunta ¿qué se necesita para persuadir a la gente para contrarrestar esta espiral hacia el aislamiento y en su lugar reengancharse en relaciones sanas?
El investigador Jayati Sinha, profesor de mercadotecnia de la Universidad Internacional de la Florida, sospechaba que los mensajes que apelaban a la emoción -más que a la racionalidad- ayudarían a motivar a las personas en estas situaciones a volver a realizar actividades sociales.
«Cuando la gente se siente excluida, sigue pensando en esa experiencia negativa, y esto agota los recursos mentales», dijo Sinha.
«Esto hace más difícil procesar los detalles racionales, por lo que un mensaje emocional es más atractivo».
Para probar esta hipótesis, el equipo de Sinha pidió a los participantes en un grupo que escribieran sobre los detalles de una experiencia cuando se sintieron excluidos, a un segundo grupo se les pidió que escribieran sobre un evento cuando se sintieron incluidos.
Un tercer grupo escribió acerca de un evento neutral (la experiencia de despertar el día anterior). Luego mostraron a los grupos diferentes tipos de anuncios de donación de sangre.
El anuncio emocional enfatizó que la donación de sangre era el regalo de la vida, mientras que el otro anuncio enfatizaba el número de vidas salvadas.
El grupo que había escrito sobre el sentimiento socialmente excluido era mucho más probable que prefiera el anuncio emocional, mientras que los otros grupos preferían el anuncio racional.
Para probar si los mensajes se traducirían en acción, los investigadores llevaron a cabo otro experimento en el que los participantes vieron diferentes mensajes sobre el reciclaje.
El anuncio emocional declaró que «Las botellas de plástico que reciclas hoy se convertirán en una nuevo producto útil en el futuro», mientras que el anuncio racional presentaba hechos sobre el número de botellas recicladas necesarias para hacer un nuevo producto.
Los participantes que estaban preparados para sentirse socialmente excluidos eran mucho más propensos a reciclar las botellas de jugo de plástico que recibieron durante el experimento si habían visto el mensaje emocional, pero el anuncio racional fue más eficaz para los otros grupos.
«Estos hallazgos ofrecen esperanza a grupos que corren el riesgo de sentirse aislados, como los ancianos, discapacitados, viudos, divorciados o personas que viven solas», dijo Sinha.
Los políticos y las empresas podrían tener más éxito ayudando a estos grupos a participar en actividades positivas si los mensajes se centran en imágenes visuales y palabras que despiertan emociones, en lugar de resaltar los beneficios del producto, ofertas y argumentos convincentes.
«Las personas que se sienten excluidas pueden estar luchando para cuidar de sí mismas, por lo que el objetivo es comunicarse con ellos de manera que les convenza para hacer cambios que mejoren su calidad de vida», concluyó Sinha.
Fuente: Sociedad para la Psicología del Consumidor / EurekAlert