Propuesta para que haya psicólogos clínicos en la Atención Primaria de todas las comunidades autónomas

A continuación, se expone un resumen de los argumentos que defiende el Consejo para hacer su propuesta de que haya psicólogos clínicos en Atención Primaria (AP) en todas las CCAA.

La AP soporta más del 50% de la carga asistencial que suponen los trastornos mentales para el sistema sanitario. De entre estos, los trastornos de ansiedad, las depresiones y las somatizaciones son los trastornos más prevalentes, con un 49,2% de probables trastornos de ansiedad, depresión o somatizaciones detectados y un 31,2% de trastornos mentales diagnosticados en el último año en las consultas de AP. A su vez, estos trastornos mentales tan prevalentes o comunes presentan una frecuente asociación con varias enfermedades crónicas, así como con insomnio primario. Dos de cada tres pacientes con trastornos de ansiedad o depresión son tratados por su médico de Atención Primaria, esencialmente con fármacos, con una baja tasa de remisión y frecuentes recaídas. Por su alta prevalencia, generan los mayores costes y carga entre los trastornos mentales (el 50% del total). Su naturaleza biopsicosocial, permite entenderlos y tratarlos desde un enfoque emocional, con técnicas psicológicas cognitivo-conductuales que han demostrado ser eficaces, como se ha visto en la iniciativa británica “Mejora del Acceso al Tratamiento Psicológico” (IAPT), que ha llevado con éxito este tratamiento a grandes capas de la población a través de Atención Primaria, lo que supone una mejora del sistema y un ahorro de costes. Sin embargo, en nuestro país, dichos trastornos son tratados en su gran mayoría con psicofármacos, a pesar de la evidencia, ocasionan un gran impacto a nivel clínico, debido a la cronicidad y comorbilidad del proceso y la discapacidad asociada, así como al alto coste económico que todo ello genera (2,2% del PIB). Esto es debido, fundamentalmente, a la ausencia de la aplicación de los tratamientos basados en la evidencia, recomendados para estos trastornos por las guías de práctica clínica en el nivel asistencial donde con más frecuencia son detectados, la AP. Las guías del NICE recomiendan las técnicas cognitivo-conductuales.

Si el tratamiento habitual de AP genera una baja tasa de remisión de los trastornos mentales comunes, -que están aumentando en todo el mundo, y suponen ya una carga importante para las economías occidentales, que está aumentando a lo largo del tiempo-, la OMS insiste en la necesidad de cambiar el modelo de tratamiento de los trastornos de ansiedad y la depresión (primera causa de años vividos con discapacidad ya en el año 2015 y fuertemente asociada con el suicidio), además de favorecer su accesibilidad.

Algunos cambios ya se están produciendo en nuestro país. En la Comunidad de Madrid y en el Principado de Asturias ya se ha implantado la figura del psicólogo clínico en AP, que viene atendiendo desde hace un año los casos leves y moderados de depresión y trastornos de ansiedad. En el caso de la Comunidad de Madrid, los 21 psicólogos clínicos aplican el protocolo del ensayo clínico PsicAP (Psicología en Atención Primaria) de detección y tratamiento en formato trasdiagnóstico grupal y basado en las técnicas cognitivo-conductuales (TCC), que han alcanzado mayor evidencia. Este protocolo ha obtenido una tasa de remisión, tanto para los trastornos de ansiedad como para la depresión en torno al 70%, frente a poco más de un 20% alcanzado por el tratamiento habitual de AP, también para ambos. En principio, por lo observado hasta ahora, la práctica habitual del psicólogo clínico en AP en la Comunidad de Madrid estaría alcanzando resultados esperados, en línea con los del ensayo.

En el Principado de Asturias hay ya una memoria oficial del año 2017 sobre los resultados del inicio de la atención psicológica en AP y otra a punto de cerrarse del 2018, con buenos resultados, como lo prueba la ampliación del servicio a nuevos centros de salud, hasta llegar a los actuales 6 psicólogos clínicos en AP.

En Cataluña, la atención a los trastornos mentales en AP se venía abordando con psicólogos clínicos de salud mental que se desplazaban a los APS. Pero en 2018 se aprobó la incorporación de un importante número de psicólogos clínicos para atender en AP tanto la atención de los trastornos mentales comunes como la atención psicológica infantojuvenil. Sin duda, ha sido la mayor inversión en este tema frente a cualquier otra comunidad autónoma.

En la comunidad foral de Navarra no se ha querido contratar al psicólogo clínico para Atención Primaria, pero se ha reforzado el número de psicólogos clínicos que atienden trastornos mentales comunes en salud mental.

En otras comunidades autónomas se han aprobado iniciativas de la asamblea o el parlamento en forma de resoluciones o proyectos no de ley instando al gobierno a la inclusión de la figura del psicólogo clínico en AP y a la implantación del tratamiento psicológico de los trastornos mentales comunes en AP. Este es el caso de las comunidades autónomas de Valencia, Islas Baleares y Aragón, además de las ya mencionadas (Madrid, Asturias, Cataluña o Navarra). En otras comunidades no nos consta si siguen en trámite o han sido aprobadas, como el caso de Murcia. Pero en todos los casos, se muestra un alto interés por parte de los diferentes grupos políticos para que la psicología clínica esté presente en AP. Los grupos políticos son conscientes de esta necesidad, así como de que la población general está bastante sensibilizada, como se muestra en los medios de comunicación y redes sociales.

Por todo ello, el COP propone la inclusión de la figura del psicólogo clínico en AP en todas las Comunidades Autónomas, con el objetivo de tratar los trastornos mentales comunes con las técnicas que son más eficaces y además presenten las mejores relaciones de coste-eficacia y coste-utilidad. Es una cuestión de equidad, uno de los principios básicos de nuestra sanidad pública. Además, este cambio supondrá una mejora del sistema de Atención Primaria que es el que soporta la mayor parte de esta carga, reduciendo la hiperfrecuentación de estos pacientes, y una mejora de la relación coste-eficacia y coste-utilidad en el tratamiento de estos problemas.

Una justificación más extensa puede encontrarse en el documento adjunto:

El tratamiento psicológico de los trastornos mentales comunes en Atención Primaria

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