En diversas profesiones y ámbitos educativos existe un desequilibrio entre hombres y mujeres. Por ejemplo, hay menos mujeres en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y en puestos altos en hospitales. Mientras que las mujeres a menudo chocan con un “techo de cristal”, una barrera invisible que les impide desempeñar funciones bien remuneradas, los hombres pueden encontrarse con un “sótano de cristal”, que los empuja a desempeñar trabajos más peligrosos.
Un estudio publicado en Evolutionary Psychological Science señala la posibilidad de que las elecciones personales, influenciadas por las diferencias físicas y psicológicas entre los sexos, desempeñen un papel importante en la configuración de las trayectorias y oportunidades profesionales.
Si bien algunos sostienen que es posible que los hombres no promuevan a las mujeres a empleos de alto estatus, el concepto de “sótano de cristal” sugiere que las elecciones y los riesgos laborales también están influenciados por la naturaleza del trabajo en sí y las preferencias voluntarias de los individuos. El investigador Ryushin Iha reclutó una muestra diversa de 5.279 participantes de 14 países. Esta muestra estuvo equilibrada en cuanto a género, 2.608 hombres y 2.671 mujeres, y un amplio rango de edad de 18 a 110 años.
Los participantes participaron en un experimento en línea en el que fueron asignados aleatoriamente a una condición del mismo sexo o del sexo opuesto. Se les presentó un escenario de viaje de campamento y tuvieron que elegir entre dos listas de tareas: la Lista A, que incluía tareas físicamente exigentes y potencialmente perjudiciales, o la Lista B, que era menos exigente y más segura.
Iha descubrió que los hombres, cuando estaban emparejados con una pareja del sexo opuesto, eran significativamente más propensos a optar por tareas más riesgosas y físicamente más exigentes en comparación con las mujeres. Esta preferencia se alinea con las teorías evolutivas que sugieren que los hombres pueden exhibir comportamientos más riesgosos como parte de las estrategias de adquisición de pareja. En particular, este patrón de elección específico de género fue consistente en diferentes culturas, lo que subraya el aspecto universal de estas tendencias de comportamiento.
Además, el experimento iluminó cómo, en parejas del mismo sexo, tanto hombres como mujeres mostraban propensiones similares en la selección de tareas, lo que indica que la presencia de una pareja del sexo opuesto influye de manera única en los procesos de toma de decisiones relacionados con la división del trabajo. Este hallazgo sugiere que las diferencias de género en el lugar de trabajo y otros entornos pueden deberse, en parte, a preferencias innatas y no únicamente a prácticas sociales o discriminatorias.
Esta perspectiva desafía el discurso convencional sobre la igualdad de género al resaltar factores subyacentes, como las diferencias físicas y psicológicas evolucionadas, que influyen en las elecciones individuales con respecto a roles y ocupaciones.
Una limitación del estudio es la falta de verificación sobre si los participantes percibieron las listas de tareas de acuerdo con el riesgo previsto y la demanda física, lo que podría afectar la interpretación de los hallazgos.
Fuente: Evolutionary Psychological Science
Articulo original: Titulo: “Let Me Take the Risk so You Won’t Have To: An Evolutionary Psychological Analysis of Spontaneous Occurrence of Division of Labor Across 14 Countries”. Autor: Ryushin