Nuestro pasado influye en como vemos el presente

Nuestro pasado influye en como vemos el presente

Al observar un objeto, lo que vemos podría no ser una representación precisa de su tamaño real. En cambio, nuestra percepción podría estar influenciada por objetos vistos anteriormente: un objeto grande puede hacer que el siguiente parezca más grande de lo que es, y viceversa para un objeto pequeño.

Este sesgo visual está relacionado con la actividad cerebral evocada visualmente temprana y es impulsado por la información residual retenida por las poblaciones neuronales en los niveles básicos de análisis visual de nuestro cerebro. En esencia, lo que vemos es un «promedio» que nuestro cerebro crea entre lo que está sucediendo ante nuestros ojos y lo que ha ocurrido en el pasado.

Recientemente publicado en el Journal of Neuroscience, una nueva investigación reafirma un concepto intrigante en neurociencia: nuestras percepciones son a menudo representaciones distorsionadas del mundo externo, en lugar de reproducciones fieles.

Los investigadores Michele Fornaciai, Irene Togoli y Domenica Bueti de la Scuola internazionale Superiore di Studi Avanzati (SISSA) sugieren que este sesgo surge de un desajuste entre los limitados recursos computacionales de nuestro cerebro y la multitud de estímulos que bombardean nuestros sentidos.

Esta distorsión ayuda a nuestro cerebro a encontrar regularidades, haciendo que el mundo externo sea más predecible y manejable.

Una de esas distorsiones perceptivas implica ver similitudes entre los estímulos presentados en sucesión. Por ejemplo, nuestro juicio de la numerosidad de un grupo de objetos puede estar sesgado en función del número de objetos que hemos visto antes.

Los mecanismos neuronales detrás de este sesgo perceptual siguen siendo objeto de investigación en curso.

Para estudiar este fenómeno, el equipo de SISSA pidió a los voluntarios que vieran secuencias de puntos simples en blanco y negro en una pantalla de computadora, y luego estimaran su número, tamaño y duración de la pantalla.

Los científicos observaron que la percepción estaba influenciada por imágenes vistas anteriormente. Las señales de EEG revelaron que la corteza occipital, la parte visual del cerebro, retenía rastros de imágenes pasadas, y cuanto más fuerte era este rastro, más pronunciado era el sesgo perceptual.

Estos resultados resaltan un aspecto esencial del sesgo de la historia perceptiva: nuestros cerebros combinan la información sensorial actual con la información pasada, creando un «promedio» de las imágenes pasadas y presentes en las primeras etapas del análisis visual.

Estos hallazgos subrayan el papel de nuestro cerebro no solo como un espejo de la realidad, sino como un constructor de la realidad, donde nuestra percepción se basa parcialmente en nuestras expectativas y experiencias pasadas.

Fuente: SISSA

Investigación original:

“Perceptual history biases are predicted by early visual-evoked activity” by Michele Fornaciai et al. Journal of Neuroscience

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