El suicidio constituye hoy en día un grave problema de salud pública y supone una tragedia que afecta a comunidades y países, con efectos duraderos para los allegados y familiares de la persona que lo comete. Así define la Organización Mundial de la Salud esta problemática que, según estima, se cobra anualmente cerca de 800.000 vidas, lo que representa una muerte cada 40 segundos.
En nuestro país, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística evidencian que el suicidio continúa siendo la primera causa de muerte externa, con 3.539 fallecimientos (a pesar de seguir con la tendencia decreciente detectada en 2016, y de haberse registrado un descenso del 3,8% en relación con 2017).
Tal y como señala la OMS, el suicidio es prevenible mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fiables y a menudo de bajo coste. Asimismo, afirma, para que las respuestas nacionales sean eficaces se requiere una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e integral.
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La importancia de sensibilizar en torno a este grave problema y la necesidad de priorizar su prevención son dos aspectos fundamentales a tener en cuenta, y en los que se incide especialmente cada 10 de septiembre, con la celebración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una jornada patrocinada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP-International Association for Suicide Prevention) y OMS, con el propósito de poner en la agenda pública el tema del suicidio.
Con motivo de este día, la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA ha lanzado una campaña, a través de la cual pone de relieve la necesaria creación de un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio y urge a elaborarlo ante la mayor vulnerabilidad de la salud mental de la población debido a la pandemia del COVID-19.
Tal y como ha afirmado en nota de prensa el presidente de la Confederación, Nel González Zapico, es prioritario ponerse a trabajar en un plan que abarque desde la formación a profesionales de la salud, hasta la elaboración de campañas de sensibilización social y visibilización del problema para que deje de ser un tabú, pasando necesariamente por la promoción de una educación emocional, ya desde la escuela infantil.
Para ello, considera esencial instaurar cambios en el modelo social, elaborando una estrategia nacional, a largo plazo, que fomente una sociedad más humana, más empática, menos competitiva y materialista, basada en los cuidados y en la educación emocional.
Contrario a lo esperado, actualmente no existe en España un plan nacional de prevención como tal, y hasta ahora sólo se han realizado algunas iniciativas en determinadas Comunidades Autónomas. Para paliar esta carencia a nivel nacional, en los últimos años se han ido impulsando diversas medidas e iniciativas legislativas; entre ellas, la redefinición de los objetivos y acciones de prevención del suicidio dentro de la Estrategia en Salud Mental 2009-2013, mejorando su conceptualización para poder desarrollar medidas eficaces que pudieran hacer frente a este problema. Si bien en un primer momento dicha propuesta emprendida por el Ministerio de Sanidad fue rechazada por el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, el Gobierno adelantó hace unos meses que la actualización de la Estrategia en Salud Mental sigue en marcha.
Manifestando que la lucha contra el suicidio es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los sistemas sanitarios y sociales en todo el mundo y teniendo en cuenta la elevada cifra de suicidios en nuestro país, el Ejecutivo ha señalado recientemente que la próxima publicación de la nueva versión de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (SNS), promovida desde el Ministerio de Sanidad, incluirá una línea estratégica específicamente diseñada para prevenir, detectar precozmente y atender la conducta suicida.
Entre los objetivos específicos recogidos en dicha línea estratégica se encuentran: la sensibilización y mejora de la información a la población general a través de acciones de concienciación promovidas por instituciones públicas, medios de comunicación y entidades sociales dedicadas a la causa, la detección precoz y la prevención del riesgo suicida y la promoción de la elaboración de procesos asistenciales integrados de atención a las personas con riesgos suicida.
Según ha afirmado recientemente el Gobierno, el documento de la Estrategia se encuentra ya en una fase muy avanzada y se está trabajando para intentar llevarla al primer Consejo Interterritorial del SNS que sea posible, con el fin de que se debata y apruebe finalmente.
Entre las propuestas de SALUD MENTAL ESPAÑA para la elaboración de este Plan, se encuentran la implantación de un servicio telefónico de atención al riesgo suicida, de carácter público y gratuito o el fomento de campañas de concienciación promovidas por instituciones públicas para sensibilizar a la población en general.
Más allá de la parte reivindicativa de su campaña, también se pretende sensibilizar en torno al suicidio (de modo que deje de ser un tabú), a través de la difusión de cuatro vídeos protagonizados por personas con experiencia propia en salud mental, familiares y activistas en salud mental, a través de los cuales ofrecen una serie de recomendaciones y pautas para el abordaje de la ideación suicida y evitar que se lleve a cabo.
De acuerdo con la Confederación, son numerosas y complejas las causas del comportamiento suicida, relacionadas, en su mayoría, con situaciones vitales, constantes o circunstanciales. Como bien señala, hay algunos factores que se asocian con la conducta suicida, como, por ejemplo, la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, la ruptura de relaciones, o problemas jurídicos o laborales, antecedentes familiares de suicidio, el abuso de alcohol y estupefacientes, los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, principalmente la depresión y la esquizofrenia. A este respecto, expone una serie de datos sobre el riesgo de suicidio para toda la vida, estimados en un 4% entre las personas con trastornos del estado de ánimo (en caso de depresión mayor, el riesgo de suicidio se multiplica por 21), en un 7% entre las personas con dependencia del alcohol, un 8% entre las personas con trastorno bipolar y un 5% entre las personas con esquizofrenia.
En este punto, hace especial incidencia en el efecto de la violencia machista sobre la salud mental de las mujeres que la sufren y el riesgo de suicidio, especialmente durante el confinamiento decretado durante el Estado de Alarma, el pasado mes de marzo, que ha incrementado la vulnerabilidad de las víctimas.
En palabras del presidente de SALUD MENTAL ESPAÑA, con la actual crisis del COVID-19, estos factores están aflorando con mayor intensidad y terminarán afectando a un amplio porcentaje de la población. De ahí la importancia y la urgencia de contar con una estrategia nacional de prevención del suicidio, que permita proteger y cuidar la salud mental y las vidas de las personas, especialmente las más vulnerables.
Toda la información referente a la campaña se encuentra disponible a través del siguiente enlace: