La procrastinación a la hora de acostarse, un comportamiento común entre los adultos jóvenes, se ha relacionado con varios factores cognitivos, emocionales y fisiológicos. Sin embargo, todavía tenemos un conocimiento limitado sobre sus orígenes y desarrollo.
Un estudio reciente publicado en Child Abuse & Neglect tuvo como objetivo investigar la relación entre el riesgo ambiental infantil y la procrastinación a la hora de acostarse, al mismo tiempo que consideró el papel de la estrategia de historia de vida y el sentido de control.
Nuestras experiencias de la infancia tienen un impacto duradero en nuestro comportamiento. Los entornos infantiles adversos se pueden clasificar en dos tipos: dureza e imprevisibilidad. La dureza se refiere a los factores asociados con la discapacidad y la muerte en una población, mientras que la imprevisibilidad refleja las distintas tasas de dureza ambiental a lo largo del tiempo y el espacio.
El estatus socioeconómico se utiliza a menudo como un indicador de la dureza del entorno, mientras que los indicadores de imprevisibilidad incluyen la movilidad residencial, las transiciones de los padres y los cambios en el empleo de los padres.
El estudio involucró a 453 estudiantes universitarios chinos que completaron encuestas en línea. Los resultados revelaron una asociación positiva entre el riesgo ambiental infantil y la procrastinación a la hora de acostarse. Esto sugiere que las personas que tuvieron experiencias infantiles difíciles tenían más probabilidades de aplazar la hora de acostarse cuando eran adultos. Estos hallazgos se alinean con investigaciones anteriores que indican que los entornos infantiles desafiantes pueden provocar problemas para dormir y comportamientos poco saludables.
El estudio también encontró que una menor sensación de control explicaba parcialmente la relación entre el riesgo ambiental infantil y la procrastinación a la hora de acostarse. Las personas que sentían menos control sobre sus vidas debido a las experiencias de su infancia eran más propensas a procrastinar antes de acostarse.
Además, la estrategia de historia de vida, que está influenciada por los entornos de la infancia, desempeñó un papel. Las personas con estrategias de historia de vida más rápidas, desarrolladas como respuesta a entornos desafiantes e impredecibles, tendían a tener una sensación de control reducida, lo que lleva a una mayor procrastinación a la hora de acostarse.
Comprender la conexión entre el riesgo ambiental infantil y la procrastinación a la hora de acostarse es crucial. Al centrarse en mejorar la sensación de control y adoptar estrategias de historia de vida más lentas, se pueden desarrollar intervenciones para ayudar a las personas a reducir la procrastinación a la hora de acostarse y mejorar la calidad de su sueño.
«Los resultados brindan apoyo empírico a las afirmaciones de que se debe considerar la desaceleración de la estrategia de LH y la mejora de la sensación de control al intervenir en la procrastinación a la hora de acostarse y mejorar la calidad del sueño entre los jóvenes», dijeron los investigadores.
La investigación futura debe utilizar estudios a largo plazo o experimentales para establecer relaciones causales, considerar medidas objetivas del entorno infantil y explorar factores adicionales que influyen en la postergación de la hora de acostarse.
Fuente: Child Abuse & Neglect
Articulo original: “Childhood environmental risk and youth bedtime procrastination: A path model with life history strategy and sense of control as mediators“, autores Lei Shao, Juanjuan Jin, and Guoliang Yu.