Según un nuevo estudio canadiense de la Universidad de Alberta nuestros cerebros procesan los estímulos, como los sonidos y las miradas, de manera muy diferente cuando realizamos una tarea al aire libre, a diferencia de cuando hacemos la misma tarea en interiores. Los hallazgos tienen implicaciones importantes ya que casi toda la investigación científica sobre la actividad cerebral se realiza en el interior de un laboratorio.
«Algo sobre estar al aire libre cambia la actividad cerebral», dijo Joanna Scanlon, estudiante graduada y autora principal del estudio. «Si podemos entender cómo y a qué están prestando atención los seres humanos en el mundo real, podemos aprender más sobre cómo funciona nuestra mente. Podemos usar esa información para hacer que los lugares sean más seguros, como las carreteras”.
Para el estudio, los investigadores colocaron equipos EEG (electroencefalografía) en las mochilas de los participantes a los que se les pidió que realizaran una tarea estándar de neurociencia mientras viajaban en bicicleta en el exterior. La tarea consistió en identificar cambios en un conjunto de estímulos, por lo demás coherentes, como un tono más alto en una serie de pitidos.
Anteriormente, los científicos habían llevado a cabo el mismo experimento en bicicletas estacionarias dentro de un laboratorio, pero en el nuevo estudio, pudieron realizar mediciones de la actividad cerebral al aire libre, utilizando equipos portátiles.
«Además de dividir la atención entre la tarea y andar en bicicleta, notamos que la actividad cerebral asociada con la percepción y percepción de la información era diferente cuando estaba al aire libre, lo que puede indicar que el cerebro está compensando las distracciones ambientales», dijo Scanlon.
En general, los resultados revelan que nuestros cerebros procesan los estímulos, como los sonidos y las miradas, de forma diferente cuando realizamos la misma tarea al aire libre en comparación con el interior de un laboratorio. Próximamente, los investigadores explorarán cómo difiere este efecto en entornos al aire libre con diversos grados de distracción, como un camino silencioso o un camino muy transitado.
«Si queremos aplicar estos hallazgos para resolver problemas en nuestra sociedad, debemos asegurarnos de entender cómo funciona el cerebro en el mundo donde los seres humanos vivimos, trabajamos y jugamos», dijo el Dr. Kyle Mathewson, un neurocientífico del Departamento de Psicología de la Universidad de Alberta. Mathewson agregó que casi todo lo que sabemos sobre el cerebro humano se aprende de los estudios en entornos muy controlados.
El estudio fue publicado en una edición especial de Brain Research.
Fuente: Universidad de Alberta