La energía paterna

La energía paterna

Cuando descubrí que podía romper con las lealtades a mi padre, agradecí que él estuviera en mi vida.

Entonces aprendí a mostrarme y sentirme orgullosa de quién soy.

Eugenia Herrera.

De pequeña me gustaba disfrutar de la compañía de mi padre. Tuve dos, ambos marcaron mi vida, a ambos amé. Pero siempre sentí que estuvo ausente esta figura de mi vida. La tercera figura paterna que tuve fué mi madre. Como buena guía de su manada, ella aunque tuviera la figura paterna tomaba el rol de padre y madre yá que se imponía, pues eso fué lo que ella aprendió al crecer también con esta figura ausente.

Muchas veces por diferentes causas el padre como figura en el núcleo familiar se encuentra ausente. Actualmente en la sociedad se valora esta importante figura en la crianza de los hijos ya que la evidencia demuestra que una presencia activa del padre impacta positivamente tanto en salud, éxito académico, desarrollo social, emocional, así como en la identidad sexual.

Y es que usualmente, se habla de la importancia del vínculo afectivo entre la madre y el niño, dejando de lado el rol del padre. En un principio, se pensaba que la importancia radicaba en que el padre otorgaba o facilitaba las condiciones para que se formara el vínculo entre el hijo o hija y la madre.

Como vemos, el padre es un punto clave en el desarrollo de la personalidad de los hijos, ya que junto con la madre son la base de la constitución de la familia.

Energéticamente hablando, puedo decirte que de la forma en que se percibe al padre es la forma en que esta persona se muestra ante el mundo. Si el padre es excluido, el individuo no podrá mostrarse al mundo como realmente es.

Como esta figura en la familia representa dirección, arraigo y sustento; su ausencia hace que los hijos carezcan de una dirección clara en sus metas y proyectos, llenándolos de inseguridades posteriormente en la etapa adulta.

Cuando la relación de madre y padre se termina por la causa que sea, origina que este vínculo amoroso se fracture, viviendo en el interior el dolor y la ausencia paterna; esto trae como consecuencia la negación del impulso primario hacia la vida y el mostrar de adulto la imagen verdadera ante el mundo.

Algo importante de recordar es que el padre es el primer hombre en una niña y en los niños es la primera figura a copiar; en el caso de las niñas la carencia paterna hace que en la adultez, esta niña busque a su padre en cada hombre; en los niños pudiera llevar a inseguridad en las relaciones y a copiar el patrón de abandono aunque ellos estén presentes. En ambos casos pudiera ocasionar dificultades en relaciones de pareja, adicciones, celos e inseguridad.

Si las relaciones de estos niños en su etapa adulta se fraccionan o rompen; este adulto posiblemente inseguro siente que muere, no se siente valorizado, siente que no es suficiente ni para sí mismo; se enfrenta con el dilema sentimental de amor/odio, por ende siente enojo con cada pareja que pudiera tener.

La carencia de padre trae inseguridad y sentimientos de soledad.

Algo importante es que se crean a nivel energético lealtades inconscientes; éstas llevan a repetir patrones, sea hombre o mujer; mismas que hacen que una persona se mantenga dentro de su sistema familiar repitiendo la historia generación tras generación.

Recibe a padre en tu corazón, siente su presencia protectora y avanza con paso firme porque no estás solo.

Bert Hellinger.

No existe una fórmula mágica para sanar la energía paterna, pero se pueden utilizar técnicas terapéuticas para hacerlo. Algo importante es que cuando se decide hacer este acto benevolente debe hacerse desde el corazón, asumiendo la responsabilidad de hacerse consiente y respetando el proceso que implica el trabajo interno, el cual conlleva a un crecimiento emocional importante.

El restablecer el vínculo amoroso con el padre aunque éste ya no se encuentre en este plano de existencia sin duda alguna, es un camino seguro la felicidad propia y de los hijos a la vez que sin duda alguna, fortalece todas las relaciones en general.

Honrar al padre es honrarse a sí mismo. Perdonarlo también es perdonarse.

Namasté.

Colaboración de Eugenia Herrera

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