Las personas narcisistas tienen más propensión a la depresión

En términos generales, el narcisismo es saludable, refuerza el apego seguro con una autoimagen positiva, con respuestas adaptativas a la vergüenza, un sentido de orgullo y gratitud hacia uno mismo por la autoeficacia y un interés equilibrado en la apariencia, los logros y la posición social.

En exceso, el narcisismo se vuelve patológico, creando una situación en la que no es posible llevarse bien con los demás. Una persona así necesita ser apreciada y admirada, junto con la incapacidad de ver los defectos de uno claramente, ya sea negándolos o exagerándolos (o ambos), hace que sea difícil ser dueño de ellos y avanzar de manera constructiva. En lugar de aceptar la vergüenza como una emoción normal, incluso útil (por ejemplo, para el aprendizaje social), la vergüenza se deforma, prueba de la reprensibilidad total de uno hasta un punto casi delirante.

Según lo informado por los investigadores Kealy, Laverdière y Pincus (2020), el narcisismo patológico aumenta el riesgo de depresión. No se sabe cómo sucede esto. Se ha planteado la hipótesis de que la dificultad para lidiar con las emociones puede ser la raíz del problema.

El narcisismo tiene dos dimensiones relacionadas pero distintas: grandiosa y vulnerable. El narcisismo grandioso cubre la personalidad arrogante a la que a menudo se refieren los epítetos groseros, caracterizados por un ego inflado, la tendencia a explotar a los demás y la sensación de ser genuinamente superior. Tal grandiosidad parece ser innata y auténtica.

El narcisismo vulnerable, por otro lado, a menudo surge de la adversidad infantil, el trauma y la negligencia, evocando empatía y cuidado de los demás, por un tiempo. Los narcisistas vulnerables entienden la idea de empatía, pero la esperan de otros sin ver la toma y daca, lo que lleva a la victimización y la decepción. Los que los rodean a menudo terminan sintiéndose agotados, amargados y finalmente acabados.

Los autores discuten diferentes teorías que conectan el narcisismo y la depresión. Los individuos narcisistas pueden no procesar efectivamente los sentimientos acerca de sí mismos personalmente y con respecto a las situaciones sociales. Los sentimientos negativos se atascan y se acumulan con el tiempo.

Queriendo ocultar sus defectos, mantienen un frente con los demás mientras que en el interior se vuelven más distantes y deprimidos. Los estados depresivos interfieren con el sentimiento de control y el comportamiento de desecho en entornos sociales y laborales, lo que impulsa aún más el ciclo.

Fomentar la resiliencia, dar un salto de fe para creer en uno mismo, si es posible, superar la autoimagen negativa para alcanzar y aceptar ayuda, adoptar un enfoque de crecimiento postraumático, aceptar la vergüenza y, en última instancia, crear un sentido de seguridad y agencia, es una forma de vida diferente, y en el caso del narcisismo extremo puede ser esta una alternativa.

Fuente: Psychology Today

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