El envejecimiento altera los estereotipos de género de maneras inesperadas

El envejecimiento altera los estereotipos de género de maneras inesperadas

Las personas ven a los hombres y mujeres mayores por igual, pero las mujeres más jóvenes y de mediana edad son vistas de manera más favorable que sus pares masculinos, según un gran metaanálisis publicado en Psychological Bulletin.

Tradicionalmente, se ha considerado que las mujeres mayores enfrentan una doble amenaza: discriminación basada tanto en su género como en su edad. Esta perspectiva sugiere que las mujeres mayores sufren una doble marginación, experimentando más estereotipos negativos, prejuicios y discriminación que los hombres mayores o las mujeres más jóvenes.

Sin embargo, algunos hallazgos recientes desafían esta perspectiva, sugiriendo que las desventajas asociadas al género podrían, de hecho, disminuir con la edad. Según esta nueva perspectiva de «convergencia», los cambios relacionados con la edad podrían eclipsar los sesgos de género, dando lugar a percepciones más equitativas de hombres y mujeres mayores.

Angela Shakeri y Michael S. North exploraron estas ideas contrapuestas mediante un metaanálisis sobre cómo las personas perciben a hombres y mujeres en diferentes etapas de la vida. Basándose en la teoría de la interseccionalidad, compararon el apoyo a la hipótesis del «doble enjuiciamiento» con la hipótesis de la «convergencia», examinando cómo cambian los sesgos de género según los grupos de edad. También investigaron si dimensiones específicas de la actitud, como la calidez, la autonomía o el atractivo, influyeron de forma diferente en estas percepciones.

Los investigadores realizaron una búsqueda sistemática en bases de datos académicas, tesis doctorales y actas de congresos para identificar estudios, realizados a partir del año 2000, que midieran cuantitativamente las actitudes hacia hombres y mujeres jóvenes (18-34), de mediana edad (35-54) y mayores (55+). Este metanálisis sintetizó datos de 55 informes independientes, que abarcaron 92 muestras únicas y un total de 37.235 participantes.

Para ser incluidos, los estudios debían reportar actitudes (p. ej., estereotipos, reacciones emocionales, intenciones de comportamiento) hacia al menos dos grupos de edad y género que se intersectan (p. ej., hombres jóvenes vs. mujeres jóvenes, mujeres jóvenes vs. mujeres mayores). Las actitudes se evaluaron mediante diversos estímulos, incluyendo descripciones escritas, fotos, videos, clips de audio e incluso personas reales en contextos de campo. Los participantes abarcaban desde estudiantes universitarios hasta la población general, y las figuras objetivo variaban en cuanto a presentación y entorno (p. ej., escenarios laborales vs. no laborales).

Los investigadores codificaron y categorizaron estos estudios etiquetando características clave como el tipo de actitud medida (p. ej., calidez, competencia, atractivo), el diseño del estudio (intra-sujetos o inter-sujetos) y variables contextuales como el país y la demografía de la muestra. Se compararon las actitudes según diferentes combinaciones de edad y género para evaluar tanto los efectos generales como los posibles roles moderadores de estas identidades interrelacionadas.

Shakeri y North descubrieron que, en general, las mujeres eran percibidas de forma más positiva que los hombres, y los adultos jóvenes y de mediana edad eran percibidos de forma más positiva que los adultos mayores. Sin embargo, al analizar específicamente las intersecciones de edad y género, los resultados revelaron un panorama más matizado. Las mujeres jóvenes y de mediana edad eran valoradas de forma más favorable que sus homólogos masculinos. Sin embargo, en el caso de los adultos mayores, las percepciones de mujeres y hombres eran prácticamente idénticas, lo que sugiere que las diferencias de género en las actitudes tienden a estabilizarse en la edad adulta. Este patrón respalda empíricamente lo que los autores denominan el «efecto de convergencia de género», según el cual las distinciones en las actitudes basadas en el género disminuyen con la edad.

Al mismo tiempo, la evidencia también respaldó la perspectiva del «doble enjuiciamiento», que postula que las mujeres mayores enfrentan un deterioro más pronunciado en la percepción social en comparación con otros grupos. Si bien las mujeres mayores no fueron valoradas más negativamente que los hombres mayores, la disminución de la positividad desde la juventud hasta la vejez fue significativamente mayor para las mujeres que para los hombres. Por ejemplo, la diferencia de actitud entre mujeres jóvenes y mayores fue notablemente mayor que la disminución equivalente para los hombres, lo que indica un deterioro desproporcionado en la percepción de las mujeres mayores.

Además, la naturaleza de la actitud específica medida fue importante. Al evaluar rasgos como la competencia y la autonomía, las mujeres mayores fueron percibidas con menos agrado que otros grupos, aun cuando se las percibía como muy cálidas. En cambio, las intenciones de comportamiento (como la disposición a interactuar o contratar) mostraron un patrón más similar entre hombres y mujeres mayores, lo que refuerza la idea de que la convergencia y la doble incriminación pueden coexistir según la dimensión del juicio. Estos hallazgos subrayan la importancia de examinar múltiples facetas de la actitud, en lugar de basarse en una única medida global.

Una limitación es la falta de datos de países no occidentales, lo que restringe la generalización de los resultados a contextos culturalmente más diversos.

Fuente: Psychological Bulletin

Articulo original:

Título: The Gender Convergence Effect in Older Age: A Meta-Analytic Review Comparing Modern Attitudes Toward Younger, Middle-Aged, and Older Women and Men.

Autores: Angela Shakeri y Michael S. North.

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