¿Un puñado de frutos secos al día puede ayudar a prevenir la demencia?

¿Un puñado de frutos secos al día puede ayudar a prevenir la demencia?

Un nuevo estudio, publicado en la revista GeroScience, destaca un vínculo prometedor entre el consumo de frutos secos y un menor riesgo de demencia. Los hallazgos sugieren que los adultos de mediana edad y mayores que consumen frutos secos con regularidad tienen un 12% menos de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con los no consumidores. Este efecto protector fue particularmente fuerte para aquellos que consumían hasta un puñado de frutos secos sin sal al día, que parecían producir los beneficios cognitivos más significativos.

La demencia es un término amplio que se utiliza para describir un deterioro de las capacidades cognitivas lo suficientemente grave como para interferir en la vida diaria. Por lo general, afecta la memoria, el pensamiento y las habilidades sociales, lo que provoca dificultades en el razonamiento, la comunicación y el cuidado personal. La demencia no es una enfermedad única, sino más bien un conjunto de síntomas causados ​​por diversas afecciones subyacentes, como la enfermedad de Alzheimer, la demencia vascular y la demencia frontotemporal. A medida que la demencia progresa, las personas pueden perder la capacidad de realizar tareas cotidianas, reconocer a sus seres queridos o controlar sus emociones, lo que afecta significativamente su calidad de vida y la de sus cuidadores.

La creciente prevalencia de la demencia plantea un desafío importante en todo el mundo. En la actualidad, más de 50 millones de personas viven con demencia y se espera que esa cifra se triplique para el año 2050. A pesar de los avances en la investigación médica, no existe cura para la demencia y las opciones de tratamiento ofrecen solo beneficios modestos en el manejo de los síntomas. En consecuencia, existe una necesidad apremiante de estrategias de prevención efectivas para retrasar o reducir la aparición del deterioro cognitivo. Esta necesidad ha llevado a los investigadores a centrarse en los factores del estilo de vida, en particular la dieta, como posibles formas de apoyar la salud cerebral.

Las opciones dietéticas han surgido como áreas prometedoras para la prevención de la demencia, especialmente las dietas ricas en alimentos de origen vegetal conocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. La dieta mediterránea, que hace hincapié en las frutas, las verduras, los cereales integrales y las grasas saludables, se ha asociado con un menor riesgo de demencia. Los frutos secos, un alimento básico en esta dieta, son alimentos ricos en nutrientes repletos de grasas saludables, vitaminas, minerales y antioxidantes que pueden favorecer la función cerebral.

Sin embargo, estudios previos sobre frutos secos y salud cognitiva han mostrado resultados contradictorios, lo que crea una brecha en nuestra comprensión de su impacto específico en el riesgo de demencia. El nuevo estudio tuvo como objetivo abordar esta incertidumbre examinando si el consumo regular de frutos secos podría estar relacionado con un menor riesgo de todos los tipos de demencia.

Para investigar esto, los investigadores recurrieron a datos del Biobanco del Reino Unido, una gran base de datos de salud que rastrea a más de medio millón de personas. Seleccionaron a 50.386 participantes de entre 40 y 70 años que proporcionaron datos sobre su consumo de frutos secos, hábitos de vida, estado de salud y diagnósticos de demencia.

Es importante destacar que se excluyó a todos los que informaron tener demencia al comienzo del estudio para garantizar que los resultados reflejaran con precisión los nuevos casos de demencia. La ingesta de frutos secos se evaluó mediante el Oxford WebQ, un cuestionario dietético en el que se preguntaba a los participantes con qué frecuencia consumían diversos alimentos, incluidos los frutos secos.

Los investigadores dividieron a los participantes en dos categorías principales: los que consumían frutos secos a diario y los que no los consumían en absoluto. Además, para un análisis más detallado, clasificaron el consumo de frutos secos en tres grupos según la ingesta: ningún consumo, hasta un puñado al día y más de un puñado. Este enfoque permitió a los investigadores comparar diferentes niveles de consumo de frutos secos para comprender si un mayor consumo ofrecía mayores efectos protectores.

Al final del estudio, el 2,8% de los participantes, o 1.422 personas, habían sido diagnosticados con demencia. Cuando los investigadores compararon a los consumidores de frutos secos con los no consumidores, descubrieron que el consumo habitual de frutos secos se correlacionaba con una reducción del 12% del riesgo de padecer demencia. El efecto siguió siendo significativo incluso después de tener en cuenta factores como la edad, el sexo, el índice de masa corporal, la educación y el estilo de vida.

Esta asociación fue particularmente fuerte en el caso de quienes consumían hasta un puñado de frutos secos al día, lo que parecía ofrecer la protección más sustancial. Los frutos secos sin sal, como las almendras y los anacardos, parecían ser más beneficiosos que los frutos secos salados o procesados. Curiosamente, el estudio no encontró beneficios adicionales por consumir más de un puñado al día, lo que sugiere que una ingesta moderada podría ser suficiente para obtener los posibles efectos neuroprotectores de los frutos secos.

Más allá de los hallazgos primarios, los investigadores observaron que el vínculo entre los frutos secos y la reducción del riesgo de demencia era más fuerte en algunos subgrupos. Las mujeres, los adultos mayores, los no fumadores y las personas con factores de estilo de vida de menor riesgo (como el consumo moderado de alcohol, la actividad física regular y los patrones de sueño saludables) parecían ser los más beneficiados por el consumo de frutos secos. Sin embargo, los beneficios fueron consistentes en diversos antecedentes demográficos y de salud, lo que indica que los frutos secos podrían ayudar a reducir el riesgo de demencia en una amplia población.

A pesar de estos resultados prometedores, el estudio tuvo varias limitaciones. En primer lugar, los datos sobre el consumo de frutos secos se basaban en evaluaciones dietéticas autodeclaradas, que a veces pueden ser inexactas debido a lapsus de memoria o a la tendencia de los participantes a informar de hábitos más saludables.

Además, el estudio fue observacional, lo que significa que solo puede mostrar asociaciones, en lugar de demostrar que los frutos secos reducen directamente el riesgo de demencia. Otros factores no medidos podrían influir en los hallazgos, aunque los investigadores realizaron ajustes significativos para variables conocidas de estilo de vida y salud.

Por último, aunque el estudio se centra en los frutos secos como posible prevención de la demencia, los mecanismos por los que los frutos secos podrían proteger la salud cerebral siguen siendo especulativos. Los frutos secos son ricos en antioxidantes, grasas saludables y compuestos bioactivos que pueden reducir la inflamación y el estrés oxidativo, dos factores que se cree que contribuyen al deterioro cognitivo. Sin embargo, se necesitan más investigaciones, especialmente ensayos clínicos, para comprender exactamente cómo los frutos secos pueden influir en la función cerebral y si otros alimentos con perfiles nutricionales similares ofrecen beneficios comparables.

Fuente: GeroScience

Articulo original:

Título: “Nut consumption is associated with a lower risk of all‑cause dementia in adults: a community‑based cohort study from the UK Biobank,”

Autores: Bruno Bizzozero-Peroni, Valentina Díaz-Goñi, Nuria Beneit, Andreia Oliveira, Estela Jiménez-López, Vicente Martínez-Vizcaíno y Arthur Eumann Mesas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.