Un nuevo estudio publicado en el Journal of Eating Disorders encontró que, en el transcurso de un año, más de la mitad de los hombres, mujeres y participantes transgénero o de género no conformes se alimentaron en al menos una vez con «comida trampa» que es la práctica de desviarse de las prácticas dietéticas establecidas para consumir comidas «prohibidas» densas en calorías, solo para volver a las prácticas dietéticas anteriores más tarde.
Entre las mujeres, la participación en comidas tramposas en los 12 meses anteriores se asoció con los siete tipos de comportamientos de trastorno alimentario. Entre los hombres se asoció con atracones, ejercicio compulsivo y comportamientos de ayuno.
Finalmente, entre los participantes transgénero o de género no conformes, se asoció con comer en exceso y comportamientos de atracones.
«La investigación no ha explorado completamente los comportamientos alimenticios que pretenden aumentar la musculatura y la delgadez, como las comidas tramposas», dice el autor principal Kyle T. Ganson, profesor asistente en la Facultad de Trabajo Social Factor-Inwentash de la Universidad de Toronto.
«Esto es particularmente importante dada la popularidad de las comidas trampa que está bien documentada en las redes sociales. Necesitábamos explorar si hay asociaciones entre las comidas tramposas y la psicopatología del trastorno alimentario».
Ganson y sus colegas analizaron una muestra nacional de más de 2,700 adolescentes y adultos jóvenes del Estudio Canadiense de Comportamientos de Salud de adolescentes 2021-2022.
Sus hallazgos también revelaron que la participación en comidas tramposas fue más alta entre los hombres.
«Las comidas trampa se han conceptualizado y promovido dentro de las comunidades de desarrollo muscular y acondicionamiento físico de los hombres. Como resultado, los hombres en este estudio pueden estar usando estratégicamente comidas trampa para catalizar el crecimiento muscular «, comenta Ganson.
«Del mismo modo, entre las mujeres, el uso de comidas tramposas se puede usar para prevenir o reducir los episodios de atracones o aliviar los antojos de alimentos restringidos».
Si bien las comidas trampa consistieron en alimentos densos en calorías en toda la muestra, se encontraron diferencias significativas entre los tipos de comidas trampa consumidas por hombres y mujeres. Específicamente, los hombres informaron que consumían alimentos ricos en proteínas, mientras que las mujeres consumían productos lácteos, salados y dulces.
«Los profesionales clínicos deben ser conscientes de la ocurrencia común de comidas tramposas entre adolescentes y adultos jóvenes y la naturaleza sancionada de estos comportamientos en las comunidades de fitness y en las redes sociales. La investigación futura debe continuar conceptualizando estos tipos de comportamientos alimenticios y sus implicaciones para la salud pública» concluyó Ganson.
Fuente: Universidad de Toronto