Un artículo reciente publicado en Current Directions in Psychological Science discute cómo las relaciones que se vuelven conflictivas, insatisfactorias o angustiantes pueden desencadenar una predisposición biológica o psicológica para la enfermedad mental.
En este trabajo, la profesora de psicología de la Universidad de Purdue, Susan C. South, construye un caso de por qué las relaciones románticas disfuncionales pueden ser importantes desencadenantes socioambientales para la psicopatología.
Aproximadamente el 90% de la población de los Estados Unidos se casa en algún momento de su vida. Y hasta el 59% de las generaciones más jóvenes (de 18 a 44 años) han cohabitado. Las relaciones que funcionan bien predicen el bienestar general. Sin embargo, aquellos que están infelizmente asociados tienden a experimentar consecuencias desfavorables para la salud mental y es más probable que cumplan con los criterios de diagnóstico para trastornos como el trastorno de estrés postraumático, la depresión, el consumo de alcohol y la ansiedad generalizada.
Los estudios longitudinales apoyan una dirección para este efecto, de modo que las relaciones angustiadas conducen a una mayor probabilidad de problemas de salud mental, en lugar de lo contrario (es decir, problemas de salud mental que conducen a relaciones insatisfactorias).
En trabajos anteriores, South y sus colegas evaluaron la generalidad y especificidad de los vínculos entre la angustia de la relación y la psicopatología mediante el estudio de parejas casadas heterosexuales a largo plazo. La autora escribe: «el mensaje para llevar a casa de este trabajo es que cuando uno está buscando razones por las cuales la angustia conyugal y la satisfacción de la relación están vinculadas, para encontrar un control manejable sobre los posibles mecanismos, podría ser necesario examinar los dominios de orden superior de la psicopatología en lugar de la forma específica».
Los estudios de gemelos sobre psicopatología y angustia en las relaciones románticas sugieren que los mismos factores genéticos que contribuyen a la angustia en las relaciones también dan lugar a síntomas de psicopatología. Los estudios que han examinado de cerca el entorno no compartido de hermanos o gemelos proporcionan evidencia de que las influencias ambientales también juegan un papel en el vínculo entre la angustia en la relación y la enfermedad mental.
La diátesis, o predisposición, a la psicopatología no es necesariamente puramente genética. Factores como los riesgos emocionales o cognitivos que varían entre individuos, el grado de apoyo o el uso de estrategias de regulación emocional en una relación conflictiva, también podrían ser mediadores entre la angustia de la relación y la salud mental.
Si bien el matrimonio es común en todo el mundo, también lo es el conflicto de relaciones. Uno puede angustiarse tanto dentro de su relación romántica que cruza un umbral después del cual la relación puede desencadenar psicopatologías a las que son vulnerables. De hecho, algunos pueden carecer de los factores de riesgo que interactuarían negativamente con el conflicto de relación, o pueden tener factores de protección que evitan este destino.
Para concluir, escribe South, «una vía fructífera para la investigación podría ser centrarse menos en los rasgos generales de personalidad que caracterizan las formas generales de comportarse y pensar y más en los objetivos, valores y necesidades que cada persona aporta a la relación y cómo los cumple (o no) la pareja».
Fuente: Current Directions in Psychological Science
Articulo original: “A Romantic-Partner Model of Mental Health” autores: Susan C. South.