Redacción
Lunes, 29 de Julio de 2019
Psicología
El cortisol es una hormona que está aumentada en el estrés crónico. Ahora, médicos e investigadores argentinos han desarrollado el primer procedimiento que permite la medición del cortisol en cabello en un sistema automatizado, de bajo costo, preciso y que permite procesar un gran número de muestras en un corto intervalo de tiempo. La innovación ha sido patentada por la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Hoy en día, contar con un biomarcador adecuado para evaluar estrés crónico es muy importante, en vista del aumento en los niveles de este tipo de estrés en la población, y su asociación con diferentes enfermedades tales como infarto agudo de miocardio, obesidad y cáncer”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir la directora del avance, la doctora Bibiana Fabre, investigadora de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA (FFyB-UBA) y jefa asistencial del Laboratorio de Endocrinología del Hospital de Clínicas “José de San Martín”.
Las diferentes formas de medición de cortisol en sangre, saliva y orina expresan valores del nivel de estrés del individuo en el momento en que esas muestras fueron tomadas.
“En cambio, el análisis de la hormona en cabello expresa el estrés a la que estuvo expuesta una persona durante los tres meses anteriores”, explicó Fabre, quien aclaró que como cada mes el pelo crece 1 cm, 3 cm de muestra alcanzan para guardar registros de ese período.
Tal como revela la revista ‘Scientific Reports’, los investigadores validaron la eficacia de su técnica automatizada en muestras de cabello de 232 individuos sanos a quienes se les realizó una encuesta de sucesos de vida o escala de eventos vitales y así se dividió a la población en libre de estrés y con estrés.
La nueva técnica de análisis de muestras de cabello permite averiguar el grado de estrés al que estuvo sometida la persona en los últimos tres meses. (Foto: Tamara Bellis / Unsplash)
El método de la UBA consiste en extraer cortisol del cabello con metanol, realizar una evaporación y finalmente medirlo en el sistema automatizado.
En 2015, el mismo grupo de investigadores publicó un trabajo en el que midieron el cortisol en cabello a participantes de un Programa de Afrontamiento del Estrés y Calidad de Vida realizado en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA dirigido por doctora Silvia Iglesias y que incluyó técnicas de relajación, de meditación y de canalización de las situaciones estresantes.
“Los niveles de cortisol en cabello fueron más altos al inicio del curso y disminuyeron al concluir”, destacó Fabre, quien también es investigadora del Instituto de Fisiopatología y Bioquímica Clínica (INFIBIOC) que depende de la FFyB. Y agregó que pudieron encontrar indicios de que en pacientes con enfermedad cardiovascular el nivel de cortisol en el organismo podría ser predictor de un infarto agudo de miocardio.
El laboratorio de Fabre tiene resultados de la medición de cortisol en cabello en pacientes con infarto agudo de miocardio, con síndrome de Cushing y con síndrome de ovario poliquístico, en los que ese biomarcador muestra gran relevancia. Además, están trabajando con diferentes grupos de investigación en diferentes líneas que exploran el síndrome de burnout o agotamiento en docentes y alumnos, la relación del estrés crónico con cáncer o su impacto en la llamada “programación” fetal durante el embarazo.
Del avance también participaron otros investigadores de la FFyB, del INIFIBIOC, del CONICET y del Instituto de Química y Fisicoquímica Biológicas (IQUIFIB): Diego González, Darío Jacobsen, Carolina Ibar, Carlos Pavan, José Monti, Nahuel Fernández Machulsky, Ayelén Balbi, Analy Fritzler, Juan Jamardo, Esteban Repetto y Gabriela Berg. (Fuente: Agencia CYTA-Instituto Leloir / DICYT)