Efectos mentales de usar exoesqueletos que aumentan el rendimiento físico

Redacción

Martes, 16 de Octubre de 2018

Psicología

En los últimos tiempos, se están logrando muchos avances tecnológicos en el diseño y fabricación de los llamados exoesqueletos, ponibles y electrónicamente activos, y que incluyen a refuerzos de pierna, soportes de brazos, y trajes de cuerpo completo. Sin embargo, su efecto sobre la mente de quienes los utilizan ha sido una cuestión poco estudiada. Una investigación reciente ha profundizado en esa cuestión y sobre todo ha procurado responder una pregunta fundamental sobre estos apéndices que nos recuerdan a la armadura de Iron Man: aunque amplifican la fortaleza, la movilidad y la resistencia de una persona, ¿influyen sobre su capacidad de atención y de toma de decisiones?

La pregunta está lejos de ser banal, dado que muchos exoesqueletos están actualmente siendo diseñados y probados para su uso en campos de batalla, donde se espera que los soldados desempeñen maniobras tácticas de alto nivel transportando al mismo tiempo entre 30 y 50 kilogramos de equipamiento. Los exoesqueletos, como refuerzos electrónicamente adaptativos de caderas, rodillas y piernas en general, podrían soportar una porción notable de la carga de un soldado, permitiéndole así moverse más deprisa y con mayor agilidad.

Pero, llevar estos añadidos biónicos y ajustarse a sus movimientos ¿podría absorber parte de la atención necesaria para tareas cognitivas cruciales, como detectar a un enemigo, transmitir un mensaje o seguir a un escuadrón?

El equipo de Leia Stirling, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, ha encontrado la respuesta a esa pregunta y, bajo ciertas condiciones, es afirmativa.

Este dispositivo, conocido como PowerWalk, recoge y almacena energía cinética. Es capaz de reducir la cantidad de baterías que un soldado necesita transportar, aligerando así la carga y liberando espacio en las mochilas para otros suministros, como alimentos y agua. (Foto: Bionic Power Inc.)

En su investigación, se puso a prueba a voluntarios, que eran miembros activos de las fuerzas militares o participantes en un cuerpo de entrenamiento de oficiales de reserva, mientras avanzaban por un camino lleno de obstáculos llevando al mismo tiempo un exoesqueleto de rodilla disponible comercialmente y una mochila que pesaba hasta unos 40 kilogramos. Siete de los doce sujetos de estudio tuvieron tiempos de reacción más lentos en una tarea visual cuando completaron el itinerario con el exoesqueleto puesto y activado, en comparación con cuando lo recorrieron sin él.

Los investigadores también constataron que los soldados, cuando se les pedía que siguieran a un líder desde cierta distancia, eran menos capaces de mantener constante dicha distancia si llevaban el exoesqueleto.

Los resultados, aunque preliminares, sugieren que los ingenieros que diseñan exoesqueletos para usos militares y de otros tipos deberían tener en cuenta el «encaje cognitivo» del dispositivo, o cuánta capacidad de atención o de tomar decisiones podrían llegar a restarle al usuario, pese a ayudarle físicamente.

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