Según un nuevo estudio, el dormir menos de las ocho horas recomendadas por noche se asocia con pensamientos intrusivos y repetitivos, como los que se observan en la ansiedad o la depresión.
Para el estudio, la Dra. Meredith Coles, profesora de psicología en la Universidad de Binghamton, y el ex estudiante graduado Jacob Nota de la Universidad Estatal de Nueva York evaluaron el tiempo y la duración del sueño en individuos con niveles moderados de pensamientos repetitivos (por ejemplo, preocupación y pensamientos negativos).
Los participantes de la investigación fueron expuestos a diferentes imágenes destinadas a desencadenar una respuesta emocional, y los investigadores rastrearon su atención a través de sus movimientos oculares.
Los investigadores descubrieron que las interrupciones regulares del sueño se asocian con la dificultad de desviar la atención de la información negativa. Esto puede significar que el sueño inadecuado es parte de lo que hace que los pensamientos intrusivos negativos se queden e interfieran con la vida de las personas, comentaron los investigadores.
«Encontramos que las personas en este estudio tienen algunas tendencias a tener pensamientos atorados en sus cabezas, y su elevado pensamiento negativo les dificulta desconectarse de los estímulos negativos a los que los expusimos», dijo Coles. «Mientras que otras personas pueden recibir información negativa y seguir adelante, los participantes en nuestro estudio tuvieron problemas para ignorarla».
Se cree que estos pensamientos negativos dejan a las personas vulnerables a diferentes tipos de trastornos psicológicos, como ansiedad o depresión, agregó Coles.
«Con el tiempo nos dimos cuenta de que esto podría ser importante: estos pensamientos negativos repetitivos es relevante para varios trastornos diferentes, como la ansiedad, la depresión y muchas otras cosas», comentó Coles. «Esto es novedoso ya que estamos explorando la superposición entre las interrupciones del sueño y la forma en que afectan estos procesos básicos que ayudan a ignorar esos pensamientos obsesivos negativos».
Los investigadores siguen explorando este descubrimiento, evaluando cómo el momento y la duración del sueño también pueden contribuir al desarrollo o mantenimiento de los trastornos psicológicos. Si sus teorías son correctas, su investigación podría permitir a los psicólogos tratar la ansiedad y la depresión cambiando los ciclos de sueño de los pacientes a un momento más saludable o haciendo que sea más probable que un paciente duerma cuando se acuesta.
El estudio fue publicado en ScienceDirect.
Fuente: Universidad de Binghamton