El romance es delicioso pero las rupturas pueden ser devastadoras. Ya sea físicamente turbulento en términos de cambios de humor y síntomas fisiológicos, o emocionalmente traumático, se necesita tiempo para capear la tormenta. Es cierto que hay factores que hacen que las parejas sean más propensas a reconciliarse. Pero si ha llegado el final y no hay vuelta atrás, la buena noticia es que con paciencia y una mentalidad positiva, hay un camino brillante por delante.
Ty Tashiro y Patricia Frazier examinaron la frecuencia y los correlatos del crecimiento personal y la angustia después de la ruptura de una relación romántica en un artículo titulado «Nunca volveré a estar en una relación como esa». En esta publicación examinaron las atribuciones causales del declive y la disolución relacional. En una muestra universitaria de 92 adultos jóvenes de entre 18 y 35 años evaluaron el género, los factores de personalidad y el estado de iniciador como correlatos del crecimiento y la angustia, en quienes habían experimentado recientemente una ruptura romántica.
A pesar de que las rupturas no son un paseo por el parque para la mayoría de la gente, Tashiro y Frazier descubrieron buenas noticias. Con respecto al crecimiento, los participantes informaron sus experiencias con respecto a diferentes tipos de crecimiento personal que creían que podrían mejorar las relaciones románticas futuras. Con respecto al género, las mujeres reportaron más crecimiento que los hombres, y los tipos de factores vinculados a niveles más altos de angustia incluyeron atribuciones causales al examante, así como factores ambientales involucrados en la relación anterior.
¿Importa quién rompió con quién? Aparentemente la respuesta es sí. Las personas experimentan la disolución de la relación de manera diferente, dependiendo de si iniciaron la ruptura o no. Tashiro y Frazier señalan que la investigación ha demostrado que la no iniciación está relacionada con experimentar una ruptura como más estresante y sentirse menos recuperado, lo que sugieren que probablemente se deba a sentir menos control sobre la ruptura.
En el lado positivo, Tashiro y Frazier encontraron que el crecimiento después de las rupturas era común. Los participantes del estudio informaron cambios positivos que creían que podrían mejorar las relaciones románticas futuras dentro de cuatro categorías de atribuciones causales establecidas por investigaciones anteriores: Persona, Otro, Relacional y Ambiental.
Los informes más frecuentes fueron los tipos de crecimiento de Persona, que implican centrarse en cómo mejorar las propias características, rasgos y creencias después de una ruptura. Tashiro y Frazier señalan que la mayoría de los cambios informados no fueron factores generales, como ser más extravertido, sino que reflejaron cambios en comportamientos o actitudes específicas, como aprender a «admitir cuando estoy equivocado».
La segunda categoría más común de cambio positivo fue el crecimiento ambiental, manifestado en mejores relaciones con los miembros de la familia o mayor éxito escolar. Tashiro y Frazier señalan que una explicación para esto es el hecho de que las personas son más capaces de reconocer los factores ambientales cuanto más se alejan de la relación.
Con respecto a los tipos de crecimiento relacionados con el Otro, los participantes del estudio informaron pocos cambios con respecto a la selección de una mejor pareja relacional en el futuro. Era más probable que informaran un movimiento positivo en la categoría de factores relacionales, como una mejor comunicación.
Con respecto al crecimiento, Tashiro y Frazier señalaron que las personas que atribuían la disolución a factores ambientales tenían más probabilidades de informar sobre el crecimiento que las que atribuían la disolución a factores de persona. Sugieren que las personas que ven la desaparición relacional de factores cambiantes pueden estar más inclinadas a encontrar resultados positivos que puedan mejorar la calidad relacional futura.
Se anima a las personas recién solteras a que se concentren en el camino que tienen por delante, no en el espejo retrovisor. La disolución relacional es el final de un capítulo y el comienzo de otro. En lugar de ver el romance fallido como una pérdida de tiempo, los nuevos solteros pueden ver el amor perdido como lecciones aprendidas y aprovechar la oportunidad de crecer. El pasado terminó, pero un futuro brillante apenas comienza.
Referencia bibliográfica:
Tashiro, Ty, and Patricia Frazier. 2003. “‘I’ll Never Be in a Relationship like That Again’: Personal Growth Following Romantic Relationship Breakups.” Personal Relationships 10 (1): 113–28. doi:10.1111/1475-6811.00039.