La inquietante experiencia de las pesadillas es algo que muchas personas han experimentado, pero una nueva investigación ha descubierto que la soledad podría ser un predictor significativo de su frecuencia. Un estudio reciente publicado en The Journal of Psychology exploró esta conexión y sugirió que nuestra necesidad de vínculos sociales está profundamente entrelazada con la calidad de nuestro sueño.
“Hemos estudiado durante mucho tiempo los beneficios para la salud que acompañan a las relaciones cercanas y afectuosas, por lo que naturalmente despierta nuestro interés en comprender cómo se resiente el bienestar cuando las personas se sienten desconectadas y solas. Un puñado de estudios habían demostrado que la soledad aumenta la frecuencia e intensidad de las pesadillas, por lo que queríamos profundizar y explorar por qué ocurre eso”, dijo el autor del estudio Kory Floyd, profesor de comunicación y psicología en la Universidad de Arizona y consejero de salud mental autorizado.
La teoría evolutiva de la soledad, propuesta por John T. Cacioppo y Stephanie Cacioppo, postula que la soledad es un mecanismo adaptativo que evolucionó para señalar amenazas a nuestros vínculos sociales. Este estado de angustia nos motiva a reconectarnos con los demás, de manera similar a como el hambre nos impulsa a comer. Dado el papel significativo de las conexiones sociales en la supervivencia humana, la teoría sugiere que las necesidades sociales no satisfechas desencadenarían respuestas aversivas para alentar la reintegración social. Los investigadores se propusieron comprobar si estas respuestas aversivas podrían incluir la alteración del sueño.
“La teoría evolutiva de Cacioppo y Cacioppo explica que la soledad nos hace sentir vulnerables en el mundo e hiperatentos a las amenazas”, explicó Floyd. “Usamos este razonamiento, específicamente, para identificar los mecanismos de estrés, hiperactivación y rumiación que probamos en estos dos estudios”.
La investigación consistió en dos estudios. El primero utilizó un análisis secundario de datos existentes de una muestra de 827 adultos estadounidenses, de edades comprendidas entre 18 y 81 años. Los participantes fueron reclutados a través de una plataforma en línea y completaron una serie de cuestionarios. La muestra se emparejó con la población adulta estadounidense en términos de género, edad y categorías raciales para garantizar la representatividad.
La soledad se midió utilizando la Escala de soledad de la UCLA, que incluye elementos como «¿Con qué frecuencia siente que le falta compañía?» y «¿Con qué frecuencia se siente excluido?». La frecuencia de las pesadillas se evaluó utilizando la Escala de experiencia de pesadillas. Además, el estrés se midió con la Escala de estrés percibido, que captura los sentimientos de estrés de los participantes durante el último mes.
El segundo estudio involucró a 782 adultos estadounidenses, reclutados a través de métodos similares en línea. Este estudio amplió el primero al incluir medidas tanto de la frecuencia como de la intensidad de las pesadillas, así como de la hiperactivación y la rumia. La soledad y la frecuencia de las pesadillas se midieron utilizando las mismas escalas que en el primer estudio. La intensidad de las pesadillas se evaluó con el Cuestionario de angustia por pesadillas, que incluye preguntas como «¿Las pesadillas interfieren con la calidad de su sueño?».
La hiperactivación se midió utilizando la Escala de Hiperactivación, que captura el nivel de alerta y sensibilidad de una persona a los estímulos, mientras que la rumia se evaluó con la Escala de Rumia de la Teoría de Estilos de Respuesta, centrándose en el pensamiento negativo repetitivo. Los investigadores utilizaron la regresión múltiple jerárquica y el análisis de trayectorias para probar múltiples efectos de mediación simultáneamente, examinando cómo la hiperactivación y la rumia podrían mediar la relación entre la soledad y tanto la frecuencia como la intensidad de las pesadillas.
Los resultados de ambos estudios fueron consistentes y respaldaron las hipótesis de los investigadores. En el primer estudio, se descubrió que la soledad predecía significativamente la frecuencia de las pesadillas, incluso después de controlar la edad y el género. Este resultado confirmó la hipótesis inicial de que la soledad está directamente relacionada con la frecuencia de las pesadillas. Además, el análisis de mediación mostró que el estrés mediaba parcialmente esta relación, lo que indica que el estrés asociado con la soledad contribuye a un aumento de las pesadillas.
El segundo estudio replicó estos hallazgos y los amplió para incluir la intensidad de las pesadillas. Demostró que la soledad también predecía significativamente la intensidad de las pesadillas. Además, el análisis de la trayectoria reveló que la hiperactivación y la rumia eran mediadores significativos de la relación entre la soledad y la frecuencia e intensidad de las pesadillas. Esto significa que el estado de alerta elevado y el pensamiento negativo repetitivo asociado con la soledad desempeñan un papel crucial en la exacerbación de las experiencias de pesadillas.
Curiosamente, cuando se consideraron la hiperactivación y la rumia, el estrés no mediaba significativamente la relación entre la soledad y las pesadillas, lo que sugiere que estos factores podrían ser más críticos para comprender el impacto de la soledad en los trastornos del sueño.
“Tener relaciones cercanas y significativas es tan vital para los humanos que sufrimos de múltiples maneras cuando esa necesidad no se satisface”, dijo Floyd. “Sentirnos solos puede hacer que experimentemos estrés, preocupación e hiperactivación que pueden afectar incluso la frecuencia e intensidad de nuestras pesadillas”.
Pero, como ocurre con todas las investigaciones, hay algunas salvedades que se deben tener en cuenta. “Esta investigación es transversal, por lo que no establece con certeza que la soledad provoque la frecuencia e intensidad de las pesadillas”, señaló Floyd. “Además, estudiamos solo a adultos estadounidenses, por lo que no está claro si los hallazgos variarían en el caso de los niños y/o los estadounidenses no estadounidenses”.
Se necesitan estudios longitudinales para confirmar si la soledad provoca un aumento de las pesadillas con el tiempo o si la relación es bidireccional. Otra dirección importante para futuras investigaciones es explorar el contenido de las pesadillas que experimentan las personas solitarias. Comprender si ciertos temas son más frecuentes en las pesadillas asociadas con la soledad podría ofrecer conocimientos más profundos sobre los procesos emocionales y psicológicos involucrados.
“Un objetivo a largo plazo es probar la eficacia de los tratamientos terapéuticos para determinar si mejoran no solo la soledad en sí, sino también sus comorbilidades, incluida la experiencia de las pesadillas”, concluyo Floyd.
Fuente: The Journal of Psychology
Articulo original:
Título: “Interpersonal Loneliness Predicts the Frequency and Intensity of Nightmares: An Examination of Theoretic Mechanisms”.
Autores: Kory Floyd, Colin Hesse, Colter D. Ray y Alan C. Mikkelson.